CAPÍTULO 13.

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Tristeza...੭ु

   

Una mañana tranquila, un día soleado y agradable para casi todas las personas.

Todas excepto Taehyung.

Kim había despertado hacía tan solo media hora, pero solo eso había bastado para sentir que algo andaba mal. Comenzando por el momento en que abrió los ojos y no vio a la pequeña hada a su lado, ya le había parecido extraño.

La casa estaba en silencio, otra cosa extraña pues si el rubio despertaba tarde, lo más probable era que el pelirrojo estuviera en la cocina tratando de hacer el desayuno. Esta vez no estaba allí.

Por último le extrañó no ver ningún desastre en toda la casa, parecía como si el hada no estuviese allí, y eso desesperó a Kim.

El chico buscó en cada rincón de la casa, tratando de encontrar al pequeño.

— Seguramente es una broma Taehyung, no te preocupes...— Pensaba tratando de calmarse, pero con cada minuto que pasaba se alteraba más y más.

El último lugar donde se le ocurrió buscar era en su armario, no lo había revisado anteriormente porque estaba completamente cerrado y era imposible que Hoseok pudiera abrir la puerta. Pero al abrir lo único que encontró fue un nuevo dibujo, uno que Hoseok no le había mostrado antes.

En este se podía visualizar a ambos tomados de la mano, como los dibujos que hacían los niños, pero este tenía un  significado más especial. Hoseok no era un hada allí, sino un humano.

Taehyung giró el dibujo, notando una pequeña nota detrás.

"Hobi y Tae volverán a estar juntos algún día."

Y en ese momento Taehyung comprendió lo que estaba sucediendo.

Hoseok se había ido.

Los ojos del rubio se llenaron de lágrimas instantáneamente.

— No... Esto no puede estar pasando...— Apenas podía ver gracias a la gran cantidad de lágrimas que desbordaron de sus ojos.— No se puede haber ido, lo necesito aquí... Hoseok, dime que es una broma. — Lo llamó, esperando a que el pequeño apareciera en cualquier momento riendo de su travesura. — ¡Hoseok, sal de tu escondite! ¡No me gustan estas bromas!— Dijo un poco más enojado, sin aceptar la situación.— ¡¿Por qué haces esto?! T-tu no puedes irte, te necesito... ¡¿Es que no lo entiendes?! Te necesito a mi lado...

El rubio retrocedió y tomó asiento en su cama, dejando las lágrimas fluir mientras seguía mirando el dibujo. Nunca se había sentido así por nada ni nadie, nunca había tenido esa necesidad de querer volver atrás en el tiempo solo para oír la risa de alguien. Tampoco había sentido esa sensación de pesadez en su pecho, como si le hubieran arrancado un pedacito de su corazón.

Con su mano temblorosa subió su manga, mirando su tatuaje y acariciándolo con sus dedos. Era uno de los pequeños recordatorios de que Hoseok sí había estado a su lado y no era su tonta imaginación. Porque lo único que quedaba del pequeño eran sus dibujos, no había quedado nada más.

Lo extrañaría tanto...

Porque ese pequeño se había convertido en alguien esencial en su vida y nada lo cambiaría.

— Tu eras mi felicidad, Hobi...— Le habló a la habitación vacía, esperando que de alguna forma Hoseok pudiera oírlo.

꧁𝑪𝒖𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒅𝒂𝒔꧂
V𝒉𝒐𝒑𝒆

 
El pequeño ser apenas había llegado a su casita.

No tenía ganas de nada, solo quería volver con su Tae y darle muchos besitos, también cocinar con él y hablar de cómo había estado su día.

No le gustaba estar solo en esa pequeña casa que era perfecta para su tamaño, pero tan minúscula y sofocante al mismo tiempo.

Necesitaba volver a los brazos de Kim.

— Mamá... Papá... ¿Qué debo hacer?— Hoseok hablaba mirando una foto de su familia.— No me gusta sentirme de esta manera, siento que lo he abandonado, que lo he dejado atrás. — Caminó hasta una pequeña silla y tomó asiento para luego encogerse en sí mismo tapando su rostro con sus manitas. — Eso era lo que debía hacer ¿Por qué se siente tan mal?

El hada comenzó a soltar diminutas lágrimas que al principio fueron unas pocas, pero al imaginar el rostro de Taehyung, el pequeño comenzó a llorar de una manera descomunal. Sus mejillas rojizas, su naricita congestionada, sus ojitos irritados por tanto llorar, y no podía importarle menos. Solo quería al humano con él.

Cualquiera que conociera a Hoseok diría que ese pequeño no era el de siempre.

Su alegría permanente, su sonrisa resplandeciente con hoyuelos, sus alitas brillantes y tan bonitas, su torpeza innata pero tierna en él, su risa resonando todo el día debido a sus travesuras. Nada de eso parecía tener lugar en esa pequeña casita.

El Hoseok que lloraba desconsolado en esa silla no parecía ni minusculamente feliz, parecía débil y triste, totalmente destrozado, sus alas no brillaban para nada, estaban completamente opacas. Y ni siquiera la muerte de sus amados padres lo habían dejado de esa manera.

El pobre pequeño estaba perdiendo toda la magia que su pequeño cuerpito resguardaba, pues un hada con tal grado de tristeza siempre terminaba de manera fatal para ellas.













      

(N.J. A.)

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