Capitulo 33. Lluvia, The Beatles y coches.

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  • Dedicado a Los Beatles, Maroon 5, Coldplay y todos esos grandes grupos que serán recordados
                                    

Durante el resto del dia me parece que estoy flotando en una nube. Como en silencio, leo por lo bajo, escucho desconcentradamente. Abro la boca solo cuando es estrictamente necesario No dejo de pensar en el mundo. Es como si hubiera vivido en una fotocopia descolorida durante mucho tiempo, sin percibir lo que se escondia detras de la realidad, todos los colores intensos, los pensamientos recurrentes y las reflexiones que fotan sobre mi cabeza.

He ido haciendo una lista con cosas que necesito preguntarle a Peter, para esta tarde, poder hacerselas todas de golpe. Me pone un poco nerviosa volver a ese lugar. Pero me aguantare.

Si embargo, cuando veo a Peter en la cafeteria se que no sera facil en absoluto. Esta apoyado contra la barra, sorbiendo un capuccino y hablando con la regente. La mujer se rie de algo y le pone una mano en el brazo, como si fueran buenos amigos. Me resulta muy extraño ver a Peter actuando tan normal.

Me acerco a los dos.

-¡Samantha!-oigo exclamar a la señora cuando llego a su altura. Peter sube la vista hacia mi con una sonrisa.-¡Que sopresa!

Me pregunto como habra aprendido mi nombre.

-Hola-murmuro, observando sus calentadores y sus pensientes extra largos. Esta claro que esta mujer no conoce de modas-solo venia para llevarme a Peter un momento.

-Soy todo tuyo-le oigo exclamar, y la mujer suelta una risotada aguda.-¿En que le puedo servir?

Se agacha y me hace una reverencia. Por alguna razon, hoy no me parece gracioso. Puede que el tozolon en el pasillo me haya abierto los ojos, pero este tema es muy serio. Puede ser todo lo dulce que quiera, pero despues. Lo tomo del brazo

-Lo siento-le murmuro a la regente. Nos hace un gesto con la mano de despedida sin dejar de sonreir.

No suelto a Peter del brazo hasta llegar afuera, donde la lluvia cae implacablemente. Lueve a cantaros: literalmente y en un segundo estamos empapados. Bufo en voz alta.

-¿En serio?-exclamo, mirando al cielo, con el ceño fruncido. La lluvia de Lousiana siempre es tan oportuna...-¿Tenia que llover?

Peter se gira hacia mi cara enfurruñada.

-Pues a mi me gusta-dice, mirandome sin perpadear-sobre todo como te queda a ti. Si dejaras de fruncir el ceño...

Pongo los ojos en blanco.

-Vamos, a ti te gusta todo. Eres como uno de esos dibujos animados que se entusiasman con una piedra.

Se rie, echando la cabeza hacia atras, y la lluvia le lame las mejillas y le empapa el pelo, que se pega a su frente.

-Puede ser-me toma de la mano-pero sobre todo me gustas tu.

Y entonces me besa. Sin previo aviso. Con un movimiento rapido, me estampa contra la pared de ladrillos y se pega a mi. Tiene una mano en mi barbilla y otra a mi cuello, y la lluvia hace que sus labios mojados se deslicen sobre los mios mejor. Cierro los ojos. Ya entiendo por que le gusta la lluvia..

Comienza a reirse sobre mi boca. Tiene los ojos brillantes, excitados como si le hubieran dado demasiada cuerda o le hubieran hechado toneladas de purpuriina encima. Esbozo una sonrisilla.

-No entiendo por que estas tan feliz-susurro. Cuando me oye, gira la cabeza hacia mi, como si hubiera dicho algo absurdo

-Porque por fin soy libre. Sabes mi secreto.-me vuelve a besar-ya no tengo nada que ocultar.

Se me ocurre que todos tenemos secretos. Seguro que Peter sigue teniendo cosas ocultas, solo que mas insignificantes y menos llamativas. Pero los secretos no hacen poderosos. Es imposible vivir sin ellos. Aunque conozco de sobras esa sensacion de alivio, como si derrepente te hubieran quitado una roca de encima y te sintieras ligero por primera vez, capaz de volar, y saltar y correr.

-¿Alguna vez has cantado bajo la lluvia?-dice, cuando ya nos estamos adentrando en el bosque. Esta apoyado contra un arbol, con una sonrisa de medio lado.

-De veras, no querras oirlo-me encojo de hombros-basta decir que me expulsaron del club de coro a los ocho años.

-Aqui nadie nos oira-y entonces se pone a cantar. Tararea lo que creo que es All you need is love, de The Beatles. Lo repite una y otra vez, esa frase: "Todo lo que necesitas es amor" y en sus labios suena dulce y melodiosa.

-¿Fan de los Beatles?-le pregunto. Me pregunto como podra conocerlos. Imagino que en su mundo no existia la tecnologia. Ni los Beatles.

-Es una de las ventajas.

-¿Ventajas de que?-arqueo las cejas.

-De vuestro mundo. La musica constante. Es como si estuvierais echos de ruido, y sonidos, estruendos y murmullos. La musica es increible.

-¿Alli no teniais?

Imaginarme un mundo sin musica me resulta inconcebible. He crecido escuchando grandes exsitos, bailando las canciones de The Rolling Stones y Queen, y cantando canciones de Christina Perri. No puedo vivir sin musica.

-Lo mas cercano que teniamos eran un par de violinistas y un flautista. Se reunian una vez a la semana en la plaza de pueblo. Pero tocaban bastante mal.

Ahogo una risa.

-¿Puedo hacerte una pregunta?-le digo, cuando llegamos al claro.

-Por supuesto.

-¿Como reaccionaste la primera vez que viste un telefono movil?

Peter se sonroja y baja la mirada.

-No debe avergonzarte decir que creias que era un arma de invasion alienigena, o que lo arrojaste por la ventana.

-Lo mas gracioso es que ya los habia visto por la calle cuando era pequeño y me escape. Al principio pensaba que habia alguien hay detro realmente.

-¿Una mini persona?-se rie con los ojos entrecerrados.

-Algo asi. Me daba repelus. Pero ¿Sabes que fue lo peor?-se inclina para dejarme sitio en el hueco. Pongo los dedos sobre Perseus y desaprezco. peter me sigue detras.

-¿Las televisiones?

-Los coches.

-Oh, vaya, es supermacho Peter le tenia miedo a los coches. Te aconsejo que no le digas eso a tus migos del equipo de futbol-me acerco a el y le susurro-te pegaran..

-Vi en la television una noticia sobre un coche que habia atrpellado a cuatro personas. Me parecio algo suicida. Como si soltaran perros salvajes sobre las carreteras.

-Bueno, si tienes suerte, Peter, a lo mejor solo te atropellan una vez en tu vida-le pongo una mano en el hombro. Aun no me acostumbro a la belleza de este lugar. De dia es mucho mas bonito aun: el castillo parece brillar, como si estuviera echo de luz, y hay un brillante cielo azul intenso, salteado de nubes esponjosas como ovejas. La aldea parece un abrigo para el castillo: un manto de tonos tierra y caobas.

-¿Puedo preguntarte algo yo?-le oigo murmurar a mi derecha. Su voz me ha sorprendido.

Asiento.

-¿Como descubriste como entrar? Me refiero ¿Como sabias lo de Perseo?

Me encojo de hombros.

-Intiucion.

Adelanto un paso. Peter niega con la cabeza detras de mi, como si no estuviera convencido.

Realmente no fue intuicion. Una estrella me lo dijo.

bajo el mismo cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora