Parte II

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—¿T-tú eres...Bakari? —se atragantó Celes sin poder creerlo.

Por primera vez todos contemplaron el semblante aterrorizado de Celes quien se hallaba detrás de Musaka. Por unos instantes pasó de ser alguien bastante arrogante a una temerosa ante la presencia, de un ser aterrorizaba en todo el universo. Una criatura que todos los gobiernos perseguían mientras que otros añoraban reclutarlo dentro de sus filas. Una minoría quería hacer pactos oscuros con el a cambio de su favor.

Representaba la peor pesadilla de cualquier humano que desconociera la vida fuera del planeta tierra. Horriblemente desfigurado. Violento. Despiadado. Con habilidades que ninguna otra criatura podría tener. Qué nadie que deseara hacer tratos con lo oculto conseguía obtener una respuesta. Tragó más grueso cuando la mirada estoica que él le dedico a ella, le habló en una voz helada que le hizo que los vellos detrás de su cuello se erizaran.

—Me llama mucho la atención que una mocosa tan inmadura como tú, se haya aliado con él. Veo que ni siquiera en tú poca fluidez mental no te has puesto a pensar que es muy posible que termines igual que el Togo, y Danashiri—con la mirada apunto al cadáver decapitado de Togo, y una Danashiri sin vida en los brazos de Saori con un agujero en su pecho. La castaña no dejaba de sollozar.

Celes ni siquiera se atrevió a refutar absolutamente nada.

No poseía una respuesta concreta. Para refutarle.

Musaka lazó una risotada incrédula. De verdad vendría con ese argumento tan patético.

—¿Y tú que hablas? Es gracioso que estés aquí a pesar de que uno de tus tantos enemigos está también aquí—dijo señalando a Diomedes que enseguida entrecerró los ojos ante sus palabras.

Le preguntó en un tono sarcástico. 

—¿Enemigos o aliados? Por favor responda con cuidado, que yo recuerde él es nuevo novio de mi hija, por lo tanto, no soy el único que quiere velar por su bienestar. En estos momentos deberías reconsiderar lo que declaras Musaka. No vaya a ser que termines decapitado. Se ignoren las reglas del Bhor.

El demonio torció su boca, por un par de segundos. Ante ese comentario.

—Como si fuera, a temerle a él. No es mi culpa que su fémina sea amiga de personas problemáticas.

—Malnacido...—intento Dangqishi insulto, pero Diomedes no se lo permitió, detrás del bolsillo trasero de su pantalón sastre saco una de sus viejas estacas Euroxianas se la enseño a Musaka—Se te olvida que Bakari no es el único con quien solía a enfrentar a tu gente, puede que este retirado, pero aún sé cortar yugulares. Pregúntale al bastardo de allí enfrente como le hice una herida encima de su desfiguración. Se niega a superarlo. Es más aún debe maldecirme por eso.

Musaka enseguida se colocó en posición de ataque.

Bakari por otro lado le lanzó una mirada oscura a Diomedes.

—No es el momento para ir al tren de los recuerdos Diomedes, hay cosas más importantes que jactarte que eres el único hasta la fecha aparte de tu hija, que ha logrado tocarme el rostro.

Musaka de inmediato se sintió intimidado tenía dos expertos asesinos, uno de ellos no le importaría pasar por encima de las leyes Bhor que les obligaban a las razas fuera de la órbita terrestre, a obedecer si deseaban vivir en los planetas que habitaban el sistema humano en especial en el planeta azul. El sí bien no le importaría tampoco pasársela por alto, no creo a que su nueva mascota le convenciese de que la relacionase con él. Si quería que su supuesto plan funcionara tendría que retirarse por ahora.

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