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—¡Qué pasa con usted!—Mori volteó ante aquel grito acompañado del azote de la puerta de su oficina.

—Ésta vez ni siquiera lo intenté—habló Elise en el marco de la puerta aburrida.

—Oh, Chuuya ¿Cómo te va...—preguntó el doctor mientras su empleado se acercaba agresivamente a su escritorio—de nuevo?

Golpeó un puño en éste.

—Ya veo que no muy bien... De nuevo—completó Mori.

—¡¿Por qué no me dijo que usted era su papá?! 

—Lo ves te dije que eras muy listo

—Doctor...

—Bueno, Chuuya, tú no preguntaste ¿Lo leíste en los papeles?—le sonrió inocente. Y Elise salió de la habitación. 

—Osamu me lo dijo, justo después de contarme toda la historia de su secuestro y...—para éste punto de la conversación Chuuya ya no estaba enojado sólo recordaba con pesar la historia que le había contado su paciente la noche anterior.

—La muerte de su madre—prosiguió Mori con el mismo pesar pero más resignado—Si, ella... Se entendía mejor con Osamu que yo, lo admito, después de todo fue quién lo encontró y lo escogió. Pero yo igual amé a mi hijo desde el primer momento que lo vi jugando ajedrez en el orfanato—Una pequeña sonrisa formó parte de las palabras de Mori.

—¿Por qué no vive con él?—preguntó el enfermero.

—Las cosas son diferentes ahora, no somos una familia feliz, es más... Ya ni somos una familia, los dos estamos rotos—dijo Mori mientras jugaba con un bisturí en su mano.

—No cree que usted tan bien está evadiendo algo, doctor...

—¿Intentas diagnosticarme, Chuuya?

—No doctor, sólo es un consejo como orientadores que somos los enfermeros en ésta área... El fallecimiento de una persona cambia a los que tenían un vínculo con ella de manera drástica, haciendo que tengan otro concepto de sí mismos y su ambiente, por ello se necesita transformarse de nuevo mediante el duelo.

—Eso ya lo sé Chuuya...

—Así cómo sabe que todos pasan diversas partes en éste proceso: shock, negar, sufrir, tristeza, culpa, miedo, agresión—continuó Chuuya.

—Sé que no es culpa de Osamu estar así...—Mori entendía a qué se refería Chuuya.

—Pero finalmente se llega a la reintegración, sin embargo no puede hacerlo sólo y si aún tiene miedo—Chuuya lo miro directamente.

—Yo no tengo miedo Chuuya

—Si lo tiene, tiene miedo de entrar a su casa y ver a su hijo, quién sufre, y no ser capaz ni siquiera cómo médico en esto de ayudarlo. Pero también tiene miedo de perderlo y por eso contrata encargados, aunque él no lo entienda, le demuestra lo que usted siente que es lo único capaz que puede hacer por él. Pero...¿Qué puede hacer por usted miso?  Sino logra adaptarse a la vida sin ella no podrá volver a recuperar a su familia...—Chuuya no tenía miedo en las palabras que acababa de pronunciar, aunque Mori no lo supiera Chuuya entendía mejor que nadie lo que era vivir un duelo y seguir adelante.

—No me oíste, mi familia se perdió...

—Está en esa casa  y lo necesita... Y lo ama, su hijo aún lo ama y sabe que es su familia—Nakahara se arriesgaba a perder con Mori respeto pero estaba dispuesto con tal de ayudar a Osamu.

—Wow Chuuya—dijo con una sorpresa muy controlada—seguro le encantas a Osamu.

—¿Hah?—Chuuya no podía creer que fueran padre e hijo adoptivo cuando tenían el mismo sentido del humor roto en momentos serios, y porque sabía que si, Osamu estaba encantado, y ni siquiera vivían juntos—son igualitos—dijo entre dientes molesto y empezó a retirarse.

¿Osamu or Dazai?•(Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora