Toques ligeros

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Uf, me siento un tanto lenta para escribir, después de todo tomando decisiones que cambian el rumbo de vida. Que sea un buen Marzo para todes.

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Sinfonía bajo la lluvia

III capítulo

Toques ligeros

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Alicia: ¿Cuánto tiempo es para siempre? 

Conejo blanco: A veces solo un segundo 

(Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll)




Al abrir los ojos se sentía insegura, la melodía de anoche sonaba aún en sus oídos.

Soñó cosas extrañas.

¿Porque había tocado para ella una melodía así?.

Colocó el dorso de su mano en la frente mirando el techo con la mirada perdida.

Lo mejor sería no pensar demasiado en las cosas.Quizás estaba exagerando un asunto sin cuidado.

Lo que sí se repitió era no tocarlo. Algo un poco difícil para ella, a quien le encantaban los abrazos y el contacto.

Lo menos que quería era incomodar.

Se puso un poco triste al pensar así. Pero, Alastor era diferente de otros demonios, su socio de quien no sabía muchas cosas, más lo que se comentaba en el infierno. Y sin embargo seguía siendo un desconocido, no tan macabro como al principio.

Miró su reloj. Aún eran las 6 de la mañana y no tenía sueño. Se dio una vuelta y nada.

Lo mejor sería darse un baño y bajar. Así al menos haría algo de utilidad.


-  Buenos días Niffty - saludo alegre la rubia al entrar a la cocina.

-  Señorita Charlie, tan temprano. - respondió sorprendida - Buenos días.

-  Si, ¿puedo ayudarte? - pregunto, mirando los platos y los ingredientes sobre el mesón.

-  Claro, pero creo que sería mejor si va a dar un paseo.

-  No, quiero ayudar. - insistió, rogando.


La pequeña cíclope no pudo negarse ante los ojos de cachorro de la rubia. Se rieron y empezaron a preparar las cosas juntas.

Huevos revueltos, con tostadas y algunas salchichas. Té y café, además de unos jarro con leche.

-  Huele de maravillas querida Niffty. - el sonido de la estática vibro en la cocina.

-  Señor Alastor buenos días.


El pelirrojo entró tarareando, sin su habitual abrigo. Miró a Charlie que seguía sirviendo en los platos y colocando los utensilios.

-  Buenos días Alastor. ¿Café?

-  Claro que sí dulzura. Sin azúcar. - respondió mientras tomaba asiento.

Sinfonía bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora