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Tomaron una taza de café y se sentaron en la sala. Lo único que sabían era que venían de parte de la policía, porque alguien les había avisado a ellos que en esa casa tenían disturbios, peleas y hasta golpes diarios.

La señorita que venía con los policías "interrogó" a Tania y ella respondió todas sus preguntas sin chistar, mientras que los padres estaban en el taller de Amadeo, ambos en silencio, incluso se sorprendieron de no ver merodeando a los jugadores por allí.

Eso era una buena idea...

-Hey, Capi. - llamo el hombre y Laura lo observo de brazos cruzados, pero no molesta. - Capi. -

- ¿Para qué lo quieres? - pregunto ella.

-Pues, ¿Qué tal si va uno de ellos a ver de que hablan? Seria como tener un ojo atento. -

Laura frunció los labios haciendo un sonido. - No creo que quieran hacerlo. - el otro volvió a verlo con el ceño fruncido.

- ¿Y eso? - hubo un momento de silencio, ¿enserio estaba preguntando el porque?

-Amadeo, les gritaste que los harías ladrillos de plomo y les arrebataste a sus amigas, ¿enserio crees que van a querer ayudarte? -

-Eh, un error lo comete cualquiera. - trato de escudarse, pero:

- ¿Un error fue pagarles a esos hombres para echarlas a la trituradora? ...-

-No me pongas a mi como el malo...- estaba intentando defenderse.

-Y como no vas a ser el malo si asesinaste a unas bailarinas...-

- ¡Solo...! - bajo la voz. - Solo eran pedazos de madera, por favor Laura no hagas drama...-

- ¡Tu! - salió una voz de la nada, ambos volvieron a la mesa donde era la cancha y vieron a una muy alterada bailarina de tutu blanco mirando a Amadeo. - ¡Tú las arrojaste a la trituradora! -

-No, no...-

-Si lo hiciste. - apunto Laura, el hombre le rodo los ojos, pero la bailarina continuo.

- ¡Voy a matarte! - apretó los puños con tanta rabia que ambos adultos podían verlos temblando, se veía muy mal, estaba a punto de saltar sobre el hombre cuando otra bailarina de tutu negro llego sujetándola por los brazos. - ¡No! ¡Suéltame! ¡Déjame! -

- ¡Julieta! - llamo la otra volteándola, a tiempo, llegaron los jugadores e intentaron calmar la situación.

- ¿Enserio las arrojaste a un triturador? - pregunto Capi sorprendido.

Amadeo, rendido, asintió. - Si. - los jugadores abrieron los ojos con horror. - Miren, estaba ebrio, no tenia al parecer otra idea en la cabeza y, solo paso, no es como que haya asesinado a una persona real, no hay una ley que me haya impedido hacer eso...-

-Amadeo eso es, terrible. - dijo uno de los Granate que tenia picos en la cabeza.

-No me sorprendería que enserio nos fundieras a nosotros. - espeto Liso, el hombre lo vio y deslumbro en los ojos del de plomo un odio bastante claro, luego busco los ojos de Capi y no pudo con las montañas de decepción que tenía en ellos.

¿Enserio Amadeo había hecho tal atrocidad?

Llego el punto donde la de tutu blanco maldecía al aire, estaba en un estado de enojo total, tanto que no podía pensar, su corazón latía salvajemente y temblaba toda, quería crecer y golpear a Amadeo, vengar a sus amigas caídas, ¡eso no iba a quedarse así, de ningún modo!

Eso hasta que Nadia le dio una bofetada que dejo a todos atónitos. Entonces reacciono mirándola respirando agitadamente. - Ya basta Julieta... Ya no podemos hacer nada. - le vio, por fin demostrando un poco de madurez. La nombrada no pudo evitar volver al suelo, mirarse las manos y recargarse sobre el hombro de su amiga. Físicamente no podía llorar, ni sudar, o como anteriormente se mencionó, respirar o siquiera tener un corazón. Pero tenia unos muy fuertes sentimientos que tenia la necesidad de mostrar. No pudo evitar comenzar a sollozar silenciosamente, cerrando los ojos a sabiendas de que los jugadores la verían en ese estado de debilidad.

Un pequeño errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora