"SUEÑO FRUSTRADO"

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Si me preguntaran cómo es que llegué a este momento, la verdad, no tengo ni idea… vale, eso quizás me hace parecer una mentirosa.

Un bar, dos chicos apuestos y un trago, o más bien, varios tragos, creo que sería el resumen de cómo terminé en una habitación “desnuda” con dos hombres. No es que me esté quejando, es solo que en mi sano juicio no hubiera caído ante tal tentación… maldita sea mi curiosidad.

Todo está confuso en mi cabeza, los recuerdos un poco borrosos, la música, el baile, las rondas de tequila… solo soy consciente de los dos pares de manos extrañas sobre mi cuerpo, tocando, explorando… curiosas. En algún momento mi ropa desapareció porque estoy desnuda, completamente expuesta a ellos y lo peor es que no me avergüenza, supongo que el alcohol hizo lo suyo.

El caso es que siento cómo el que está detrás de mí, coloca mi pelo sobre un hombro y el suave roce de sus dedos con mi piel en aquel sencillo gesto me estremece. Luego acerca su rostro a mi cuello expuesto y su cálido aliento me eriza de pies a cabeza endureciendo mis pezones. Deposita un beso allí, donde mi pulso late desbocado, y continúa su camino hasta mi oreja, atrapa el lóbulo entre sus dientes, ejerciendo una leve presión, para luego soltarlo y volver a descender por mi cuello hasta el hombro, dejando todo un rastro de besos húmedos y mordiscos suaves a su paso. Mientras, sus manos trazan caricias por mi espalda y mis costillas, asienta una en la curva de mi cintura y deja que la otra descienda hasta mis nalgas para jugar con ellas.

Por supuesto que el otro no está ocioso. Sentado en la cama frente a mí, tiene sus manos posadas en mis pechos, masajeándolos, apretujándolos a su antojo… hasta que sustituye una de sus manos con su boca para degustarlos como se debe…

Joder, aquello es torturoso. Mi cuerpo arde de deseo, estoy húmeda, excitada, con un dolor delicioso en mi centro de placer y calor, mucho calor… solo se oyen nuestras respiraciones y mis gemidos, porque oh, sí, no puedo retenerlos. Sus manos son expertas y sus bocas hacen maravillas.

Mis manos comienzan a sentirse ociosas, hormiguean deseosas de tocar, de explorar, e incapaz de detenerlas una termina sobre la cabellera castaña que tengo entre mis pechos, mis dedos enredados en su pelo incitándolo a continuar, en tanto la otra encuentra su camino hacia atrás hasta dar con su objetivo… un miembro duro y viril que se roza con mi espalda baja. Se me seca la boca. Comienzo a masajearlo lentamente disfrutando de la suave textura, provocando un jadeo junto a mi oído, que me enciende más todavía, y la mano que acaricia mis nalgas se cuela entre mis piernas…

_ Así me gusta, bien mojada – me susurra con voz ronca.

Sus dedos se mueven con destreza entre mis pliegues. Ya me siento cerca de explotar, aquello es exquisito. Mis gemidos aumentan de decibeles y para rematar introduce un dedo, luego otro, y la forma en que entran y salen… es suficiente para hacerme estallar. El orgasmo me recorre por completo, estimulando cada maldita célula, mi cuerpo preso de espasmos deliciosos.

_ Sí, así, córrete para nosotros – dice el otro en un tono bajo e íntimo.

Si me hicieron venirme así con solo sus manos no quiero ni imaginarme lo que sería tenerlos dentro de mí… me muerdo el labio inferior de solo pensarlo. Mi cara debe ser el puro reflejo de la indecencia.
Mis piernas se sienten de gelatina, creo que me hubiera caído de no ser porque unos brazos fuertes me sujetan.

El chico que tengo delante se acomoda mejor en el colchón, recuesta su espalda a la cabecera de la cama y me guía para que me siente a horcajadas encima de él.

Ahora es mi turno y no me hago de rogar... comienzo dejando besos y mordiscos por su cuello y poco a poco desciendo por su pecho hasta sus tetillas, me detengo allí jugando, mordisqueando y dando lengüetazos, primero una, depués la otra. Siento sus músculos tensarse y sus jadeos son música para mis oídos. Continúo con el recorrido por su abdomen, un ligero mordisco en el ombligo y sigo... hasta llegar a su polla.

He perdido de vista al otro pero el sonido de un emboltorio abriéndose y el colchón hundiéndose detrás de mí lo delatan. Para el momento en que introduzco el miembro en mi boca el otro me penetra de una sola estocada y mi gemido queda sofocado.

Ahí, en ese momento, apoyada en mis codos y rodillas con el culo en pompa mientras me penetran con movimientos lentos a la vez que degusto de otra polla en mi boca me siento vulnerable... y a la vez, terriblemente excitada.

El timbre de un teléfono llena la estancia, un dolor en mi cabeza me hace incorporarme y abrir bien los ojos. Al principio estoy un poco desorientada, todo está a oscuras y no es hasta que me adapto un poco a la oscuridad que noto que estoy en mi habitación, sola, con la respiración a mil, sudada y con un dolor en la entrepierna que me hace presionar los muslos.

El sonido que me despertó no es más que mi querido teléfono que yace a mi lado sobre la mesita de noche y al parecer me he golpeado con la pared en un intento desesperado por apagarlo. Genial.

¡Joder! ¿En serio? ¿Un sueño? ¿Y me tenía que despertar justo ahora?

"RELATOS ERÓTICOS"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora