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Flaming June - Frederic Leighton

LUCA

Todo en mi interior se pierde en el movimiento de su mano, repasándose el cuello, el aroma frutal que desprende su cabello, los labios apretados...

Bajo la vista hacia ellos, repasando incluso su textura como si pudiera estar cerca y tocarla para después dibujarla, hasta que capto la mirada en sus ojos.

Ella responde con la última reacción que esperaba.

Miedo.

Desde la primera vez que la vi, noté todas esas emociones que pasaban por su rostro, con mil ideas que surgían con cada palabra que salía de su boca, como si solo de esa forma pudiera ilustrarle al mundo, enseñarle de alguna manera todo aquello que seguía acumulándose en su mente.

Es simple y al tiempo complejo entenderla, mucho más como artista. Porque Alice luce como alguien demasiado expresiva sin darse cuenta, pero cuando se percata de su "error", refuerza sus expresiones. Veo colores en ella que nunca antes pude descifrar en otras personas, y aun así oculta todo eso bajo ropa descolorida y simétrica.

Entonces me pregunto qué le ocurrió como para ocultarse, al punto de esconderse a sí misma, queriendo olvidarse de quien fue.

— ¿Me estás pidiendo ayuda... para pintar? —pregunta, demostrando sorpresa, aunque puedo ver perfectamente bien el temblor en sus manos. No vuelvo a cerrar la distancia entre nosotros, solo la observo—. No tiene sentido. Aquí el famoso pintor eres tú, Luca. No yo.

—Exacto.

Eso parece confundirla más, pero lo por menos sus pensamientos la alejan del temor que primero la recorrió como trazadas largas sobre papel en blanco. Clava sus ojos en mí, por lo que no me muevo ni un centímetro, dejando que me detalle.

— ¿Exacto?

—A veces cuando has estado trabajando por muchos años, haciendo lo que otros esperan de ti, olvidas tu antigua y verdadera esencia—confieso, porque es horrible y no llegué a pensar en eso hasta que la conocí—. Tú, por el contrario... aún tienes todo en ti. Escuchas tu corazón antes que las opiniones de cualquier crítico.

Ella aprieta los labios, sin alivio alguno, pero puedo jurar que se ve más cómoda que antes porque dice sin pensar:

—Como si fuera virgen, comparada contigo...

Al instante abre los ojos, dándose cuenta de lo que acaba de decir. Cubre nuevamente su boca, y aunque quiero acercarme y quitársela porque no hay nada más atractivo en ella que ver cada una de sus reacciones, permanezco inerte y sonrío por lo bajo, mordiéndome el labio.

—Bueno, diciéndolo de esa forma... —ladeo el rostro, recostándome en la pared a mis espaldas—. Puede ser un modo de definirlo, sí... Tú eres virgen cuando a la fama y críticas respecta, a diferencia mía que he estado en el ojo público por más tiempo. Desnudo ante cualquiera que busque encontrar cosas que al inicio mostraba y que de a poco fui ocultando.

Alice arquea una ceja, torciendo la boca en una sonrisa contenida.

—Sí has estado desnudo ante otros antes.

Me encojo de hombros con las manos en los bolsillos, captando todos los sentidos con los que lo ha dicho.

Ha empezado a oscurecer pero no me permito a encender las luces por más que quiera detallar de nuevo su rostro. Así, en el final del día, con las horas pasando, creo que estoy disfrutando más que nunca su sombra desplegada en los cristales que su cuerpo a la vista. Porque ahora veo algo que muchos no logran, de no ser que estuvieran en este preciso instante como yo, frente a ella.

Los colores de AliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora