Capitulo 2. Osos de peluche, marmotas y Matt.

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  • Dedicado a a todos los amigos que te han hecho ver la vida con otros ojos
                                    

En mi cama hay una coleccion de osos de peluche. Decidi empezar a comprarlos a los 8 años, si que algunos de ellos estan tan viejos que se les puede confundir con trozos marrones de balleta mohosa:

La osita Posy, el señor Burrberry (burr porque cuando le apretas la tripa hace ese sonido),
Fluffly, la marsopa, que es la unica fuera de lugar de ls coleccion.
El oso huggy, que es grande y suave y la osa Poppy, a la cual le falta la cabeza y un brazo
y a la que utilizo unicamente para desatar mi furia post-instituto.
Noah, que se llama asi porque ciertamente se parece al de verdad, Steph Superhot, que es una osa rosa chicle vestida con ropa country que Lucy me compro e insistio en que le pusiera ese nombre.
Por ultimo, esta el viejo oso Foh, que me encontre en el asiento del autobus y que es, con diferencia, mi favorito.

Hoy, el oso Foh es tambien una bendicion del cielo, porque si no estuviera tirado en el suelo, habria sufrido las consecuencias de una vertiginosa caida desde la litera de arriba. Creo que lo aplasto un poco, porque emite un sonido que suena como a choff y se desinfla un poco debajo mio. Ruedo hasta quedar con la cabeza apoyada en el frio suelo. Estamos a finales de verano, pero el frio ya a empezado a invadir Black View.

El siguiente olor que me llega es el de la lluvia.

Me levanto y me sacudo el pijama. Es curioso, vivo en Louisiana, donde practicamente la gente baila cuando no esta nublado o cae un chaparrom, pero a mi siempre me gusto el olor de la lluvia, el sonido que hace contra los cristsles, y los charcos que espsrce por el jardin. Los dias de lluvia con mi madre eran fantasticos: haciamos reposteria como locas en el viejo horno de leña. Luego, nos las comiamos juntas al lado de la chimenea mientras contabamos historias,con el suave cloc cloc de la lluvia repiqueteando en las ventanas.

Desde abajo me llega el suave sonido de una olla y el pin que emite el microondas para decirte que ya a acabado su trabajo. Cuando era pequeña era inpensable levantarme despues que el sol (queria aprovechar todas las horas de dia posibles) pero ahora parece que este haciendo una especie de competicion para ver cuanto mas tarde puedo levantarme sin tener que correrdetras del autobus del instituto.

Lo primero que hago por las mañanas es peinarme, pero hoy decido que no tengo tiempo para eso:me hago un moño en lo alto de la cabeza y me pongo una camisa azul y unas botas de agua. Me miro al espejo. Nunca e sido muy guapa, media melena pajiza, nariz afilada, ojos en algun punto entre el verde y el marron. Soy ese tipo de personas en las que se aprecian los fallos de cerca: una fila de pecas en mi nariz, como una constelacion, los mechones de pelo graso que se rizan en torno a mis mejillas y la fea cicatriz de esa vez que me cai de un roble, que ha azquirido un amarillo extraño y me surca un lado de la frente en diagonal. La imagen en conjunto no queda muy bien. A veces me siento como un rompecabezas con las piezas alreves, que no acaban de encajar.

Cojo mi mochila y bajo las escaleras hacia la cocina.

Por las mañanas, la casa vibra, todos van de aqui para alla buscando algo o intentando encontrar algo que hacer, chocandose unos contra otros, gritando, y caminando nerviosos. Y en el centro de ese mundo que ebulle esta el tio William, sentado en la mesa de la cocina leyendo tranquilamente el periodico. Cuando me ve bajar levanta la mirada, se quita las gafas de leer y hace un gesto vago con la cabeza a modo de saludo. Nunca fue muy hablador, pero es inteligente, observa las cosas, las analiza, las intenta entender y solo entonces las comenta en voz alta.

El tio william tiene una tienda de pesca en la parte antigua de black view, a donde van a comprar los viejos marineros, tipos escalofriantes con parches en el ojo y pendientes prendidos de la ceja, que cojean y escupen por todas partes. Tipos que solo te esperarias ver en una peli cutre de piratas. Por alguna extraña razon, al tio william, un hombre bajito, canoso, con aspecto de no haber matado a una mosca en su vida, le tienen un considerable respeto.

bajo el mismo cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora