Intro: Her

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Muy dentro de él no sabía cómo había llegado a la situación en la que se había metido, lo único que quería era poder ser una persona normal, con problemas normales pero ese no era su caso. Todo había cambiado desde el momento en el que se tomó la primera pastilla, se odiaba así mismo y eso era algo que no podía cambiar.
No era el mejor, eso le quedaba más que claro, pero, ¿qué más podía hacer?. No es como si el tuviera control alguno de su cuerpo, había olvidado aquel sentimiento de ser feliz. Odiaba su enfermedad, la odiaba, no culpaba a su madre; ella no tenía la culpa de que él tuviera narcolepsia. Los medicamentos que le habían sido mandados solo lo hacían sentir peor, había intentado fumar marijuana para hacerlo olvidar de sus problemas pero no funcionó. Sus días eran grises, no tenía sentido seguir viviendo puesto a que la narcolepsia trajo consigo un amigo: una enfermedad cardiovascular.

Si pensaba que su vida no estaba más jodida pues estaba en lo incorrecto, no le gustaba preocupar a su familia cada vez que le daba un paro cardiaco o aún peor un derrame cerebral. No le gustaba ver a su madre preocupada, o a su padre trabajando horas extra, los quería ver siendo felices y viviendo vidas normales.

Al cumplir los 17 años sus padres decidieron que lo mejor era que fuera a un hospicio, no querían ver a su hijo menor sufrir. Tomar aquella decisión fue la más difícil que pudieron haber tomado, no querían abandonar al menor de los Jung en un hospicio. Era cierto que no tenía una enfermedad terminal pero, era la mejor opción que le quedaba a Hoseok. El despedirse fue duro, no quería que sus padres se fueran y lo dejaran solo, pero entendía el porqué habían tomado aquella decisión y no los odiaba por eso.

La casa de hospicio era bastante agradable, con el tiempo se hizo amigo de todos los pacientes de ahí, por fin podía sonreír de nuevo. Se sentía tranquilo, sabía que en cualquier momento podría tener un paro cardíaco y que eso terminaría su vida pero, ¿por qué debía preocuparse de eso ahora?.

Era cierto que tenía una enfermedad incurable, y que podía morir en cualquier momento pero quería disfrutar del tiempo que le quedaba. Había visto a uno que otro paciente fallecer, pero no estaba triste por ello porque el sabía que ellos se encontraban en un lugar felices y sin preocupaciones. Jung había sido admitido como un paciente como un paciente con una enfermedad al corazón, ya que además de tener que lidiar con la narcolepsia su corazón comenzaba a fallarle.

Tal vez si iba a morir después de todo, sonaba algo pesimista pero ¿que podía hacer cuando sabías que podrías morir en cualquier momento?. Nada, no podía hacer nada, o eso quería creer hasta que la conoció a ella. Puede que sea un poco cliché de su parte, pero cuando conoció a Se Ri, ella era un poco peculiar. La podía distinguir entre los pacientes, siempre usaba unas pantuflas blancas con pequeñas florecillas, y siempre llevaba puesto un suéter amarillo con botones de flores.

Desde que llegó el al ir te del hospicio era más alegre, todos sonreían cuando la veían pasar, es como si su presencia hiciera a todos feliz. El también tenia aquel aura, solo que ella era diferente en todos los aspectos, todos los días se la pasaba espiándola y observándola. Sonaba algo extrañó ya que se veía como todo un acosador, pero quería saber más de ella y el porqué había sido internada en el hospicio.
Cuando estaba cerca de ella se volvía tímido y sus mejillas se ponían rojas, aveces no dejaba de pensar en ella y eso provocaba que su corazón se acelerara.

Yoon Se Ri, el escuchar ese nombre hacía que su mundo solo girara alrededor de ella, con el tiempo la conoció más y más, y sin quererlo se enamoró de ella. Era divertido la forma en la que confesó sus sentimientos por ella, había preparado un hermoso día en la playa pero todo fue arruinado por la lluvia.
Se habían escapado e ido a escondidas de las enfermeras, al final no todo salió como esperaba y los dos terminaron enfermos. Los siguientes días fueron los más aburridos, la temperatura había subido y nadie quería estar afuera excepto por aquel par. La compañía del otro les era más que suficiente, sentados bajo la sombra de un árbol se pusieron a fantasear sobre lo que harían si no estuvieran enfermos. Se Ri siempre quiso def dueña de una pequeña florería, mientras que Hoseok no tenía la más remota idea.

El solo quería estar al lado de Se Ri, quería poder estar presente en su vida y verla sonreír sin ninguna preocupación.

Había pensado en que decirle, y lo único que se le vino a la mente fue decirle que le gustaba y que le gustaría abrir una pequeña florería junto a ella. Era más que obvio que aquel par de gustaba, pero Hoseok no quería forzar a Se Ri a regresar sus sentimientos hacia él. No quería que se viera forzada a gustarle, sin embargo ese no fue el caso, aquella pequeña frase cambió su mundo. Se sentía feliz, después de tanto tiempo por fin podía ser feliz con alguien a quien quería con todo su ser. 
Su relación con Se Ri nunca cambió, excepto por uno que otro beso y entre otras cosas. Le gustaba verla feliz, verla sonreír y reírse de las cosas la tontas, los dos hacían una bonita pareja que les traía alegría a los demás en el hospicio.

Se Ri había sido su salvación, aquella persona por la que espero tanto tiempo por fin había llegado o eso quería pensar.

𝘯𝘢𝘳𝘤𝘰𝘭𝘦𝘱𝘴𝘺 ° 𝐣𝐡𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora