Capítulo 15
Segundo
William
Cerré la puerta. Ese maldito de Reed soltó a mi esposa. Estaba cegado por los celos y quería golpearlo pero me di cuenta de que Ana había estado llorando. ¿Qué estaba pasando aquí?
-William...-dijo ella y corrió hacia mí. Me abrazo y yo le correspondí sin quitar mi vista de Reed, él solo sonrió.
-¿Está todo bien?-le pregunté a mi esposa mirándola a los ojos, aun llorosos.
-Sí, solo, yo solo...Francine vino a verme y me he peleado con ella.-respondió quitándose lágrimas de los ojos. Lady Harrinton según sabía, era la mejor amiga de mi esposa ¿Pero por qué se habrían peleado? ¿Sería cierto que habían reñido?
-¿Tienen hambre? Mandaré a que se sirva la cena.-dijo Ana intentando irse, pero la tomé del brazo y la besé. Impúdicamente, como nunca se debería hacer frente a alguien.
Pero era para dejarle en claro a Reed la situación.
Idiota, ella es mía.
Ana me sonrió antes de salir de la habitación. Casi parecía que me daba las gracias por algo. Bien, era hora de hablar con el bastardo de mi amigo.
-¿Todo bien Willy? Pensé que volverías hasta dentro de dos días.-dijo Reed sentándose en uno de los sillones, yo me dirigí a donde teníamos el coñac.
-Si, en efecto iba a regresar el viernes pero así te daría más tiempo para cuidar de mi esposa ¿No? Bien, tengo cosas que gestionar en la Cámara de Lores, espero tu aprobación a mi propuesta. Por eso y porque ya extrañaba a Ana es porque regresé antes. Uno tiene que cuidar de lo suyo.-dije sin verle mientras me servía una copa.- ¿Quieres una?
-no, no. La verdad ya me tengo que retirar. Así que discúlpame con tu encantadora esposa y en cuanto a lo de tu propuesta, amigo mío sabes bien que te apoyaré. Incluso convenceré hoy a tantos Lores me encuentre en White's.-dijo. Al parecer iría al club de caballeros a cenar.
-Hasta luego, entonces.-me despedí.
-Hasta luego.-y se retiró. ¿Encantadora? ¿A qué estabas jugando Reed?
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Ana
-Querida, necesito hablar contigo.-oí decir a William, mientras yo me estaba cepillando el cabello. Una semana después de que él regresará.
-Claro, pasa.-le dije sin dejar de hacer mi tarea. Él se posicionó atrás de mí, así lo podría ver desde el espejo.
-Déjame yo lo hago.-me quito de las manos el cepillo y continuó con lo que yo estaba haciendo. Jamás pensé que pudiéramos tener este grado de intimidad y confianza.
La verdad nunca pensé que pudiera apreciar tanto a mi marido, o que me pudiera gustar tanto. ¿Será que me estaba enamorando? No lo creo.
-¿Qué sucede?-le pregunté por su sonrisa atolondrada que mostraba mientras cepillaba mi cabello.
-¿Alguna vez te he dicho que me encanta tu cabello?-preguntó besando un mechón. Me sonrojé ¿Qué le sucedía? -Ana quiero pedirte un favor.
-Dime...
-Quiero que te alejes de Reed.-dijo. Yo me voltee a verle. ¿Cómo?
-¿Por qué? Él es tu amigo.-dije. Eso no tenía sentido.
-Justamente porque es mi amigo, y lo conozco. No quiero que este cerca de ti ¿Me entiendes?-preguntó.
-¿Pero por qué? Necesito razones coherentes.-pregunté.
Will se me quedo viendo, como si estuviera repasándome. Mi cara, mi cuello, más abajo...me sonrojé...así hasta los pies que tenía descalzos.
-Porque yo sé hasta dónde es capaz de llegar él. Y tú eres mía ¿Me entiendes?-me dijo levantándome de mi asiento. Me besó. ¿Qué sucede contigo William? ¿Por qué te comportas así? ¿No será que...
-William ¿Estas celoso?-pregunte en cuanto me separé de él. Mi esposo volteó la vista.
-No...-dijo con un ligero puchero en sus labios. Casi como un niño que no quiere aceptar una travesura. Yo sonreí.
