➪ 05.

144 28 5
                                    

Los días siguientes sus "clases" continuaron con aparente normalidad pese a la inquietud del pelinegro. Sin embargo, si prestabas la suficiente atención... Ahí entre las risas y la desesperación de Chifuyu por hacer que Keisuke entendiese algo, podrías notar que sus rodillas se encontraban con suavidad sentados lado a lado, los pequeños roces de sus manos mientras el rubio intentaba explicarle algo e incluso el brillo en los ojos de ambos al observar al otro.

Mentalmente Baji se pregunto si era posible amar tanto a alguien conociendo apenas poco más de la superficie. Por supuesto no es que estuviese mal, el tiempo es curioso y sin embargo te lleva a conocer a las mejores personas en el momento indicado. Y por conocer no se refiere a conocer a alguien de vista, a ubicar a esa persona en la calle. Conocer a alguien de verdad implica muchas cosas, bastante más complicadas que grabar en tu memoria un par de facciones.

Y Baji Keisuke quería conocer de verdad a Chifuyu Matsuno, conocer aquello que le causaba tristeza, que cosas le alegraban el día y todo aquello que otros le hicieron callar. Conocer esos pequeños detalles que conformaban a la persona que quería a sabiendas de que cada nuevo descubrimiento sería como un nuevo escudo para aquellos sentimientos que cuidaba con tanto recelo.
Moría de ganas por preguntarle esas cosas que no a todos le importan pero para él resultaban primordiales, como sus anécdotas escolares favoritas, que le hacía amar intensamente, como fue su primera mascota o porque su libro favorito era su libro favorito, pero nuevamente la calma de Chifuyu le llenaba completamente y le mostraba la realidad de que habría mucho tiempo para saber cada detalle del rubio, sin necesidad de sacar todo de un tirón.

Baji intenta no dejar que toda la eterna devoción que siente se refleje en su rostro y sin embargo, a juzgar por la forma en que Chifuyu se sonroja y desvía la mirada, ha fracasado completamente.

De pronto, es dolorosamente obvio que ya ninguno de los dos está prestando atención al programa que reproducía la televisión.
El aroma dulzón de las palomitas envueltas en caramelo llena el aire y en tan solo unos segundos, es consciente de lo cerca que están. El rubio emana calidez y Keisuke siente la necesidad de acortar aún más la distancia que los separaba, como si esos pocos centímetros de espacio quemarán.
No podía evitar sentirse avergonzado de sus latidos acelerados, de la respiración entrecortada y las manos inquietas que movía poco disimuladamente, observó nerviosamente como Chifuyu pasaba saliva y entonces la pequeña manzana de adán se mueve bajo su atenta mirada.

Es terriblemente consciente de la ligera sonrisa de su vecino, de su respiración calmada y el latir melodioso de su corazón.
Se dió cuenta que aparentemente él era el único que se había vuelto un manojo de nervios y aún así no pudo sentirse avergonzado por completo, parte de su atención estaba completamente enfocada en Chifuyu.

Mirándolo como si fuera él quién colgará las estrellas del cielo, prestando un poco de su brillo para darles ese aspecto tan bonito.

Era vergonzoso admitirlo pero después Baji ni siquiera estaría seguro de lo que había pasado; vagamente recordaría haberse inclinado sobre Chifuyu hasta juntar sus labios en besos de azúcar y vagamente recordaría la voz de Finn el humano reproduciéndose como un murmullo en la televisión. También recordaría vagamente haberse derretido como caramelo en los brazos del rubio que tan solo lo miraría con una sonrisa y dejaría un rastro de azúcar por sus mejillas.

Entonces, los brillantes ojos de Chifuyu se abrieron, y sus largas y bonitas pestañas se agitaron con delicadeza antes de tomar distancia y sonreírle.

Baji contiene la respiración.

Nuevamente una pequeña distancia los separa, pero está vez ya no quema ni está desesperado por llevarlo a sus brazos.

"Que alivio, creí que jamás ibas a besarme" sus manos se movieron con asombrosa destreza y si no fuera un alumno tan aplicado, quizá no habría entendido lo que dijo.

Y la verdad es que, por un momento deseó no haber entendido, ahora la vergüenza había aumentado exponencialmente y solo fue capaz de dirigirle la mirada a Chifuyu cuando esté tiró amistosamente de su camisa.
Chifuyu lo recibió con una vista preciosa pero mejorable, sonreía ampliamente pero cubría esa sonrisa con la palma de su mano.

El corazón del rubio dió un vuelco cuando sintió como su mano era removida con delicadeza de su rostro y Baji se inclinaba para besarlo por segunda vez, más fugazmente.

⸻ Deja de hacer eso, no puedes simplemente sonreír y esperar que no quiera ver tu bonita sonrisa. ⸻ interpretar las palabras de los labios ajenos jamás había sido tan vergonzoso y apenas atinó a esconder su rostro caliente en el pecho del más alto.

Aferrándose a su camisa, volvió a sonreír.

Jamás admitiría que también había inhalado levemente la colonia del chico, llenándose las venas con ese aroma tan embriagante.

Repentinamente, una idea se enredó en los pensamientos de Keisuke y casi sintió pánico.
Casi podía escuchar las palabras de sus amigos, diciéndole que se había comido el postre antes de la cena, o algo así.

Estaba ahí, con el rubio entre sus brazos, después de haberlo besado en dos ocasiones y todavía ni siquiera tenía preparada una propuesta formal. Se preguntó nerviosamente si sería necesario el permiso de sus padres, y quiso creer que no porque... Bueno, ambos ya estaban bastante mayorcitos. Aún así, se sentía terriblemente mal de no tener nada preparado para el rubio.

Aquella tarde de películas no había sido nada más que eso, una tarde de películas. Jamás se imaginó que iban a terminar de esa manera ni que su necesidad de tenerle cerca lo iba a superar y traicionar de esa manera.

Chifuyu sintió al chico tenso y se alejó levemente, buscando la razón de aquel cambio repentino de humor. Por un momento temió que hubiera cambiado de opinión y que aquello no hubiera resultado tan agradable como lo había imaginado, que quisiera irse y no volver a hablarle. Sus temores se disiparon rápidamente cuando Keisuke comenzó a hablar atropelladamente y disculpándose repetidas veces con ojos de cachorrito que lo hicieron derretirse de ternura.

Chifuyu no estaba segura de haber comprendido todo lo que dijo en ese momento, pero aquello que le siguió si que lo entendió.

⸻Perdón, Chifuyu. Aún no tenía preparada una propuesta pero no me aguante y...

Baji era sorprendente.

Su cabello negro y largo, las facciones ligeramente toscas y la ropa de colores oscuros daba un aspecto intimidante; era difícil creer que no era más que montones de azúcar y palabras nerviosas.

Sonrió, tirándose a sus brazos y escondiendo su rostro en la curvatura dónde el hombro y cuello ajeno colisionaban. Sentía el cabello azabache hacerle cosquillas en el rostro y no logró evitar su risa, maravillando inconscientemente los oídos de Baji.

𝗦𝗶𝗴𝗻 𝗹𝗮𝗻𝗴𝘂𝗮𝗴𝗲, 𝗕𝗮𝗷𝗶𝗳𝘂𝘆𝘂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora