Psicología e información

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Alessandro Grey

Salí de la oficina después de horas, no había comido nada en todo el día sin embargo mi estómago no pedía comida, camine hacia la cocina encontrándome con Alejandra, ella me miro de pies a cabeza sin prestar atención le hice un acercamiento de cabeza en forma de saludo para después ir al refrigerador y servirme un vaso de limonada y otro de agua, para después salir de la cocina y dirigirme a mí habitación.

Una vez en mi habitación deje los vasos arriba de la mesita de luz para después caminar al baño y repetir el mismo procedimiento que he llevado a cabo durante estos seis meses, de la caja negra saque las cuatro pastillas que para mí ya son muy inútiles, sali del baño para después tomar las 4 pastillas con el vaso de agua.

Me recosté en la cama esperando que las cosas se arreglaran por si solas, me levanté de la cama para después sentarme en el sillón individual y hacer algunas llamadas, así transcurrieron las horas hasta que dieron las 4:00 AM que fue cuando me levante del sillón y me cambié para después ir al gimnasio que hay en la casa, una vez allí realice varios ejercicios, las horas pasaron y cuando el reloj marco las 6:30 me detuve para ir a mi habitación, darme una ducha y bajar al comedor después de tomar las mismas cuatro pastillas de siempre.

Baje a la primera planta encontrándome con toda la familia en el comedor, di los buenos días para después sentarme y comer siendo obligado por Emily.

-¿Alessandro hijo, que vas a hacer ahora?

-Ayudare a Tokio con algunas cosas con respecto a su carrera de psicología y también saldré por trabajo

Nadie dijo más nada, espere un par de minutos en lo que Tokio terminaba de comer para después ir a mi oficina, Tokio se sentó en un sillón compartido que tenía en la oficina y yo me senté en un sillón individual que estaba enfrente de Tokio.

-¿En que necesitas ayuda?

-Primero que nada, gracias por ayudarme y segundo, necesito ayuda con un libro, me mandaron a leer un libro pero soy muy despistada

-¿Ya lo leíste?

-Si...

-¿Entonces en qué quieres que te ayude si ya leíste el libro?

-Ese es el problema...ya lo leí, solo que se me olvidó entenderlo...

-¿Me estás diciendo que leíste un libro de 200 hojas y se te olvidó entender el tema del que te habla el libro?

-Si... - No me cabía la menor duda de que esa chica era un despiste con patas, aunque he de admitir que es muy hermosa y aunque ella no lo crea es realmente inteligente -

-No pasa nada, empezemos por lo básico, pásame el libro

Las horas pasaron rápido sin embargo el tiempo lo distribuimos muy bien, tanto así que dio tiempo de terminar el libro entero.

Tokio es realmente inteligente pero se cierra mucho, por lo que puede observar le gusta mucho socializar y hacer nuevos amigos, pero cuando se trata del estudio se cierra mucho y se subestima a ella misma, algo extraño para una persona que estudia psicología.

En el tiempo que estuve ayudándola me tomé la libertad de examinarla de pies a cabeza, es bajita y realmente hermosa, sus pequeñas manos me causan ternura, esos hermosos ojos negros que me hipnotizan me encantan.

En una que otra ocasión Tokio se tubo que levantar del sillón y agacharse para recoger lo que se le había caído, lo hacía de una manera tan sensual que ni ella misma se daba cuenta.

-Alessandro, ¿estás bien?

-Si, ¿porque lo preguntas?

-Porque te he estado hablando desde hace rato y no reaccionabas, parecías que estabas pensando en algo - Si tan solo supiera que en ese momento estaba pensando en ella y sus hermosos ojos -

-Te ofrezco una disculpa, estaba pensando en algo

-O en alguien - Su tono de voz cambio de alegría a desilusión y por un momento su rostro se volvió triste -

-Si, estaba pensando en alguien pero no de manera emocional

-¿Entonces? ¿De que manera?

-Eso no importa, no te preocupes, ahora que ya terminamos, me retiro tengo algunas cosas que hacer

-¿Puedo ir contigo? Es que Emily y sus primas se fueron a la universidad y Alejandra a la escuela y no hay más nadie de mi edad

-Pero yo no soy de tu edad, tengo 25 por si no lo recuerdas

-Eso lo sé, pero eres el único con el que me llevo bien, porque ni con Alejandra me llevo bien

-Te ofrezco una disculpa Tokio, pero no te puedo llevar conmigo

-Lo entiendo, pero lo que no entiendo es porque te disculpas con todos

-Yo no me disculpo con nadie, solo les ofrezco mis disculpas, son cosas muy diferentes

-Entiendo...bueno adiós, que te vaya bien, yo me quedo aquí - Su voz sonaba apagada, no suelo hacer esto con nadie -

-Cuando regrese, salimos a donde te plazca

Sin dejar que respondiera salí de mi oficina con dirección a mi camioneta negra blindada, después de subir maneje por un par de minutos hasta salir de la ciudad, cada vez me adentraba más en el campo, los minutos pasaron y llegue a una casa que por fuera se veía abandonada y por dentro se encontraba en un mejor estado, al entrar encontré a aproximadamente 30 hombres, todos vestidos con el uniforme de la empresa la cual ahora me pertenece por herencia.

-Jefe, es un gusto volver a verlo, aunque no en las mejores circunstancias

-Buenas tardes caballeros, supongo que ya saben el porque de esta reunión, iremos directo al grano, ¿donde esta la caja con esa información?

-En la segunda planta señor...

Sin decir nada empezé a caminar a la segunda planta con todos detrás mío, uno de ellos me indico en que habitación estaba la caja, por lo cual entre a esa habitación, era pequeña y se veía bastante descuidada.

-Aquí está la caja señor Grey

Me acerqué a la caja y la abrí para después apartar mis manos y solo observar lo que contenía la caja, mi corazón se contrajo y me dieron inmensas ganas de matar a la persona que estaba haciendo de esto un juego bastante perturbador para mí.

En la caja se encontraban varias fotos donde aparezco con el uniforme de la empresa, una empresa de la cual nadie más que los que participan en ella saben de su ubicación, también habían algunos papeles los cuales eran copias de mi adopción y otros que redactan quienes son mis verdaderos padres y de más, había un pequeño oso de peluche, estaba muy sucio pero se le notaba que era de color marrón, el oso no era ni pequeño ni grande, y tenía un pequeño lazo en forma de moño enredado en el cuello del oso.

Observando bien el oso mi aura se volvió nostalgia

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