-¡Estas celoso!-celebré. Esto sin duda era un paso enorme en nuestra relación.
-Ana no seas terca, ya te dije que no. Solo quiero defender lo que es mío.-volvió a abrazarme por la cintura.
-Claro que estas celoso, justamente porque me consideras tuya.-le pase los brazos por el cuello.
Quien nos viera diría que nos amamos. Ha, si como no.
-Willian te aseguro que no tienes de que preocuparte. Pero cambiando de tema, he recibido carta de Tilda Kengsinghton.
-¿Y qué dice?- él arrugo la cara. Enserio no soportaba a sus primos. Y a mi pesar no le tenía buenas noticias.
-Si bueno, Tilda ya dio a luz.-dije separándome de él y dirigiéndome a la cama.
-¿Y bien? Dime que fue niña.-pude notar la ansiedad en su voz. Lo mire. No, en definitiva no eran buenas noticias. Ni siquiera pude decírselo con palabras, solo negué con la cabeza.
-¡Un varón!-dijo. Su voz sonaba dolida e incluso desesperada. Y yo sentía que todo era mi culpa. Pero tal vez toda no era tan malo.
-Lo llamarón Alexander William Kengsinghton...-su expresión era sombría.-...pero no todo es tan malo.
-¡Un varón! Ana esto es terrible. Además lo llaman igual que yo ¡Es una declaración! Ellos esperan que ese niño sea el próximo duque. Tenemos que tener otro hijo ¡ya!- gritó desesperado. Yo sonreí.
-Eso querido esposo, ya se está trabajando.-dije con una mano en mi todavía plano vientre. Su cara se iluminó, como si el mismo rey le hubiera dicho que él era el heredero al trono.
Mi segundo embarazo extrañamente pasó más rápido que el de Lily, pero no por eso menos incómodo para mí.
William mandó a llenar toda la casa de flores y a mi, cada mes que pasaba, me regalaba una joya diferente. Conforme mi vientre crecía, mi Lily también. Era una niña muy lista y muy hermosa, al año ya sabía hablar y caminar.
Y verdaderamente era una bendición tener a la señorita Sally como apoyo. Ella casi siempre se encargaba de Lily, y casi siempre pasábamos el tiempo juntas. Ella era institutriz de vocación, hija de un doctor de renombre en la ciudad, por ende sabía mucho.
Al final de mi embarazo, tuve noticias de Francine, al parecer si se había casado con Lord Marcus, y para mi disgusto no era nada discreta en lo que se refería a su relación extramarital con George.
Las damas que a veces me visitaban eran solo para saber, si yo como amiga de Francine sabía algo. Pero yo siempre negaba todo. No quería que por mí se hablara mal de mi amiga, además de que podría poner a pensar a los demás de que yo era igual que Francine y mantenía otra relación.
El día en que nació mi segundo hijo, debo agradecer que haya sido más rápido que con Lily.
Básicamente la situación fue la misma, inclusive por la reacción de William.
El nacimiento de la pequeña Charlotte por desgracia también me fue reprochado por mi madre, y fue esa vez peor porque William no me defendió.
Ahora él estaba realmente furioso y esta vez parecía no querer ni ver a mi Lottie. Y justamente por esa situación y para que él siempre recordara que era su hija, decidí llamarla así, pues él se llamaba "William Charles" y Charlotte es la versión femenina de Charles.
El único que parecía no juzgarme a mí o a mi hija menor era Reed.
A pesar de lo que me pidiera William, el pelinegro era realmente el único que parecía feliz con el nacimiento de mi pequeña. Era mi único apoyo y no iba a dejar de estar cerca de él solo por las paranoias de mi marido.
Mi relación con William comenzaba a deteriorarse, y eso me dolía en el alma. Porque después de tanto tiempo me había dado cuenta de que realmente estaba enamorada de mi esposo. Y yo sufría, me dolía su indiferencia hacia la niña y hacia mí misma.
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¿Esta maldito mi amor? (Saga Amour #1)
Historical FictionSaga Amour Libro 1 El amor es absurdo, y en el siglo xviii lo es más. Él perdió a su amor. Ella no puede estar con el suyo. Un boda por conveniencia que podría decantar en un desastre ¿William y Ana lograrán superar sus barreras autoimpuestas? **bu...