Esa era yo

Capítulo 3

Noté como unos brazos me movían encima de la cama. Abría los ojos y me encontré a Isa despertándome. Odio que me despierten de esa forma. Mejor dicho, odio despertarme.

-Venga marmota -me dijo Isa mientras se levanta de la cama e iba hasta su armario-. Ya son las nueve de la mañana.

Mientras Isa se vestía con unos vaqueros negros y un cinturón, una camiseta corta y una chaqueta sobre esta, yo me incorporé para sentarme en la cama.

-Sabes que ayer nos dormimos casi a las cinco de la mañana -añadí molesta.

-Ya lo sé -me contestó con un tono cansado mientras me agarraba de la mano para levantarme de la cama-. Pero habrá que empezar el día en algún momento, ¿no?

Volvió a abrir su armario y lo observó con detenimiento hasta que agarró otros vaqueros, una camiseta corta y una chaqueta a cuadros verde.

-Toma -dijo tendiéndome la ropa delante de mí-. Póntelo y baja a desayunar, podemos hacer tortitas, mi padre no está.

Hice caso y me puse su ropa. Era muy agradable. Bajé a desayunar, Isa había puesto todos los ingredientes para las tortitas encima de la encimera. Normalmente, no podíamos hacerlas,  siempre dejábamos todo echo un desastre. Pero hoy no había adultos así que las hicimos. Isa me dio un delantal blanco, muy simple y nos pusimos manos a la obra mientras escuchábamos música y cantábamos y bailábamos a todo pulmón. Hasta que me puse a bailar con Isa de la mano y se me cayó un huevo al suelo, lo pisé sin darme cuenta y me caí al suelo con Isa encima. Nos reímos las dos tan fuerte que nos dolió la tripa por un buen rato.

Al iniciar la canción de ¨What About Us¨ de Pink, decidí contarle a Isa lo de mi hermana, tenía que confirmarle a Chris hoy la respuesta de su propuesta, pero si le decía que no se armaría un caos, y si le decía que sí también, y la verdad no sabía que hacer.

-Isa -intenté llamar su atención.

-Dime -dijo probando la masa de tortitas mientras sacaba una pequeña sartén de un cajón.

-¿Te puedo contar una cosa? -me miró y levantó las cejas, después apartó la mirada-. Bueno, a ver... -dije sentándome en una silla de la cocina y mientras ella empezaba a echar la masa en el fuego- El otro día mi hermana llegó a casa llorando -ella giró la cabeza rápidamente hacia mí-. Me preguntó que si me podía hacer pasar por ella durante tres semanas -abrió los ojos como platos mientras su tortita empezaba a morir-. Mira a la sartén que se te quema. -ella se volvió de nuevo y se dio la vuelta a la tortita.

-¿Y qué vas a hacer? -pregunto girando la cabeza y apuntándome con una cuchara- ¿Qué le vas a decir?

-Para esto te lo he contado -aclaré mientras ponía los ojos en blanco-. Necesito tu ayuda.

-¿Quieres qué te dé mi sincera opción? -asentí con la cabeza- Yo le diría que sí. Lo único que puede pasar es que alguien te descubra, y eso tiene solución, le pegamos una paliza y ya.

Le fruncí el ceño y le puse una cara extraña.

-Es broma -dijo mientras meneaba la cabeza-. Yo sinceramente le diría que sí. Pero haz lo que pienses que es mejor.

Nos sentamos a comer en la pequeña mesita de la cocina y me puso las tortitas en frente. Después de desayunar y de acordar una página de un libro que se llamaba Esa no era yo, me llevó a mi casa, creo que ella había quedado con alguien, y sospeché que sería con el tal Mike, por que le pregunté si quería que fuera con ella y me dijo que no, cosa que no solía hacer, siempre me pedía que le acompañara. 

Al entrar en casa me percaté de que no había nadie, así que procedí a leer Esa no era yo para adelantar, si no no me iba a dar tiempo. Al cabo de una hora subí a mi habitación y me puse a estudiar. Lo que más me gustaba de estudiar era abrir mi estuche de rotuladores pincel y hacer los títulos de los apuntes. Estuve hasta las cinco de la tarde estudiando y después vi una película mientras comía, se me había hecho bastante tarde...