¡Malditos sean todos!
Danashiri sollozó presa de una furiosa indignación. Aún se negaba a creer lo que tuvo que contemplar enfrente del televisor como exponían a sus dos hermanos mayores con el fin de tratar de salvar el pellejo del bastardo de Silver, para que supuestamente se limpiara su imagen quedando como un héroe anegado que fue también una víctima más de los crímenes de su familia. Y un buen samaritano que obraba por los demás. Dejando a Dangqishi como un bastardo vengativo, cruel, y, despiadado que poseía una sed de sangre y poder. Sabía que esto no fue obra de la familia Trallede, no alguien que les estuvo siguiendo los pasos por años consiguió de alguna forma, burlar su sistema de seguridad.
O peor aún, robarse toda la información sin ser detectado.
¡¿Hasta cuándo los dejarían tranquilos?! Ya suficiente calvario ha tenido que pasar. Al menos podrían darles un descanso para poder reponerse, y tratar de ponerse en contacto con los escasos contactos que aún poseían intactos que, a cambio de un favor, estarían dispuestos ayudarles. Si algo ella despreciaba son los traidores que atacaban por la espalda. Este en particular había recurrido al método de esconderse detrás de una pantalla para subir a la nube internacional de datos todo lo que encontró en los portátiles de su familia. Postearlo en cualquier plataforma que se dedicara a ser en vivos con algunos trucos de hackeo logró cargar todo, una vez exponer difamaciones bastante bajas.
Cerró los ojos a pesar de las punzadas de ardor que sentía en el párpado izquierdo que se cayó producto del ácido que hizo contacto con su rostro. El recordatorio de ahora como se veía su rostro la hizo desesperarse una vez, al saber que nunca más volvería a contemplar sus hermosas facciones.
Por más que lo intentara, simplemente no podía contemplarse así misma delante de un espejo, sin sentir repulsión por lo que veía.
Trató de no permitir que nuevas lágrimas salieran a flote por el rabillo de sus ojos. Se hacía un constante recordatorio, de que, era una mujer fuerte, no se dejaría vencer por esto. No le daría ese gusto a la persona que le haya enviado esa fragancia con ácido de verla derrotada, como deseaba hacerlo.
En ese momento, por primera vez ella sintió un arrepentimiento real en su pecho al tratar de recordar cómo se veía su rostro cuando Frederick le tendió un espejo que le suplicó en varias ocasiones, mientras trataba de limpiarse las ampollas que se estaban formando en su rostro. El trato de convencerla de una manera muy sutil que no sería una buena idea que era preferible esperar un par de días hasta que la inflamación bajara para que ella se pudiera tan siquiera mirarse así misma de nuevo delante de un cristal.
Y como siempre ella de terca no le hizo caso a su sugerencia. Le exigió que le entregaran el espejo más cercano que estuviera a mano, para su alivio Ariadna una de las ex tripulantes de nave chatarra donde vivió Saori, tenía uno lo suficientemente grande para poder ver todo su rostro completo.
Cuando lo alzó para enfocar lo que vio es algo que ella jamás olvidaría, aunque no recordaba del todo si llegó a tirar el espejo al suelo.
Lo que si tenía claro es que lanzó él gritó más desgarrador que se podría haber escuchado en la sala de emergencias. Su gritó logró captar la atención de todos, obligando algunos médicos de turno ir hasta el encuentro, entre ellos algunos asistentes también decidieron salir para ver, ¿Qué estaba pasando? Como algunos familiares que acompañaban a los pacientes. Cuando llegaron a su cubículo se quedaron pasmados por lo que sus ojos presenciaban. Hasta uno de ellos mascullo valientemente.
—Dios mío—masculló temblando—. Parece un cadáver. Mejor me voy. Pobre chica me compadezco de ella.
Algunos médicos prefirieron desviar la mirada por respeto no porque le temiesen a su rostro, se retiraron obligando a tanto asistentes como familiares de los pacientes retirarse de allí para brindarle algo de privacidad a la joven como tener empatía con ella, que ante la reacción de sus miradas se bajó de la cama con su cuerpo sufriendo constantes temblores, por las miradas de lástima, horror, y compasión que recibió de todos. Camino con pasos torpes hasta el baño de servicio que utilizan los médicos que atendían en la sala, con una mano tiritarte abrió la cerradura con otra encendió la electricidad del pequeño cuarto se acercó a paso acelerado hasta el espejo. Enfoco su mirada, al espejo de baño. Lo que vio. Aterrorizo. El lado izquierdo de su rostro estaba lleno completamente de cráteres a carne viva con restos de piel colgando, su parpado izquierdo se quedó colgando hasta tal grado que no dejaba de mostrar su globo ocular al descubierto, su pómulo no se veía mejor es quien se llevó la peor parte el ácido se había comido casi la mitad de la piel dejando túmulos de piel muerta mezclada con músculo, pero todavía era rescatable según Frederick. La esquina de su boca mostraba en una abertura pequeña el inicio de su encía. Afortunadamente, su cabello no sufrió ningún daño, y mucho menos su oreja no obstante lo que observó enfrente del cristal fue suficiente para que ella retrocediera dos pasos, empezará a gritar histéricamente, maldiciendo haberse colocado esa fragancia para la piel sin saber que le causaría este daño irreversible a su rostro. Lloró de la histeria, salió corriendo del baño tumbando a cualquier que se le atravesara en el camino, logrando salir de la sala de emergencias en dirección a la recepción a preguntar, ¿Quién le había dejado el obsequio?
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SEVEN
FantasySilver Mitrópoulos Depranon, exaltado héroe de guerra se ve forzado a huir al espacio tras ser acusado injustamente de un crimen que no cometió. Mientras se sumerge en su exilio cósmico, cortando lazos con la Tierra, su hermana Saori emprende una bú...