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Habían dado las tres de la mañana y los dos por fin habían caído rendidos, el día anterior se la pasaron hablando y riendo de cosas sin sentido, hacia mucho que no compartía lo que pensaba o sentía con alguien más. La conversación que tuvieron ayer le dejó mucho que pensar, para evitar que Jimin durmiera en el incómodo sofá decidieron compartir su cama.
Tuvieron que dormir lo más juntos posibles para que ninguno se cayera a mitad de la noche, estaba más que agotado, a la mañana siguiente el primero en despertar fue él. Se estiró lo más que pudo para dejar toda es atención en sus músculos irse, revisó la hora en su teléfono; aún era temprano para ir por algo de comer.

– Tengo hambre - dijo un medio dormido Jimin.

– Iré por algo de comer, ya vuelvo - dicho aquello dejo dormir a su amigo un rato más, estaba seguro que si se apuraba podía agarrar unos bollos y dos cajitas de jugo.

Emprendió camino hacia la cocina, solo esperaba que la señora Choi no estuviera ahí por que si no le regalaría por no bajar a tiempo. No es que no le gustara la señora Choi, al contrario le tenía miedo, una vez llegó ahí se asomó por un hueco de la puerta. Para su fortuna no había nadie, con mucho silencio rebuscó por sus objetivos hasta poder encontrarlos.
Celebró con un pequeño bailecito al ver que había un molde con comida y su nombre escrito es ella, se metió los bollos a los bolsillos y justo cuando iba a salir de la comía una voz llamó su nombre. Un escalofrío recorrió su cuerpo, quiso mirar hacia atrás pero sabía quien era, lentamente giró su cabeza encontrándose con su más temible oponente.

La mujer llevaba una bolsa llena con verduras y otras cosas más, en cuanto vio a Hoseok le lanzó un ramo de cebollas verdes en un intento que detenerlo; pero era muy tarde. Hoseok se metió otro bollo de pan a la boca y salió corriendo de ahí, si se hubiera tardado más estaba seguro que le lanzarían patatas a la cabeza.

En cuanto logró su cometido subió las escaleras a toda velocidad, tenía miedo que la mujer lo estuviese persiguiendo y le quitara su botín. Una vez llegó a la seguridad de su cuarto se encontró con un Jimin medio dormido, dejó la comida en el sillón y se acercó al bajito.

– Hora de comer Jimin-ah, ven - jalo se su brazo y lo obligó a sentarse junto a él – Encontré algo de jjajangmyeon y arroz, toma tienes que comer algo - le entrego el otro par de palillos a su amigo.

Los dos comieron en silencio, no había mucho que decir después de que ayer desahogaran sus penas. El mayor se sentó un poco mejor después de haber hablado con Jimin, de verdad que necesitaba que alguien lo escuchara y no lo juzgara por quien era. Aunque no se esperó escuchar que YoonGi no dejaba de preguntar por él, la última vez que lo vio se encontraba algo distante con el y con el resto, sabía que Min no era el mejor socializando y que prefería lugares con menos personas.
Algo que le gustaba de él.
Con el tiempo se fueron alejando más y más, por más que quería estar cerca del pálido el simplemente se alejaba de él como si tuviera algún virus.

– Jimin-ah, ¿sabes por qué YoonGi se aleja de mi casa vez que estoy cerca de él? - preguntó rompiendo el silencio, el de cabellos anaranjados lo miró un poco confundido. Claro que sabía el porqué, pero el no era quien para decirle al mayor.
Park solo negó y volvió a comer, se metió un trozo de pan a la boca para evitar hablar del tema, no quería confundir a Hoseok mas de lo que ya estaba – Voy a tomar eso como un no - el castaño frunció el ceño, justo cuando había contestado a la mitad de sus preguntas existenciales otras llegaban a atormentarlo más.

Era como si cada vez que estaba cerca de encontrar las respuestas algo siempre le salía mal, estaba confundido y más estresado, tomó su teléfono y busco la última conversación que tuvo con el de tez pálida.

YoonGi 🐱:
Hoseok..
Te extraño.. por favor, regresa

Aquella vez pensó que de cabellera menta estaba borracho, o algo por el estilo, pero ese no fue el caso. Desde que Min supo que Hoseok se iría lejos había caído en depresión, había dejado de comer y comenzó a alejarse de los demás.
Se la pasaba encerrado en su cuarto, solo, aquel día una tristeza enorme lo envolvió por completo al encontrar fotos de él y Hoseok juntos. Deprimirse por algo como aquello podía ser insignificante para los demás, pero los demás no veían a Hoseok como el lo hacía.
En un pobre intento de contactar al azabache le mando aquel mensaje, tal vez no significaba nada pero el escribir aquellas palabras decían más que mil palabras.

Inconscientemente se había dejado llevar por sus sentimientos y, cuando se dio cuenta había sido muy tarde puesto a que Hoseok simplemente dejó de hablarle a los demás. Al principio se sintió culpable, se quiso hacer la idea de que había sido su culpa de que Hoseok no diera señales de vida; pero en realidad el azabache no sabía cómo responder ante aquellas palabras.
Cuando estuvo en su punto más bajo los dos estuvieron el uno para el otro, aquel lazo que tenían era lo más preciado en el mundo. El de cabellos menta desbloqueó su teléfono esperando por alguna notificación, de le había hecho costumbre mirar el aparato en espera de alguna señal del contrario. Por dos largos años espero, quiso darse por vencido pero ¿que tal si Hoseok le mandaba un mensaje?.

Desde lo más profundo de su corazón deseaba que la pantalla de iluminara y una notificación lo esperaba, solo quería saber si el azabache estaba bien, tan solo quería poder volver a verlo. Derrotado apagó el aparato, estaba cansado de esperar, puso su teléfono debajo de la almohada.
Prosiguió a cerrar sus ojos para poder dormir un poco, hacia días que no dormía. Estaba cansado.

Lo único que quería era que Hoseok lo abrazara y le dijera que todo estaría bien. Aquella noche deseo por poder volver a verlo una vez más, tan solo por un momento.

𝘯𝘢𝘳𝘤𝘰𝘭𝘦𝘱𝘴𝘺 ° 𝐣𝐡𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora