Noche Difusa

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Enzo percibió un aroma floral cosquilleando en su nariz justo antes de despertar. Cuando abrió los ojos se encontró a sí mismo abrazando a Lucía por la cintura en la cama. Ella aun dormía dándole la espalda. Respiro una vez más las flores de su cabello antes de apartarse de ella para poder verla mejor. Ella llevaba puesta una playera negra que él le había prestado para dormir. Enzo se quedó un rato embelesado en el contorno de su espalda, y como este continuaba su camino hacia la cintura hasta convertirse en cadera.

Comenzó a fantasear con su nuca, se imaginaba besándola y recorriendo el camino descendente de la espalda de Lucía con los labios, yendo tan abajo como ella le permitiese llegar.

Se sentó en la cama intentando poner la mente en blanco. Estar tan cerca de la chica comenzaba a ser peligrosamente abrumador. Tomó algo de ropa limpia y fue directo a darse una ducha, y mientras lo hacía intentaba recordar si se había sentido así cuando estaba con Fátima. "No lo sé" fue lo único que pudo contestarse a sí mismo. Últimamente sentía que los recuerdos que compartía con su exnovia se volvían borrosos muy rápido, pero el sentimiento de desolación interior permanecía.

Cuando volvió a la habitación encontró a Lucía sentada en la cama cruzada de piernas y revisando su teléfono con expresión seria. Le miro un momento y le dedico una media sonrisa mientras él se acercaba.

—Y... ¿Cuál es el plan para hoy? —Le pregunto Lucía una vez que Enzo se había sentado a su lado en la cama, aun con la toalla húmeda en la cabeza.

—No lo sé. ¿Qué quieres hacer?—Él se revolvía el pelo con la toalla.

—La verdad tengo ganas de ponerme bien peda. —

—¿A esta hora? —Dijo Enzo divertido.

—No tonto, pero espero que conozcas algún bar tranquilo; nada de antros escandalosos por favor. — 

—Se me vienen a la mente un par. Tengo algo que hacer a las 4, así que te veré después de eso.

—¿Qué tienes que hacer?—

—Tengo una cita en un estudio de tatuaje. El de mi espalda aún no está terminado, pero hoy debería de quedar. —

Lucía se quedó seria y pensativa por un momento antes de volver a hablar.

—¿Puedo ir contigo? —Le pregunto a Enzo

—¿De verdad? Te vas a aburrir mucho.—

—No importa, tal vez me haga un tatuaje. —

Enzo la miro sorprendido, ella no le había parecido el tipo de chica a la que le gustaran esas cosas.

—Y hago énfasis en el "tal vez", he querido hacerlo desde hace tiempo pero siempre me acobardo. No soy buena con el dolor. —Lucía torció el gesto decepcionada.

—Aun tienes varias horas para pensarlo, no lo fuerces. — 

Sonrió de manera amable, pero cando ella volteo a verlo de nuevo su mirada se volvió inquisitiva de un momento a otro. Ella lo tomó del mentón con firmeza y giro su cara para poder verlo de frente. Enzo por alguna razón sintió que estaba en problemas.

—¿Y esta barba crecida que representa? —Dijo Lucía con una mirada seria pero sonrisa juguetona.

—Amm... Mi manera de rebelarme contra el matriarcado. —Solo dijo lo primero que se le vino a la mente.

—¡Ah! ¿En serio? —Rodeo el cuello de Enzo con sus brazos mientras pegaba su cuerpo al de él. —Resultaste ser todo un rebelde. —

Enzo rio entre dientes, no esperaba que ella fuese a besarlo, lo tomo con la guardia baja y lo besó tan intensa y demandantemente como la primera vez. Una de sus manos comenzó a subir por la pierna de Lucía hasta sus bragas, mientras que la otra se colaba por debajo de la playera para acariciar su espalda y descubrir que no llevaba nada por debajo. Al escuchar sus exhalaciones él podía sentir como despertaba su instinto y crecía la necesidad de tumbarse sobre ella en la cama. 

Mis Noches ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora