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Durante los días siguientes Baji había encontrado un refugio en el departamento de Chifuyu, al principio solamente iba a visitarlo unas horas durante la tarde después del trabajo, después esas horas se convirtieron en momentos desde el desayuno hasta la cena en casa del rubio y finalmente llegaron al punto en que durmió ahí. En algún momento había comenzado una especie de mudanza inconsciente y ninguno lo noto hasta que una tarde Chifuyu recapacito que había más de un cepillo de dientes en su baño y desconocía algunas prendas de ropa en sus cajones. Se sorprendió a sí mismo cuando en lugar de sentirse invadido, le resultó algo natural y cómodo así que no comento nada al respecto.

A pesar de eso jamás habían compartido una cama al dormir, Keisuke solía quedarse en el sofá las noches que no volvía a su departamento pero ese día en particular estaban viendo una película en su habitación y el alternaba su mirada entre los subtítulos y las imágenes expuestas cuando noto que Baji había dejado de moverse e intentar hacer bromas respecto a la película, llamado por la curiosidad volteo a verlo y no se imaginó encontrarlo profundamente dormido en su cama.

Lo observo sin hacer nada por un largo rato, la película estaba por acabar y él no sabía si debía despertarle o simplemente dejarlo ser y el en cambio, dormir en el sofá de la sala. Al final decidió que no soportaba la incomodidad de los sillones y tampoco tenía el corazón para despertar al pelinegro, o al menos eso se dijo a sí mismo, incapaz de aceptar que tal vez deseaba dormir a su lado. Se levantó con cuidado y rodeo la cama hasta el lado donde descansaba Baji, se inclinó apenas un poco para cubrirlo correctamente con una de las sábanas y luego volvió a acostarse en su lugar, dándole las buenas noches a pesar de que este no podría escucharlo y de hecho aprovechándose de eso, pues le ponía excesivamente nervioso el no poder escuchar como sonaba su propia voz y por ello, no había vuelto a hablar desde esa primera cita que habían compartido.

No fue capaz de ver como Baji sonrió tranquilo, sin abrir los ojos ni decir nada porque no quería avergonzarlo y de hablar sabía que así sería. Era la segunda vez que escuchaba su voz, le parecía adorable y era exactamente como siempre la había imaginado, suave y amable. Se quedó profundamente dormido unos minutos después de eso.

Chifuyu fue el primero en despertar la mañana siguiente, trató de moverse pero unos brazos lo aprisionaba contra el cuerpo a su lado tomándolo por la cintura.
Realmente intento no pensar en la fuerza que aplicaba incluso estando dormido y mucho menos en los músculos expuestos; medito por un segundo que el pelinegro pasaba bastante tiempo en el gimnasio y era tentadoramente obvio.

No tenía ganas de levantarse y mucho menos de despertar a Baji, pero le había costado mucho esfuerzo conseguir empleo y no planeaba perderlo por llegar tarde. Movió uno de sus brazos fuera de las sábanas y lo llevó al rostro del pelinegro, acariciando con poca fuerza su mejilla en un intento de despertar a su acompañante. Baji abrió los ojos lentamente, confundido, tratando de identificar dónde estaba. Respiró con más calma cuando reconoció la habitación de Chifuyu y a este mismo en sus brazos. Si era completamente honesto, no tenía ganas de soltarlo, pero sabía que debía hacerlo. Así que se limitó a dejarlo ir mientras bostezaba, abrazando posteriormente la almohada del rubio y deseando que no fueran muy obvios sus intentos por obtener más del perfume afrutado del rubio en la tela.

Chifuyu se levantó casi inmediatamente porque a diferencia de su novio, él entraba a trabajar temprano y según el reloj en la pared que indicaba las 5:00am, tenía una hora para arreglarse. Baji estaba tranquilo, aún tenía tiempo de dormir un rato más, ir al gimnasio y luego presentarse a su trabajo. Seguía acostado cuando escuchó el sonido de la regadera, ese fue su aviso para levantarse de una vez por todas.

El suave sonido del agua cayendo en la ducha actuó como una alarma en su cabeza.

Había dormido con Chifuyu la noche anterior. Juntos, uno al lado del otro, y como si eso no fuera suficientemente perfecto; despertó con él en sus brazos. Por un momento pensó que si sufría un ataque al corazón en ese momento, entonces moriría en paz.

𝗦𝗶𝗴𝗻 𝗹𝗮𝗻𝗴𝘂𝗮𝗴𝗲, 𝗕𝗮𝗷𝗶𝗳𝘂𝘆𝘂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora