El Octavo circulo del infierno

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Esto de tratar de escribir con mi pequeña de ya 7 meses de gestación es una locura. He avanzado taaan lento. La canción es de Aurora - “All my demons”.

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Sinfonía bajo la lluvia

XV capítulo

El Octavo círculo del infierno

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Alastor no dejó pasar el tortuoso viaje de la lengua por los labios negros y la mirada dorada que le era dirigida.

Había escuchado un poco de su risa.

Ella ahora se sentaba en una de las salientes de los roqueríos que tenía atrás.

Volvía a reírse lentamente.

I'm growing tired and I'm growing old

And the road I walk, I walk alone

And I wonder if and I think I might

Take a look, take a look on the other side

Me estoy cansando y volviendo vieja

Y el camino que recorro, lo camino sola

Y me pregunto si y creo que podría

Echar un vistazo, echar un vistazo al otro lado

-  Pero miren que tenemos aquí. ¿Qué sucede señor demonio de la radio?. - pregunto al mirarse la garra y luego hacia arriba para enfocar de lleno su mirada en el recién llegado.

El tono sinuoso y lento no parecía al general alegre de la demonio. Algo parecido a un escalofrío se deslizó por su columna vertebral llegando más allá inclusive. Sus orejas vibraron con su tono calmado y malicioso. Una especie de alerta estaba palpitando. Ella era peligrosa, muy peligrosa.

¿Cómo podía ser así?.

Por un momento la advertencia de Stolas no era descabellada y todo cobraba sentido. Y él en el fondo estaba sumamente entusiasmado de forzar algunas cosas. Maldita curiosidad.

La curiosidad podía matar al ciervo, se reprendió a sí mismo.

Era sencillo, no podía anticipar que era lo iba a hacer. La heredera del infierno podía acercarse y golpearlo, podía desaparecer, ella no era la misma Charlotte de siempre, por lo que sus predeterminadas respuestas ya no existían, todo se había desvanecido.

Aquella inusitada inocencia infantil se había evaporado.

Dejándolo en la incertidumbre. No sabía quién era realmente.

-  Veras querida, solo quería saber si todo está en orden. - susurro sintiendo como sus colmillos palpitaban al percibir las pequeñas oleadas de poder de la rubia.

Ella se cruzó casualmente de piernas y se apoyó en su garra izquierda, entrecerró los ojos y ladeo lentamente su rostro. Aquel dorado líquido dentro de sus orbes brillaba tenuemente. Parecía un extraño cuadro con la camisa rasgada con algunas manchas oscuras, que supo identificar bien, aun así, estaba ordenada.

Sinfonía bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora