ʙᴀᴍʙᴏʟᴀ. | ꜱᴛᴀʀᴋᴇʀ |

| 4.- ʙᴜᴏɴ ɴᴀᴛᴀʟᴇ, ʙᴀᴍʙᴏʟᴀ |

La reputación de Tony jugó a su favor y en el de Peter. Cuando Lutz lo llevó al decano, quien ya se dirigía a su casa con su esposa e hijos, ni siquiera entendieron las razones por las que Stark irrumpió en la oficina del maestro. Después de todo, la razón por cuatro años fue la misma: Tony quería molestar a su padre. El decano podría cerrar los ojos ante todo esto, porque hacía tiempo que estaba acostumbrado a tales trucos, pero entonces Lutz no lo habría dejado atrás. Tuvo que llamar a Howard Stark justo antes de las vacaciones e ingresar otra reprimenda en el archivo personal de su hijo. Lo único que confundió al decano esta vez fue que Tony no estaba sentado frente a él con una sonrisa de suficiencia, tratando de poner los pies sobre la mesa. Tony dio un paso atrás y parecía realmente molesto.

De camino a casa, Stark sintió que el viento frío de diciembre soplaba debajo de la sudadera que le había quitado a Peter. Omega no se estaba vistiendo para el clima, por lo que el Alfa se alegró de estuviese ahora con su chaqueta abrigada. Si Peter lo dejara, Tony le daría artículos de temporada. Pero tan pronto como lo pensó, él mismo se asustó por sus propios impulsos. Una preocupación similar para los Omegas está en la naturaleza de los Alfas, pero solo cuando los eligen como su pareja. Sí, pensó Tony, es hora de dejar de enterrar la cabeza en la arena y admitir que estaba enamorado de Parker hasta los tomates. Y después de todo, encontró a alguien, de todas las opciones posibles que tenía, Stark fue enganchado por el que se erguía como un bastión inexpugnable.

Deteniéndose cerca del puesto, Tony comenzó a mirar los paquetes de cigarrillos. Dejó de fumar hace seis meses, casi tan pronto como lo probó, por lo que ni siquiera podrías llamarlo fumador. No era para él, pero por alguna razón ahora, cuando pensaba en el escándalo que lanzaría su padre justo en frente de su madre, insoportablemente quería inhalar el humo acre de nuevo. Tony, en cambio, aguantó más de un mes, quería ser un buen hijo esta Navidad, pero no funcionó. Howard estaba seguro de dar una reprimenda en la cena, esa era su naturaleza.

—¿Estás interesado en algo? —preguntó el chico que abrió la ventana del puesto. Tony salió de su aturdimiento al darse cuenta de que había estado parado a la luz de una lámpara solitaria y no se había movido durante cinco minutos. Desde fuera, probablemente parecía un maníaco.

—No —sonrió Stark, sacudiendo la cabeza negativamente, y caminó más hacia la parada del tranvía.

Fue privado de su automóvil personal por iniciativa de su padre desde principios de este semestre. Y el tranvía, para su ya buena suerte no llegaba, tuvo que esperar mucho tiempo y temblar por la nieve húmeda, la cual trató de volar hacia Stark por el cuello. Pero todos estos problemas eran una nimiedad comparados con los ojos tristes de la madre que imaginaba Tony. No podía creer que hubiera puesto a alguien por encima del buen humor de Mary en Navidad. Era difícil soportar todavía la idea de que se enamoró de un Omega por primera vez. En Peter.

Con la vergüenza consumiéndolo por completo, pero Tony llegó a su casa. En principio, ni siquiera se dio cuenta de lo largo que era su camino habitual, porque los pensamientos sobre enamorarse lo perseguían. Al entrar, Stark se quitó las zapatillas en un pasillo estrecho, aferrándose a la pared con el hombro, caminó por el parquet oscuro hasta el dormitorio, en el que no había nada más que una cama y un armario. Sus padres le compraron esta casa de un piso, que tenía mucho espacio y luz, pero Tony no buscó instalarse en ella. Durante casi cinco años de estudio, estas mansiones le servían solo para dormir y hacer fiestas, por lo que en cuanto a muebles, aquí solo había lo necesario.