CAPÍTULO DIEZ.

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En ese momento, Neira estaba sintiéndose juzgada por su hermano, y por aquellos que ni siquiera saben lo que realmente pasa.

Toma una gran bocanada de aire y cuando la suelta, decide por fin hablar.

— Quizás tu hermano no era tan bueno como creías — desde el asiento trasero, suena la voz de Neira cargada de rabia por sentirse atacada , Alexander aprieta sus labios y su silencio vuelve a hacer acto de presencia en un suave susurro persuasivo diciéndole que se calle, al escucharla hablar de tal manera, todo parece ir en cámara lenta — Y como el remordimiento de haber actuado tan mierda con el te está matando, te quieres convencer de lo contrario, haciendo sentir culpables a otros de sus cagadas.

«¿Qué tenía que ver?» Piensa Luna, sin saber a qué venía eso ahora.

— Quédate callada, Neira — la cansada voz de Alexander interrumpe lo que está apunto de decir — ¿Pretendes cagarla dos veces? ¿Para ti nunca es suficiente? 

Neira gira su cabeza en su dirección y se quedo observando su perfil, sus pobladas cejas oscuras están fruncidas, su mandíbula se aprieta con algo de fuerza y sus apenas abultados labios son apresados por sus dientes con fuerza. 

Deja de mirarlo y gira en dirección a ella, dándole la cara.

— No, — lo señala— déjala que hable, me gustaría saber cuánta mierda es la que tiene por decirme — se miran brevemente, pero no de la misma manera en la que suelen hacerlo normalmente, no hay complicidad, ni diversión, no hay nada mas que odio reprimido — ¿Qué mierda quieres decir con eso?— la manera tan tosca en las que sus palabras salen, hacen que se encoja un poco, pero no que aparten sus miradas.— ¿Qué carajos estás insinuando?

Neira ni siquiera lo piensa, ella simplemente abre su boca y escupe:

— Es que no estoy insinuando nada, solo estoy diciendo que tal vez se merecía la muerte y todo eso que le hicieron, porque quizás era un ser humano horrible — murmura sus palabras con demasiado odio, tanto que Luna siente que hay algo de lo que no se está enterando  — y creeme ClaraLuna, más de uno en esta maldita ciudad se alegra de la muerte de ese maldito degenerado.

Escuchar aquello fue como detonar una bomba que tenía tiempo queriendo explotar.

Ninguno fue consciente de cuando o como, pero Luna se encontraba en el asiento trasero, encima de quien se supone es su mejor amiga, dándole golpes en la cara. Neira por su lado busca de manera desesperada defenderse de sus ataques y de devolver todos los golpes que le estan dando, Luna siente unas uñas rozando con fuerza sobre las áreas visibles de su cuerpo: como su cara, su cuello y sus brazos.

La toma del cabello y lo enreda en su mano izquierda para evitar que la mueva, azota su cabeza como puede contra la superficie de la silla, haciendo que se cree un sonido extremadamente desagradable, le suelta varios golpes en la nariz que terminan por casi romperla.

Era como si hace tiempo hubiera querido hacer eso, no se detiene incluso cuando la sangre mancha de a poco sus manos y mucho menos cuando le pide entre quejidos que pare. 

Pero eso solo hace que Luna se enfurezca más.

Necesita sacar su frustración.

— ¿¡Por qué actúas de esta manera!? — le grita, sintiendo las mejillas mojarse nuevamente a causa de las lágrimas — Estás siendo tan cruel conmigo cuando solo te pido un poquito de comprensión y lo único que recibo de ti, es la maldita apatía— poco a poco, sus golpes empiezan a perder fuerza y nota que su amiga simplemente ya no se defiende.

Antes de que siquiera pueda seguir hablando o que ella pueda responder, unos gruesos brazos, se enredan en su cintura desde atrás y es jalada con fuerza de encima de Neira y fuera del auto.

Mentiroso.© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora