—¿Qué fue eso? —temblaba Mila al ver varios cazas del ejército Xunnadus, siendo perseguidos por los cazas de la fuerza aérea de los Estados Unidos.
Luken entrecerró los ojos, al darse cuenta enseguida de lo que más o menos podría estar ocurriendo. Los Xunna rompieron el tratado de neutralidad que se pactó en la tercera comuna Bilal del año de 1978 para la creación de la famosa ley de coexistencia entre especies sin importar en el planeta que estuviesen.
La ley de Bhor.
Una ley que, en vez de ser una bendición para todos, en realidad fue una catástrofe.
Las crónicas de una lucha entre culturas completamente distintas entre sí incompatibles.
No congeniaban en lo absoluto con la cultura humana.
No se podía obligar a un Siriano a dejar de adorar a sus deidades para que adore al Dios de los humanos para así poder encajar en el planeta tierra.
Cuando en primer lugar eso no aplicaba a ellos, si la ley les exigía eso, pero no les prohibía adorar a sus deidades, aquí siempre fueran en templos especializados para su gente... Donde se le permitía actuar como lo que es. Alienígenas con una inteligencia superior, al promedio. Los alienígenas debían seguir un código de comportamiento humano si deseaba vivir en paz en el planeta tierra, no generar cualquier estrago, no ser deportado a su planeta natal. Prohibirle la entrada al planeta tierra.
Sin embargo, si algo se caracterizaban los alienígenas es que sabían mezclarse muy bien con los seres humanos imitando a la perfección, su código de comportamiento. No obstante, a veces generalizar saldría mal, pues algunas especies extraterrestres bastante arcaicas se negaban abrasar el civilismo optaban vivir como si todavía fuera la edad de bronce de la galaxia.
Ese era el caso de los Tattas.
Ahora mismo lo que estaba ocurriendo es que Piollete Truegust en un arranque de rabia acaba de cometer la peor falta que no debías cometer por nada del mundo... Generar caos en el planeta, tierra donde el algún cuerpo gubernamental tuviera que intervenir para poner orden. Proteger a su población. Se preguntó, ¿Qué la habría provocado para actuar así?
Sea lo que sea, solo esperaba, que esto no tuviera nada, que ver con los Tattas.
Ignorando las contantes preguntas que hacía Mila sobre los cazas, se encaminó al vehículo pidió que lo llevarán a la iglesia aun en contra de las quejas de su séquito recordándole que necesitaban llevarlos a un lugar seguro para Mila y a él.
Por supuesto su terquedad no se hizo esperar. Exigió que lo llevaran de inmediato o sino el agarraría un taxi.
El jefe de seguridad quiso refutar de nuevo, pero la mirada suplicante de Mila le dio a entender que lo llevaran o tendría otro arrebato.
Todo el sequito hizo lo que se le ordeno. Les pidieron que subieran.
...
¡Qué se jodan todos!
Piollete le lanzó una mirada irascible a Dietrich quien intento detenerla mientras trataba de convencerla que se detuviera. Pero esta vez no le daría su brazo a torcer no cuando la vida de su madre corría peligro todo por culpa de los malditos Tattas que tuvieron la osadía de atreverse a conectarse en una línea desconocida desviando cualquier detector de Javas dentro de las líneas de comunicación interplanetarias colocadas en todo el complejo sistema de comunicación se usaban dentro de la residencia de su familia.
Lo que le hizo pensar que a lo mejor tenían un espía dentro de su personal, le brindaba información confidencial de los sistemas que usaban. De seguro usó alguna red araña pirateada podía replicar sin problemas hasta el programa más secreto de su gobierno.
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SEVEN
FantasySilver Mitrópoulos Depranon, exaltado héroe de guerra se ve forzado a huir al espacio tras ser acusado injustamente de un crimen que no cometió. Mientras se sumerge en su exilio cósmico, cortando lazos con la Tierra, su hermana Saori emprende una bú...