EL PODER DEL SILENCIO

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Era un día soleado.

Salía de mis prácticas de meditación y había quedado en reunirme con el maestro. En el encuentro anterior había prometido explicarnos qué hacer para dominar la mente y yo estaba ansioso por aprender. Pensaba que si me esforzaba lo suficiente, podría conseguirlo en un par de semanas; a lo sumo, en un mes.

Me acomodé en el lugar de costumbre y esperé a que el maestro apareciera. Era un hombre puntual, y puesto que ya iba a ser la hora, llegaría de un momento a otro. Y así fue. En apenas un par de minutos entró, se colocó frente a los presentes, y adoptó una postura cómoda pero erguida. Había algo de especial en su forma de mirarnos y todos esperábamos expectantes a que comenzara, sin embargo, en nuestra expectación, y muy a nuestro pesar, veíamos cómo los minutos transcurrían y la esperada lección no daba comienzo.

Inquietos y nerviosos, cuchicheábamos los unos con los otros, debatiéndonos entre decirle algo o permanecer callados, valorando incluso la posibilidad de que se hubiera quedado dormido. Finalmente, uno de los más osados se acercó a él y reclamó su atención:

-Maestro, disculpad que os moleste, pero es la hora de vuestra lección.

A partir de ahí, no fue uno, sino varios de los allí reunidos, los que intentaron probar suerte sin obtener el esperado resultado.

Dudando entre permanecer, o salir de la sala, hubo decisiones diversas. Después de casi dos horas de espera, sólo una media docena de adeptos permanecíamos allí. Finalmente, tras lo que pareció una larguísima espera, el maestro carraspeó y concluyó sin inmutarse:

-Y aquí termina la lección de hoy: la técnica verdaderamente eficaz para dominar la mente es, IGNORARLA, tal y como acabo de hacer yo con todos vosotros.

Y efectuando el acostumbrado saludo, salió de la sala dejándonos a todos sumidos en la más completa incertidumbre.

DESCONTANDO... cuentos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora