-Carga

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Mónica

Luego de mi cita con la Dra, mi madre decidió mandarme a casa a descansar, y al cabo de un par de horas los medicamentos empezaban a hace efecto, el resto de la mañana y parte de la tarde me la pase en mi habitación, dormí un poco y luego vi un par de películas. Ni siquiera me había dado cuenta que la tarde había llegado. Por lo que decido bajar a la sala principal y para mí sorpresa mi padre se encontraba en la sala de estar, no lo veía desde ayer. Me acerco a él y lo veo concentrado en su teléfono

-Hola papá.

El me observa y sus ojos vuelven a su teclado.

-Mónica -exclama, sin notarme- tu madre me ha dicho lo de esta mañana.

El termina de escribir y guarda su teléfono en el bolsillo de su pantalón.

-Si, yo...

-Es increíble como puedes ser tan descuidada. -dice enfadado- no eres una niña pequeña, ya eres un adulto y como tal debes comportarte.

-Lo siento- exclamó casi en susurro

-¿Lo sientes? -los ojos azules de mi padre me escudriñan- Altagracia tiene suficientes cosas en las cuales pensar y ahora vienes tú, y traés un problema más. Hoy tu madre debía estar en una de las obras para inaugurar la construcción y por ti tuvimos que cancelar todo. ¿Sabes cuándo dinero va a costarnos el retraso de un día de producción?

Yo niego y siento mi pecho contraerse, papá siempre ha demostrado que no soy más que una carga para ellos y siempre ve la forma de recalcarlo. Ni siquiera ha preguntado cómo me siento, eso pareciera no importarle.

-...miles de dólares Mónica, solo espero que al menos sigas las indicaciones de tu Dra, y dejes de actuar de esa manera tan infantil. Tu madre y yo no tenemos tiempo para lidiar con tus dramas de adolescente. ¿Entendido?

-Si, no te preocupes-Digo cabizbaja, el se retira de la sala y yo lo veo perderse en las escaleras.

Resoplo el aire contenido en mis pulmones y me dejó caer en el sofá justo frente a la chimenea. Y medito las palabras duras de mi padre. A él ni siquiera le importo el hecho de que estuviese enferma, una lágrima traicionera se escapa de mis ojos me limpio rápidamente y me incorporo en el sofá.

Vamos Mónica, no pienses en ello.

En eso escucho unos tacones entrar a la habitación.

-Mónica -exclama esa vos qué conozco- ¿Cómo te sientes?

Me sorprende la pregunta y una punzada de culpa me invade.

-Estoy mejor, gracias por preguntar -exclamo sincera, yo trago en seco y antes de recibir su regaño tal cual lo acaba de hacer mi padre decidió hablar antes- Y lo siento.

-¿porque te disculpas? -pregunta confundida mientras me observa.

-No quería que terminarás toda la mañana conmigo en el hospital, se que te hice perder un evento importante. Nunca fue mi intención.

Tengo unas terribles ganas de salir corriendo y llorar en mi habitación. No quiero seguir siendo el problema de mis padres.

-Eso no importa - ella se sienta junto a mi, mientras sostiene una de mis manos- recuerda que es mi empresa y yo siempre voy a elegir a mi bebé sobre cualquier cosa.

Una sonrisa triste se escapa de mis labios. Escucharla llamarla así me llena de alegría y cierta melancolía, hacía tanto tiempo que no me llamaba de esa manera. No sé en que momento deje de ser su pequeña a la que consentía y llenaba de abrazos, a la que le leía cuentos y se quedaba a dormir conmigo cuando los relámpagos me asustaban.

-¿Entonces no estás molesta conmigo? -ella me ve como si fuese obvio

-Por supuesto que no hija. Estoy enfadada por qué me has ocultado esto durante meses, tu salud no es un juego. Al menos quiero que tengas la confianza de decirme las cosas que te pasan.

Yo levanto una ceja. Antes podía hacerlo, pero hoy eso es casi imposible. No se qué le pasa a mi madre, pero estos días ha estado extraña y su sola preocupación hacia mi me parece algo fuera de este mundo.

-Mónica

Ella me saca de mis pensamientos.

-¿Porqué te preocupas? ¿Porqué este interés repentino en mí?

Mis preguntas la sacan de órbita.

-Eres mi hija. -ella suspira y me observa con una mirada que no logro decifrar- Se qué no he sido la madre perfecta -y tenía razón- pero si hay algo que quiero que tengas seguro es que mi cariño por ti siempre será infinito.

Mis ojos se cristalizan y los brazos de mamá me sostienen y hacen llegar a su pecho.

-Y aunque no lo parezca, yo siempre estaré para ti.

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Pequeño capítulo cortó espero que les esté gustando

La doña || Sombras del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora