Tokio

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Sus ojos eran los de un ángel, estaba temblando por completo, sus labios temblaban, sus mejillas estaban rojas a más no poder, su respiración empezaba a acelerarse, su pecho subía y bajaba de manera rápida.

Yo dejé de respirar hace ya un buen tiempo, cuando me di cuenta tome un poco de aire para retenerlo y soltarlo de manera lenta, empezaba a doblar me hasta la altura de Tokio, cuando nuestros rostros se encontraron volví a dejar de respirar, me quedé viendo sus labios ahora entreabiertos, las manos de Tokio se posaron en mi abdomen para después apretar el suéter, sentí inmensas ganas de besar a Tokio, pero mi conciencia no me lo permitió, mi mente me decía que no lo hiciera pero algo más dentro de mí me decía que la besara, esas ganas de besarla me estaban consumiendo, están apunto de rozar nuestros labios hasta que siento como Tokio empieza a caer, sus ojos se cerraron sus manos me soltaron, estaba apunto de caerse pero la tomé de la espalda y cabeza para acostar la en el piso cubierto de pasto.

Revise el pulso de Tokio y estaba acelerado, su respiración ahora era tranquila, mi mano derecha la pasé por la mejilla de Tokio hasta llegar a sus labios rosados, estaban entreabiertos y algo agrietados, me estaba acercando a su rostro cuando a mi mente vino un pensamiento que me dejó aturdido y bastante agobiado.

¿Porque Tokio se desmayó? ¿No se habría sentido bien con mi presencia? ¿Que tal si? Me tiene miedo, talvez estaba asustada por mi cercanía y por eso se desmayó, es muy probable que Tokio me tenga miedo y esa sea la razón de su comportamiento, me dolió tanto ese pensamiento que sentí un nudo en la garganta y sentí como algo dentro mío se contrajo hasta tal punto que deje de respirar.

Cuando volví a la realidad mire a todos los lados para después cargar a Tokio, la lleve a la camioneta y como pude abrir la puerta de la parte trasera, acosté a Tokio y cerré la puerta, me senté de piloto y encendí la camioneta, conduje hasta la mansión Grey, eran las 10:00 de la noche cuando llegamos, nuevamente cargué a Tokio y entre a la casa, subí a la segunda planta, todo estaba en silencio y bastante oscuro, pero como conozco esta casa como la palma de mi mano, no choque con nada.

Llegue a la habitación de Tokio y al entrar como pude encendí la lámpara que estaba en la mesita de luz, acosté a Tokio en su cama y le quite los tenis para después cubrirla con la cobija color azul, me quedé viendo a Tokio, nuevamente me acerque a su rostro, tenia la intención de rozar nuestros labios pero nuevamente me aleje de ella con el pensamiento de que ella me tiene miedo, salí de la habitación para ir a la mia, me senté en la cama para mirar un punto fijo y después restregar mi mano en mi cara y pasarla por mi cabello, entre al baño y me tomé las pastillas de siempre y como ya es costumbre me puse a trabajar.

Estuve trabajando hasta que dieron las , 4:15 de la mañana que me levanté del sillón, me cambié de ropa me tomé las pastillas y salí de la habitación para ir a gimnasio de la casa, estuve haciendo las mismas rutinas de siempre, sentadillas, abdominales, lagartijas, levantamiento de pesas y saltos en tijeras, esas eran las mismas rutinas de siempre, están vez fueron 300 de cara ejercicio y cada una con una pausa de 30 segundos, las horas pasaron y eran las 5:45 de la mañana cuando me levanto del piso después de hacer las abdominales y tome un poco de agua, siento una mirada en mi espalda pero no le prestó atención, los segundos pasaron y la mirada seguía clavada en mi espalda, espero cinco segundos más para después hablar.

—¿Estás bien? Ayer te desmayaste y decidí traerte a la casa

—Si...estoy bien...gracias

—¿Estás segura? Un desmayo no es algo normal

—Si...estoy segura...no te preocupes

—¿Porque te desmayaste?

—Yo...no lo sé...

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