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La mudanza se había retrasado casi una semana entera. A pesar de ello, él intentaba mantenerse optimista; después de todo, solo significaba algunos días adicionales durmiendo en el suelo, una incomodidad menor en el gran esquema de las cosas.
Para cuando finalmente llegó el día, se encontró con la tarea de trasladar cada mueble y caja por las escaleras, ya que el ascensor había dejado de funcionar justo el día anterior. Aunque maldijo su mala suerte, se esforzó por no caer en el pesimismo.

Tras un arduo trabajo subiendo y bajando con cargas pesadas, logró introducir todas sus pertenencias en el departamento. "Ahora toca organizarlo todo", pensó. Estaba a punto de comenzar cuando el sistema de alarma de su teléfono le indicó que alguien estaba en la puerta.

Con una maldición silenciosa para el inoportuno visitante, se dirigió a abrir. Allí estaba su vecino de enfrente, Keisuke Baji, con una sonrisa radiante y ligeramente arrogante. La sorpresa fue mayor al ver que Keisuke había preparado algo en una pequeña libreta.

"Hola, soy Keisuke Baji, tu vecino de enfrente, por si lo olvidaste. Me preguntaba si podrías darme tu número telefónico, así puedo enviarte mensajes en lugar de... bueno, escribir en una libreta."

Chifuyu encontró encantador el gesto y no dudó en compartir su número. Así fue como pronto estaban intercambiando mensajes, aunque estuvieran uno frente al otro.

Keisuke se ofreció a ayudar con la mudanza, pero Chifuyu declinó amablemente. Tras una breve charla, agradeció la oferta y se despidieron.

El rubio no entendía por qué Keisuke se tomaba tantas molestias por él, considerando que otros vecinos apenas lo saludaban y preferían evitar el esfuerzo de comunicarse con alguien sordo. Supuso que el pelinegro era simplemente amable por naturaleza y continuó con la laboriosa tarea de acomodar su nuevo hogar.

Baji nunca había sido tan atento con ningún vecino. Él era más bien del tipo que ni siquiera devolvía un saludo en la calle, y nunca imaginó que eso cambiaría. Pero allí estaba, justificándose internamente con el hecho de que era imposible no ser amable con alguien tan encantador como su nuevo vecino.
Había capturado su atención desde el primer encuentro, algo tan inusual que incluso sus amigos se sorprendieron.

⸻De acuerdo, déjame ver si entendí ⸻dijo Nahoya entre risas. ⸻¿Te convertiste en el vecino ideal solo porque el chico nuevo es atractivo? A veces me pregunto si eres estúpido o solo te gusta aparentar.

Los demás amigos se unieron a la burla, mientras Takemichi intentaba mantener la compostura, luchando contra su propia risa. Hakkai mostraba comprensión y Draken observaba divertido la situación pero definitivamente más interesado en la bonita sonrisa de Mitsuya.

⸻Entonces, ¿qué hago? ⸻ preguntó Baji, con un gesto serio que ninguno terminaba de creer.

⸻Para empezar, encuentra una forma de comunicarte con él⸻ sugirió Mitsuya, recuperándose de su risa.

⸻Ya lo hice, por mensaje. ⸻ replicó Baji.

⸻No, me refiero a algo más simbólico ⸻dijo Mitsuya, suspirando ante la incomprensión de sus amigos ⸻ Lengua de señas, Baji Keisuke, lengua de señas.

La idea de aprender lengua de señas parecía descabellada para Baji, pero Draken intervino, explicando que su falta de conocimiento en el tema podía ser una ventaja si sabía cómo jugar sus cartas. Finalmente, Takashi aclaró el plan: pedirle a Chifuyu que le enseñara, así pasarían más tiempo juntos y mostrar interés genuino en su mundo podría parecerle un lindo gesto.

⸻ Pero solo hazlo si tus intenciones son serias, no voy a consentir que juegues con los sentimientos de ningún pobre chico.

Baji sabía que lo eran, aunque dudaba que sus amigos le creyeran. No era de los que jugaban con los sentimientos ajenos; simplemente, nunca había mostrado gran interés en sus relaciones pasadas, lo que había dado una impresión equivocada a sus amigos.
Decidido, optó por seguir el consejo de Mitsuya. Después de reflexionarlo lo mejor que pudo, confió en su amigo, quien era su mejor referencia en asuntos del corazón. Era el único de su grupo de amigos con una relación seria de más de tres años y según lo que sabía él y Draken mantenían lo que se podría considerar algo sano.

𝗦𝗶𝗴𝗻 𝗹𝗮𝗻𝗴𝘂𝗮𝗴𝗲, 𝗕𝗮𝗷𝗶𝗳𝘂𝘆𝘂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora