¿Osamu or Dazai?•(Soukoku)

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Nakahara Chuuya era un joven de 22 años recién graduado de enfermería psiquiátrica. Le interesaba ayudar a las personas con transtornos mentales. Planeaba solicitar una vacante en el instituto psiquiátrico Ōgai, incluso su profesora, la doctora Yosano Akiko, le hizo una carta de recomendación. Chuuya era un joven bajo e intimidante, delgado y con porte, con la mirada feroz y gracia en su caminar, una persona sumamente elegante. Constantemente lo confundían con un estudiante de medicina pero el siempre respondía con una ligera sonrisa y humildad "soy el enfermero a su servicio". Aún así, Chuuya aún no escribía su tesis, se había graduado por medio de examen gracias a que le apasionaba tanto su carrera que fue muy sencillo para el pasarlo, aún así sabía que la tesis era importante y quería hacer la suya, el tenía una habilidad hermosa para redactar sus ensayos y trabajos de investigación pero no encontraba el tema ideal para su escrito. El quería encontrar un tema que lo hiciera, irónicamente, enloquecer, necesitaba la inspiración. Y sus plegarias serían escuchadas aunque tuvieran un costo extraño.

Chuuya pensó que trabajando en la clínica Ōgai encontraría algún caso particular para querer escribir de él. Pero no sabía lo que le aguardaba. La Dra. Akiko había escrito una minuciosa carta para el directo de la clínica. El doctor Mori Ōgai, quién quedó sumamente interesado por las habilidades y talentos de Chuuya que Yosano había descrito en dicha carta, Mori en realidad no dudo en llamar a Chuuya para tener una reunión sobre su solicitud, no necesitaba ni siquiera considerar la solicitud, ya trabajaría para él. Porque Mori lo necesitaba para algo especial, para un caso particular en el que llevaba trabajando años, algo incluso demasiado grande para su labor dentro de la clínica. Lo tenía cansado pero sabía que podía confiar en la palabra de Yosano y creía en el muchacho descrito en dicho mensaje, además de que ya no tenía nada por perder. Aunque no lo quisiera aceptar estaba un poco desesperado por encontrar a alguien que pudiera apoyarlo. Sería su última esperanza antes de rendirse.

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En una habitación perfectamente iluminada por lámparas de foco blanco, con tapiz salmón en las paredes y un piso de madera de ébano. Se encontraba arreglando unos documentos con prisa, el joven enfermero Chuuya, el había pasado toda la noche frente al computador investigando sobre algunas enfermadades que le resultarán interesantes para su investigación. Había hojas con listas de las características principales de cada una, otras con casos interesantes y otra dónde anotaba razones por las cuáles escogería ese tema. Sin embargo lo que molestaba a Chuuya no era todo el trabajo que realizó esa organización, sino que nada lo satisfacía, ninguno de los temas que investigó le llenaba de esa pasión por la enfermería psiquiátrica que buscaba expresar en su trabajo. Eso era lo que lo frustraba mientras volvía a organizar los papeles.

Después de ello, se miró al espejo por octava vez. No sólo estaba cansado por su investigación vaga, sino que estaba nervioso por su apariencia. Aunque el siempre cuidaba de su arreglo personal lo importante para hoy era verse profesional, y eso era algo que tenía que cuidar muy bien hoy pues de ahí dependería si todos los días tendría que acostumbrarse a verse profesional. Si lo lograba, se esforzaría al máximo. No sólo con su apariencia, sino con su trabajo honesto y servicial. Tal y como le apasionaba. Tomó su maletín, apagó las luces y cerró la puerta de su habitación para dirigirse abrir otra puerta, la que llevaba años de lado suyo, dónde salía siempre el ruido de un bajo desesperado porque las notas no eran perfectas. Chuuya llamó a la puerta para avisar que entraría a la habitación de su hermano menor.

-Hey, ¿Tan mal va la nueva canción, Ryu?

-Podría cortarme las venas con las cuerdas... Si tuviera las fuerzas para quitarlas de aquí ¿Cómo rayos pegan esto?

-Tú debes dejar de esperar que de la noche a la mañana todo salga perfecto ¿Quién te crió para ser tan ambicioso, eh?-alzó una ceja y sonrió burlón.