-Cambios

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Mónica

Me desperté está mañana más temprano de lo normal, hoy mi estómago hizo su función de despertador. Me dolía muchísimo y tenía un horrible ardor, últimamente no he estado comiendo como debería y ayer no fue la excepción. Me salte el desayuno y la cena. Mi almuerzo fue en el  colegio y lo único que comí fue una barra de proteínas. Y hoy estaba pagando el precio.

Terminó de alistame y bajo hasta el comedor.

—Buenos días, Señorita Mónica, hoy despertó temprano. 

—Buenos días Magda, —Saludo con una sonrisa —Es que dormí mucho —digo mintiendo —¿puedes servirme el desayuno?

Magdalena me coloca un plato con tocino huevos revueltos y un tazón de frutas. De inmediato siento ganas de vomitar. Y siento mi estómago arder con solo ver lo cítrico de las frutas.

—Me prodrias preparar una avena con fresas.

Ella me ve extrañada pero se apresura a ir a la cocina. Tomo un vaso de leche y doy un trago. Mientras espero que Magdalena llegué con mi desayuno.

En eso reviso mi teléfono y veo los mensajes de mi amiga, quejándose que no termino su tarea de química.

Envío una foto con los ejercicios resueltos y ella me responde.

Eres la mejor. Te veo en clases.

En eso escucho unos tacones hacer eco en la habitación.

—Buenos días Mónica.

Me saluda.

—Buenos días—digo a secas, mientras la observó caminar hasta su lugar en la mesa, frente a su desayuno que ya se encuentra servido.

Magdalena se acerca con mi desayuno y yo le agradezco la velocidad con la que lo ha preparado.

Mezclo la Avena con los trozos de fresas y doy el.primer bocado, mi estómago agradece un poco de comida.

Puedo sentir la mirada de mi madre escudriñandome. La observó dudosa. Y decido hablar.

—¿sucede algo? —Pregunto y veo que la tomo por sorpresa

—Nada. —ella da un sorbo a su cafe— Quería felicitarte, me enviaron tus notas. Son excelentes. —Exclama con una sonrisa sincera y siento como mi estómago da vueltas. ¿Es acaso una broma? Es la primera vez en mucho tiempo que mamá me dice eso. Siempre he sido buena en la escuela pero a ella nunca le ha importado, según mamá es mi "única obligación"

—Gracias—Exclamo dudosa.

—Braulio y yo pensábamos ir este fin a la hacienda, a visitar a tus abuelos.

Mi sonrisa se ensancha. Los abuelos eran increíbles y yo amaba pasar tiempo con ellos en la hacienda.

—Es una estupenda idea. Tengo mucho de no ver a los abuelos.

—Bien, iremos entonces.

Mi madre termina de comer y yo solo pude terminar la mitad de mi avena.

—¿Nos vamos ya? —pregunto a mi madre. Ella ve mi plato.

—No comiste nada —exclama sería, y ahí está ese interés maternal que rara vez ocupa conmigo.

—Estoy satisfecha —miento ya que mi tonto dolor aún continua.

Ella no me ve tan convencida sin embargo decide ignorarlo como siempre.

—Bien es hora de irnos.

Yo tomo mi mochila y mi madre su bolso de mano salimos de la casa y Matamoros como de costumbre espera afuera de la camioneta.

La doña || Sombras del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora