"ETIQUETAS"

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_ ¿Por qué no le respondiste? - pregunto con curiosidad, él está trabajando en la computadora que tiene delante, ni siquiera me está prestando atención.

_ ¿Hm? - pregunta distraídamente sin desviar la mirada de la pantalla.

_ A la señora que preguntó si éramos novios, ¿por qué no le respondiste?

Esta vez obtengo un encogimiento de hombros como respuesta.

_ No lo sé - responde a la defensiva - No quería quedar mal con ninguna de las dos.

Su respuesta me hace gracia, cómo después de todo este tiempo va a pensar que algo tan trivial como eso pueda importarme.
Me acerco y me interpongo en lo que está haciendo sentándome a horcajadas sobre él.
Automáticamente su atención recae en mí, me repasa de pies a cabeza con cautela, dudoso ante mi reacción y posa sus manos en mis muslos sin apartar sus ojos de mi rostro.
Reduzco el espacio que separa nuestros labios, tentándolo, sin romper el contacto con sus ojos.

_ ¿Por qué quedarías mal conmigo? - pregunto usando el tono más inocente que consigo adoptar - Ambos somos conscientes de lo que hay entre nosotros - muevo mis caderas lentamente sobre su regazo - No necesitamos ninguna etiqueta estúpida. Tú eres mío - digo mientras acaricio su labio inferior con mi pulgar - Y yo soy tuya. Así de simple.

Lo siento jadear cuando vuelvo a mover mis caderas y aprieta el agarre en mis glúteos.

_ Me vuelves loco - dice con voz ronca - No sé cómo lo haces ni por qué pero me vuelves loco y te voy a follar aquí y ahora - demanda levantándose conmigo encima, mis piernas alrededor de su torso y me aprisiona contra la pared más cercana.

Comienza a dejarme besos húmedos por todo el cuello, las mejillas y el mentón mientras sus manos pasean por mi cuerpo despertando cientos de sensaciones y sus caderas arremeten contra mi sexo haciendo evidente la erección en su entrepierna.

_ Así que eres mía - ronronea contra mi oído y atrapa el lóbulo de mi oreja entre sus dientes mientras yo me deshago en jadeos y gemidos - ¿Sabes?, para alguien que se proclama como mía eres bastante tacaña con cierta parte de tu cuerpo - y aprieta mis nalgas para dar énfasis a sus palabras - me muero por probar ese culito tuyo.

Me observa detenidamente tras esas palabras con sus ojos oscurecidos por el deseo, yo no sé qué responder así que solo trago en seco. Sus ojos se deslizan hacia abajo y...

_ Esto me estorba - dice deslizando mi blusa por mis brazos hasta quitármela y la lanza al suelo para observarme con el ceño fruncido - Esto también está de más - agrega en tanto me quita el sostén dejando mis pechos al descubierto - Ahora sí, estás perfecta - sus dedos rozan mis pezones erectos arrancándome un jadeo.

Sin previo aviso, acerca su boca y comienza a chupar y dar lengüetazos jugando con ellos, apretujándolos y prendiéndose gustoso mientras yo me vuelvo puros gemidos.
Mis caderas comienzan a tomar vida propia moviéndose en busca de más fricción. De repente comienza a moverse y lo próximo que sé es que caigo en un mullido colchón con él sobre mí.
Sus manos descienden hacia mis caderas desprendiéndome del resto de mi ropa dejándome solamente con el tanga que llevo puesto, una diminuta muestra de tela bastante provocativa, de las que sé que le gustan, el brillo en sus ojos me lo dice cuando las detalla.

_ Mi pequeña pervertida - ronronea con una sonrisa pícara en el rostro - Te encanta provocarme.

Y adiós tanga, con un firme tirón me las arranca agregándolas a mi lista de ropa interior rota.
Me observa con una mirada hambrienta, me tiene a su merced, excitada, desnuda y abierta de piernas para él.
Se deshace de su pullover dejando su torso al descubierto para luego ir a por sus pantalones, quedando solamente en bóxer, el cual se ciñe a su cuerpo dejando evidente el bulto en su entrepierna. Una vista perfecta.

_ Hoy sí que vas a ser completamente mía.
Me estremezco ante sus palabras.

Toma una de mis piernas y comienza a dejar un camino de besos húmedos, sin prisas, tomándose su tiempo, torturándome con cada roce de sus labios. Una tortura deliciosa.
Una vez que llega a mi centro me degusta a su antojo haciendo maravillas con su lengua y su boca, arrancándome cientos de gemidos. Mi espalda se arquea y una de mis manos se enreda en su cabello incitándolo a continuar. En algún momento nuestras miradas se encuentran y joder, la imagen de su cabeza entre mis piernas es excitante, me enciende más todavía y para rematar introduce un dedo en mi interior, y luego otro, mientras que con su otra mano acaricia uno de mis pechos. Es increíble como tiene la capacidad de hacerme perder la cabeza de puro placer, llevándome al cielo y la infierno a la vez.
Siento uno de sus dedos jugar con mi otra entrada, al principio me resulta extraño, pero no llega a ser molesto, la verdad es que llegados a este punto no me importa lo que haga conmigo, no cuando mi cuerpo está a punto de desarmarse en cientos de pedazos.
El orgasmo me llega con más fuerza que nunca y me estremezco de pies a cabeza, mi cuerpo preso de espasmos exquisitos, con su nombre entre mis labios.

_ ¿Confías en mí?- me pregunta y apenas me las apaño para asentir, ya he perdido la capacidad de emitir respuestas coherentes.

Con una habilidad pasmosa me voltea en la cama dejándome apoyada sobre mis codos y rodillas con el culo en pompa.

_ Justo como me gusta - lo oigo decir en tanto lleva sus manos a mis nalgas antes de pasar su lengua a lo largo de mi intimidad, hasta mi ano, donde se toma su tiempo.

Mi cuerpo se tensa, expectante, esperando un dolor que nunca llega. Su lengua es sustituida por sus dedos que entran y salen con destreza, dilatándome.
Poco después siento el ruido de un envoltorio abriéndose, sus dedos sin dejar de moverse en mi interior hasta que siento que su movimiento cesa y algo más entra en su lugar, poco a poco.

_ Joder, estás tan apretada.

Se inclina hacia delante depositando un beso sobre mi hombro y una de sus manos llega hasta mi clítoris estimulándolo.
La incomodidad es sustituida por placer y sus acometidas se van intensificando. Sus gruñidos se hacen presentes, me sujeta por las caderas y marca su propio ritmo... ya siento el segundo orgasmo formándose en mi interior y de repente noto que se quita el condón y se introduce en mi vagina mientras sigue jugando con los dedos en mi otra entrada.

_ Córrete otra vez para mí - me pide, y sus palabras son el detonante para que mi cuerpo quede extasiado entre sus brazos con el toque tibio de sus fluidos sobre mi espalda.

"RELATOS ERÓTICOS"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora