Llega un momento en el que ya no puedes soportar más lo que gritan tus silencios, no puedes soportar todo aquello que te escuece, que te desbarajusta, y decides desahogarte, pero no hay con quién. No hay nadie digno de ello. Así que escribes todo, t...
Vivo con el miedo de que algún día pierda la razón, de que el Alzheimer toque a mi puerta y se lleve consigo todo lo que habita en mi cabeza.
Que me haga olvidar todo lo bueno de toda mi vida, rostros de las personas que más amo en el mundo, y quién soy...
Vivo con el miedo de que algún día me quede sin voz, y que nunca más pueda recitar uno de mis poemas...
El solo hecho de pensarlo hace que se me escuece el corazón y todas las partes de mi cuerpo.
Vivo con el miedo de perder la visión, de que ya no pueda nunca más ver el rostro de la persona que me hace feliz... que no pueda leer libros como tanto amo.
Aunque por ahí digan que una persona que lee libros no puede padecer de Alzheimer, vivo con el temor de olvidarlo todo...
Aunque me digan que pueden leerme una y otra vez los poemas que más me gustan, o mis libros favoritos, y, exista el sentido del tacto, me aterra dejar de ver el mundo exterior.
Y, aunque digan que es difícil que pierda la voz en algún momento, ya sea por un accidente o como fuese, yo vivo con el miedo de aquello, porque ¿cuántas veces no han sucedido cosas en el mundo que más adelante sorprenden descabelladamente?
Puede suceder...
Pero Dios, si en su agenda de prioridades le sobra un segundo de su tiempo, pido que lea este poema, o como usted quiera llamarle...
Si por obra divina usted decide quitarme una de estas cosas, le pido que mejor se lleve otras, pueden ser en mayor cantidad, creo que no me importaría, que no habría ningún problema con ello
Pero no me quite lo más importante de mí.
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