Al morir, Takemichi espera por fin descansar de todo su sufrimiento.
Pero al despertar, lo único que vio fue el techo que tantas veces veía en las noches de llanto.
Su reflejo mostraba la apariencia de su yo de nueve años.
Está podía ser la últi...
Sentía la sangre escurriendo de su cuerpo. Sentía frio, pesado y apenas se mantiene consiente de lo que pasaba alrededor.
Sabía que su vida escapaba de su cuerpo. Su único pensamiento, evitar que Mikey terminara con esto de una vez por todas, trato de pararse, pero le era imposible, sus extremidades no reaccionaban a sus órdenes, se arrastró por el frio y sucio suelo lleno de su sangre. Sus lágrimas empapaban su rostro haciendo que vea todo borroso. De una u otra forma termino alcanzando el borde donde segundos antes Mikey salto, logro atrapar su mano y con fuerzas que pensaba que no tenía sostuvo el cuerpo impidiendo que ambos cayeran del edificio.
Las personas empezaron a reunirse alrededor del edificio, incrédulos de lo que veían. Takemichi intentó convencer a Mikey, pero este no escuchaba, pidiendo que lo dejara caer para ponerle fin a su sufrimiento. Takemichi intento una vez más.
—Mikey–kun toma mi mano, voy a desmayarme, pronto no podré sostenernos más.— Las lágrimas y la sangre escurrían de él, empapando el rostro inexpresivo de Manjiro. Aun a punto de morir no mostraba emoción alguna.
—Takemicchi, suéltame.— Manjiro no ponía nada de su parte para evitar caer. —Si sigues aferrándote de mi, ambos caeremos.-
Takemichi no pudo evitar recordar todas las veces en las que Manjiro sufría, la ves en que vio como su calidez, iba desaparecido dando paso a un cuerpo frio y sin vida. las veces en las que parecía que el mundo entero estaba en su espalda. Siempre fingiendo que no sucedía nada, colocando una falsa sonrisa, para despistar cualquier preocupación. no pudo evitar explotar de enojo.
—¡Maldición Manjiro!, ¡Solo dilo una vez, por una sola ves di sálvame!— Manjiro pensó que no le importaría morir, mirando esos ojos determinados a no dejarlo ir. —Y yo te salvaré!—
Por primera vez en años, Manjiro sintió que sus ojos sacaban lágrimas, toda esa oscuridad que lo abrumaba fue dispersada por esas palabras. ¿Él podía ser salvado si quiera? No lo sabía, pero si Takemichi es quien dice que lo salvará entonces creerá en él.
—Por favor sálvame Takemichi.—
Eso fue lo último que escucho de Manjiro. Entonces sintió una conocida onda de electricidad recorriendo su mano. Después de eso solo hubo oscuridad.
Una alarma sonó.
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Lo único que podía ver era oscuridad, no sabía cuanto tiempo estuvo en ese estado, pero al abrir los ojos supo que había pasado varios días, se encontraba en una cama de hospital, tenía una mascarilla de oxígeno. Todo su cuerpo dolía, cuando intento hablar no pudo, su garganta se encontraba en mal estado. El olor a desinfectante y medicamento lo mareaba. Su brazo izquierdo tenía puesto un yeso, su cara con algunos parches para sus heridas. Intento sentarse, pero su cuerpo no respondía.
Después de un rato despierto, viendo todo lo que allá a su alcance en la habitación. empezó a indagar en sus pensamientos, recordando perfectamente todo lo que sucedió en la pelea hasta que se desmayó por los golpes. Takemichi no pudo evitar pensar en Draken y su muerte que presencio. Justo cuando iba a dejarse llevar por pensamientos dolorosos y culpables. Escucho pasos dirigiéndose hacia su dirección.
