Mis heridas

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A menudo no hablo de mis cicatrices en mis muñecas, más bien, nunca he hablado de ellas. Pero todos al verlas, preguntan que si estuve o estoy loca, y solo me limito a responder que eran locuras mías del pasado para evitar más preguntas referente al tema y, para engañarme a mi misma.

Pero lo cierto es que, mis heridas son el recuerdo más doloroso que tengo, no eran locuras, no eran vagabunderías mías como solían decir, no eran para llamar la atención, fue realmente un atentado suicida, verdaderamente quería acabar conmigo, quería dejar de existir...

Mis heridas fueron corroboradas en un tiempo de guerra, de desacuerdo conmigo misma, de baja autoestima, de poca aceptación hacia mi persona. Un tiempo en el que despertar y ver la luz del sol, para mí, era una desgracia.

Las observo ahora, y juro que quisiera arrancarme la piel o desprender mis brazos para no verlas más allí, borrar ese recuerdo infeliz para siempre y así lo que soy ahora, no le de créditos a mi pasado.

Cada cicatriz en mis muñecas, representa un trauma: una despedida, una traición, ansiedades, críticas, depresión, mi cuerpo ( sí, porque siempre ha sido un trauma), un padre ausente, mi soledad continua, un atentado de abuso...

Mis cicatrices nunca fueron provocadas para llamar la atención de mis padres, de mi familia, ni mucho menos de mis amigos, más bien, era porque ya estaba agotada de la vida en gran manera, porque ya era insoportable el dolor que a menudo tenía que aguantarme y, porque llegó un punto en mi vida donde tenía que lastimarme obligatoriamente de gravedad para sentirme bien en completa infelicidad.

Suena tonto, lo sé, pero así eran las cosas...

Así que provoqué inconscientemente la atención de todos los de mi alrededor, e inverosímilmente también la de la chica fuerte que vivía clausurada en mi interior, esa que yo había mantenido allí durante muchos años, y que con una vulnerabilidad decisiva, pudo escapar y ayudarme.

Ayudarme y librarme de lo que tarde o temprano iba a suceder... Revocar lo que podía pasar en mi habitación una noche fría en completa soledad.

Hoy mis cicatrices están, pero el dolor ya no más.
El recuerdo está, pero ya lo sé sobrellevar.

El recuerdo está, pero ya lo sé sobrellevar

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Lo que nunca me atreví a decir ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora