¿Cómo que no me conocía de nada? ¿Aquel tipo me estaba vacilando? ¿Cómo se podía llegar a odiar tanto a una persona en tan poco tiempo?
Agradecí que Thom se lo llevara de mi vista, porque esos ojos celestes hacían que cada vez que hablaba con él, no pudiera prestar atención a nada más que a sus pupilas. ¿Como unos ojos tan claros eran capaces de esconder tanta oscuridad en ellos?Tiffany no dudó ni un segundo en preguntarme cuando nos quedamos a solas qué es lo que había pasado entre Álex y yo. -ya había descubierto el nombre de aquel imbécil- para que se diera aquella situación.
–Se podía cortar la tensión nena ¿lo conoces? ¿que ha pasado? – Sabía que el numerito que había montado iba a tener consecuencias, y la primera de ellas fue que Tiff me preguntara, y aunque no me apetecía darle a aquel chico más protagonismo del que le gustaría tener, tuve que ponerla al día.
– En realidad han sido dos conversaciones en las que nos hemos insultado, no tiene mucho más. –Intenté quitarle toda la importancia posible, porque Tiff siempre exageraba las situaciones. Noté como el malhumor recorría cada parte de mi ser cada vez que intentaba comprender como aquel tío era tan insufrible.
– Álex es bastante arrogante sí, pero ya verás como lo conoces y te empieza a caer mejor. –Abrí los ojos como platos ante lo que acaba de especular ¿conocerlo? ¿llevarme mejor?
– Ni de coña Tiffany es insufrible, no me lo menciones más, no pienso darle una importancia a Don maleducado que no se merece.
– A sus órdenes capitana. – Tiffany aceptó mi petición. Estaba loca si creía que iba a volver a dirigirle la palabra a Álex, era ridículo, su presencia era ridícula.
Pensé en vengarme, en dejarle mal delante de toda la fiesta por lo que había hecho, ¿por qué los tíos parecían perder todas sus neuronas cuando estaban con sus amigos? No encontraba respuestas a ninguna de las preguntas que su mera presencia me creaba y eso me desquiciaba aún más.La fiesta sin duda alguna era la más grande a la que había asistido. Había tres salones; el principal, donde la gente charlaba, bebía y la música le daba cierto ambiente a los tonos azules que adornan el techo. Y los dos salones laterales, el de la izquierda era una discoteca en toda regla, se escuchaban las paredes rebotar desde el principal, donde estábamos nosotras. Y por último el de la derecha, que según nos había contado Thom durante el trayecto en coche, era donde se almacenaba la bebida, donde estaba la cocina y la puerta trasera para salir al patio. Según él lo llamaban "El salón caliente'' Creo que con este nombre tan original, no hacía falta decir por qué se le había asignado ese nombre. Y no, no es porque hiciera calor, digamos que los que iban ahí eran los que tenían calor.
Dado que el salón principal nos estaba aburriendo más de la cuenta, decidimos irnos al que parecía enteramente una discoteca dentro de una casa, a medida que nos íbamos acercando más, las paredes vibraban con más fuerza. El dj nos dio la bienvenida a Tiff y a mi de la mejor de las formas, nos pusieron Rueda remix y automáticamente me transformé en el alma de la fiesta. Tiffany y yo saboreamos los 3 minutos y 29 segundos que duraba la canción al completo.
¿Sabéis esa canción que aunque sean las seis de la mañana y apenas te sientas los pies,la ponen y automáticamente vuelves a estar fresca como una rosa? Pues esa era la mía.
De Rueda pasamos a miles de canciones más y cuando me quise dar cuenta, llevábamos un rato revolucionando a todo el personal.
La cabeza empezó a bombearme como si tuviera el corazón en la nuca, llevaba más de 6 copas, y yo nunca me había habituado a beber más de tres. Fui a buscar a Tiffany para salir un rato a tomar aire fresco, pero se estaba dando el lote con uno de los chicos que habían estado bailando con nosotras. En el momento en el que despegó del chico y compartimos miradas me guiñó un ojo dándome a entender que ahora me buscaba ella.
Ah vale.
¿Y ahora qué hacía yo?
No tenía con quien irme, y ni tampoco hacia dónde ir.
Volví al salón principal y cogí una de las botellas de agua que había en una mesa. Dos de las chicas que estaban junto a ella me miraron raro cuando me dirigí a coger algo de agua para intentar aliviar la resaca que ya predecía que iba a tener el día siguiente.
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Antídoto
RomanceValeria empieza la universidad huyendo de sus heridas. Álex se ve en la obligación de seguir arrastrando las cadenas de un pretérito que cada vez se hace más imperfecto. Lo que no saben es que cuando el pasado tiene tanto peso, hace que el futuro...