Jiang X1n

Capítulo 16: Formalidades abandonadas

    

"Voy a salir un rato". Li Sui se fue a toda prisa.

Yan Ke se echó a reír. "¿Cómo es que tu hijo es tan inocente?".

Lu Shang miró la espalda de Li Sui. Estaba de buen humor, sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba.

En la cubierta, una ligera brisa acariciaba la cara de Li Sui, quitándole el sudor de la frente. Se apoyó en la barandilla, y su dedo índice se dedicó a trazar sus propios labios. Era como si alguien hubiera activado la función de bucle en su cerebro, estaba rememorando la refrescante sensación que se extendía a lo largo de sus dientes una y otra vez. Dulce y suave, mezclado con una refrescante frialdad y distanciamiento, así era el sabor de Lu Shang. Li Sui reía incontroladamente en el viento, era como un sueño hecho realidad, no podía creerlo. Lu Shang le besó; ¡compartieron un beso! Como si un sueño de toda la vida se hubiera hecho realidad en un instante, estaba tan emocionado que no tenía ni idea de qué hacer.

Li Sui se dio la vuelta, de cara al barco. Las luces titilaban en el vasto mar; eran como estrellas que brillaban en el cielo nocturno. Toda la incomodidad y la ansiedad que sintió cuando subió por primera vez al barco habían desaparecido, todo se convirtió en dulzura. Incluso las risas coquetas de las prostitutas sonaban ahora agradables, todos los recuerdos que tenía de este lugar se convirtieron en agradables en un instante.

Bajo la ligera brisa, incluso comenzó a soñar. Tal vez, sólo tal vez Lu Shang le gustaba de vuelta. Aunque sólo fuera un poco, tal vez él era al menos algo especial en el corazón de Lu Shang.

Tal vez fuera lo mismo para todas las almas enamoradas. Siempre aborreciendo su propio pensamiento exagerado, pero sin poder abstenerse de buscar pistas, pistas que pudieran confirmar esas mismas conjeturas ridículas. Reacio a desprenderse de esa posibilidad de esperanza entre un millón, aun sabiendo muy bien que estaba soñando lo imposible. Esto describía perfectamente el estado emocional actual de Li Sui.

No podía dejar de recordar cómo Lu Shang siempre cuidaba de él, cómo era siempre amable y meticuloso. Siempre llevaba una ligera sonrisa, su mirada era amable y considerada... Li Sui se detuvo allí, debía estar loco para siquiera pensar en eso, ¿por qué algo tan delirante aparecería en su mente?

Tal y como estaba, Lu Shang podría haberlo tratado demasiado bien, tan bien que Li Sui casi se olvidó de que Lu Shang era su benefactor; su relación se derivaba de una cosa: un contrato. Lu Shang no sentía ningún deseo sexual por él, sino que tenía un sentimiento de compasión y cuidado. Se sentía más como si hubiera sido adoptado por Lu Shang, y éste realmente lo trataba como a un niño. Dormían juntos en la misma cama todas las noches, si Lu Shang realmente tuviera algún deseo por él, ¿no habría actuado ya Lu Shang sobre él?

A medida que sus pensamientos llegaban a este punto, su estado de ánimo extasiado comenzó a morir. Empezó a sentirse un poco deprimido incluso bajo el viento frío. Se sentía un poco cansado mientras sus emociones oscilaban de un lado a otro.

Me he ido demasiado tiempo. Li Sui se pellizcó el puente de la nariz. Al volverse hacia la barandilla, tropezó.

Lu Shang estaba apoyado con pereza en la barandilla, balanceando un vaso de vino espumoso. Miraba a Li Sui sonriendo, pero al mismo tiempo no, por lo que parecía, Lu Shang llevaba ya un rato allí.

"Tú, ¿tú has venido aquí?" A Li Sui se le torció la lengua, sólo pensar en que Lu Shang podría haber visto todas sus expresiones tontas le hizo sonrojarse de nuevo.

Lu Shang entregó la copa de vino a Li Sui, "¿En qué estás pensando?"

"No mucho". Li Sui respondió. Enterró la cabeza en la bebida, el olor a alcohol era suave, con los sabores de frutas mezclados, haciendo que la bebida fuera bastante refrescante. Terminó la mitad del contenido y a través del cuerpo del recipiente de cristal, vio a Lu Shang. Lu Shang estaba de cara al mar, con los codos apoyados en las barandillas. Sus ojos miraban al cielo, arqueando el cuello y destacando la atractiva protuberancia de su garganta. El viento le alborotó el flequillo, los suaves mechones revolotearon en el aire, deslizándose por su puntiaguda nariz.