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—¡Maldita rata rusa!

—¡Maldito Osamu vendado!

—Te pasé todo, toda mi vida, pero con mi Chuuya ¡No te atrevas!

—¿Cómo llegamos a esto?—el más jóven de la habitación se lamentó.

—Lo siento, Atsushi, no pensé que terminara así—se disculpó Chuuya—Espera ¿Cómo que tu Chuuya? ¡Yo no te pertenezco idiota!

—No diré que se lo dije, jóven Chuuya—expresó Hirotsu con lamento leve.

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El día anterior

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—Y entonces el Doctor Ōgai me dijo "Chuuya deberías empezar a llamar antes, es la tercera vez que vienes a mi oficina"—exclamaba un Chuuya molesto mientras agitaba las manos frente a Hirotsu quién servía el té.

—Y yo le dije "cállese, cállese, dije que no quería ni una sorpresa más y ahora resulta que tiene más hijos, ¡¿No cree que es algo que yo debería saber?!" Y se echó a reír—continuó Chuuya.

—No puede culpar al Señor Mori, jóven Chuuya, usted mismo me dijo que él aún tiene problemas para sobrellevar la vida tras la muerta de Mitsuki...—explicó el mayordomo mientras se sentaba a su lado.

—¿Y sobre ellos?—cuestionó Chuuya.

—¿Los otros hijos?

—¿Por qué no viven aquí también? ¿Le tiene miedo a Osamu o sólo les fue fácil alejarse de todo?

El silencio sólo refutó la teoría que Chuuya se planteaba.

—Es por eso que he decidido llevar a cabo mi plan...—continuó Chuuya.

—¿Plan?—dijo Hirotsu tras entregar su atención a Chuuya.

Pasado unos minutos Chuuya le explico todo el plan que tenía, a Hirotsu, éste tras analizar los argumentos psicólogicos que le daba el jóven, habló.

—No voy a negarme a ayudarte, jóven Chuuya, pero te advierto que no terminará nada bien, llevan mucho tiempo sin verse y nunca se han visto bien tampoco—Hirotsu habló tan seriamente que la advertencia sonaba más a una perdida asegurada.

—Si, si, tú confía en mí y dame sus números—Chuuya sacó su teléfono para proceder a realizar un par de llamadas.

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Ese día, minutos antes...

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Osamu bajaba las escaleras con un Chuuya detrás suyo emocionado, bajando el escalón de puntas para poder cubrir con su mano los ojos de Osamu y su otro mano agarrada a la muñeca ajena para guiarlo.

—Sigo sin entender, que es la emoción Chuuchu—se burlaba Osamu reprimiendose, ya que también se sentía ansioso.

—Ahora verás.

Al llegar a los últimos escalones que daban al recibidor de la mansión, Chuuya retiró sus manos de Osamu, dejándole ver a las dos personas que recién llegaban con sus maletas a la casa.

Osamu quedó paralizado por un instante y luego se conmovió ligeramente, reprimiendo su exhalación y habló.

—Atsushi...—nombró con una emoción, aunque pequeña, muy especial en él.

¿Osamu or Dazai?•(Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora