-Culpa

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Mónica

"eres un caso perdido" esas últimas palabras que mi madre había usado en mi contra se repetían una y otra vez en mi cabeza, no importaba lo que hiciera o lo mucho que me esforzara yo nunca sería suficiente para mis padres.

Papá es como un tempano de hielo y aunque en ocasiones es el que me defiende de los regaños y castigos de mi madre nunca he podido tener una relación padre e hija...

Para él solo soy "el dolor de cabeza de mamá"

Nunca muestra interés en mis cosas o cuando conversamos parece que ni siquiera me escucha...

Y por otro lado mi madre es igual, no  recuerdo cuando fue la última vez que ella y yo conversáramos de esos temas típicos que las adolescentes hablan con sus madres. Ambos se la viven en su trabajo y yo siempre estoy en segundo plano para los dos.

—¡Mónica! —exclama mi amiga sacándome de mis pensamientos —Al fin te encuentro. Te he estado llamando.

Tomo mi libro y termino de cerrar mi casillero.

—Hola, lo siento. Creo que está en vibrador. —Digo refiriéndome a mi móvil.

—¿Sucede algo? —Pregunta mi amiga

—Todo en orden —Trato de mentir.

—Eres mi mejor amiga y te conozco desde siempre.

Carla y yo comenzamos a caminar por los pasillos del instituto en dirección a nuestro salón.

—Es mi madre—Susurro— Discutí con ella está mañana y ya sabes cómo es... La doña puede ser muy hiriente cuando se lo propone.

Ella me regala una sonrisa torcida.

—Lo siento amiga. ¿Y que paso?

—Pues nada, hoy se molestó porque se me hizo tarde. Y luego no sé, se puso "rara" de camino al colegio.

—¿cómo que rara?

Yo levanto mis hombros.

—Comenzó a preguntarme sobre mis clases, era como si quería crear tema de conversación, lo cual es sumamente raro en ella, ya que la mayor parte del tiempo se la vive evitandome.

—Es tu mamá Mónica, y quieras o no eres su única hija. Obvio que se interesa por ti.

Ambas llegamos al salón y nos sentamos en la mesa del centro del lugar.

—Si claro, eso se nota. —Exclamo con sarcasmo.

—Y supongo que al final no termino bien.

—Pues no, si ella piensa que después de tanto tiempo las cosas podrán ser iguales... Está muy equivocada. Además siempre hace lo mismo. Se acerca a mí y luego se va. Y creeme cuando te digo que ya estoy cansada de mendigar por su atención.

Mi amiga estaba por responder cuando en eso veo como Renata Castillo entrar al salón. Me observa con una sonrisa de pocos amigos y se dirige a mi.

—Ya supe lo que hiciste.

—¿Ahora de que rayos hablas? —Exclamo irritada.

—Las notas del primer periodo son una farsa, sobre todo las tuyas.

Yo la fulminó con la mirada. Y suspiro tratando de no perder la calma.

—A ver, Renata. —Yo me levanto de mi asiento y la observó con aires de superioridad — al parecer no te ha quedado claro que yo siempre voy a ser mejor estudiante que tú.

Ella ríe.

—Por favor, la escuela siempre tendrá preferencia por tí. —ella cruza los brazos— Y más ahora sabiendo que tu mamita pago la nueva biblioteca. — Yo frunzo el ceño, realmente me sorprendió. No es mentira que mi madre se encarga de donar miles de dólares anuales a esta institución, incluso es quién se encarga de financiar el programa de becas. Pero no tenía ni idea que era ella quien estaba donando la nueva biblioteca virtual del campus. — Está claro que los maestros siempre van a beneficiarte.

La doña || Sombras del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora