CAPÍTULO ONCE

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Veo como Luna se sube al taxi ignorando por completo el hecho de que la llamo y le pido subir a mi auto de la manera mas amable posible, observo como el carro amarillo se aleja poco a poco y se pierde entre la lluvia y la lejanía de la carretera.

Inhalo de manera fuerte, y un poco decepcionado camino nuevamente a mi vehículo, me subo en silencio, me apoyo en el volante unos breves instantes y luego lo enciendo para después arrancarlo, ignoro por completo los suaves sollozos de mi hermana y sus penetrantes ojos que ruegan por mi atención, a mis espaldas.

- Alex... - mi nombre se pierde entre sus sollozos, yo niego evitando mirarla y sigo conduciendo en silencio, porque estoy enojado y no quiero lastimarla a ella también. - No fue mi intención.

-Usted nunca mete las patas con intención.

Mis ojos se mantienen firmes en la carretera, pero mi mente se mantiene en otro lado, pensando en qué se supone que voy a hacer ahora, estoy consiente de que la cagué, pero Neira es mi hermana y por más que quiera o conozca a alguien, mi hermana siempre va a estar primero.

Ella siempre va primero.

Lo que no voy a negar, es que me enoja cada que ella opina o dice algo.

¡Dios!

No hay momento en el que no sea capaz de no cagarla porque nunca controla lo que dice, su boca siempre nos mete en problemas y por más que le digo que piense antes de hablar, parece que estoy hablando y pidiéndole un simple favor a la maldita pared.

Por mi cabeza siguen pasando los decepcionados ojos oscuros de Luna mirándome con desaprobación e incredulidad; Pero, ¿Qué podía hacer? Es ella o mi hermana y repito, Neira siempre va a ser primero en mi vida que los demás, por muy equivocada que ella pueda llegar a estar.

Siempre me ha apoyado de manera incondicional a pesar de todo y yo, como su sangre, le voy a brindar lo mismo.

Estaciono el carro y quito los seguros, miro por el retrovisor y Neira mira sus manos que tiemblan de una manera casi imperceptible, sobre su regazo.

- Perdón... - sorbe su nariz y limpia con fuerza sus ojos, haciendo que él delineador se corra y la pestañina le manche los cachetes y se mezcle con la sangre que inútilmente trató de limpiar- Estaba muy enojada y no sabía lo que estaba diciendo.

Alejo mis manos del volante y me cruzo de brazos.

-No es exactamente conmigo, con quién debes disculparte, además, ¿Qué es lo que sientes exactamente? - la cuestiono y se me hace inevitable sonar brusco, pero aquello que dijo hace un rato, es algo que fácilmente podría decir yo, no ella - No creas que te juzgo, pero es que parece que no piensas cuando hablas, por amor al cielo, Neira.

- Estaba enojada - repite, tratando de hacerme entender - contigo y con ella.

La miro desconcertado, sin creer lo que acabo de escuchar.

- ¿Qué culpa tengo yo? - busco la botella que la causante de todo este alboroto me había dado, pero no la veo por ahí - ¿Qué culpa tiene ella?

- Tú tienes culpa por que te pedí, te rogué, incluso te supliqué que te alejaras de ella - vuelve a sorber sus mocos con fuerza, pero no tengo tiempo para mirarla, la botella no aparece - las persona en la que conviertes al convivir con mi mejor amiga, me hizo abrir los ojos y me esta haciendo dar cuenta, el tipo de hombre que eres o que puedes llegar a ser y créeme cuando te digo, que no me gusta para nada.

Detengo mi búsqueda y me enderezo para mirarla nuevamente.

- ¿Ah sí? - incrédulo la cuestiono.

-Sí, veo que eres un tipo egoísta, que solo piensa en si mismo - guarda silencio y suelta un largo suspiro, como si aquello que acaba de decir fuese un peso menos en su espalda - Un tipo que pretende ser cariñoso cuando realmente es un insensible, que a la primera oportunidad que tenga, probablemente le va a hacer más daño, del que ya le hizo.

Mentiroso.© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora