Aquello era enorme, había un ventanal al fondo de la habitación medio cubierto por unas cortinas de terciopelo verde botella que llegaban hasta el suelo. Todo aquello olía a él, me sentía como si poco a poco estuviera encajando los esquemas, aunque aún me queadara mucho más que averiguar.
Había una cama enorme en el lateral de la habitación con varios cojines y varias camisas en sus perchas por encima. Para mi sorpresa, había bastante orden ante el caos que caracterizaba al chico que tenía a mi lado.
–¿Desde cuándo vives aquí?
– Desde que llegué a Los Ángeles. – Respondió con un tono despreocupado, como si nada le importase, como si no se estuviera dejando al mes más de medio millón de dólares por esa habitación.
Álex se dirigió al baño y yo seguí observando inmóvil aquel rincón tan suyo. Había un tocadiscos en uno de los lados de la habitación sobre una mesa blanca de madera. Mi madre siempre había sido amante de los tocadiscos, y yo, que sólo sabía seguir sus pasos, me sumergía en todos y cada uno de sus gustos.
Me dirigí hacia la mesa donde se encontraban varios discos de vinilo y empecé a ojear varios. Por la forma en la que estaban desordenados, supuse que los habría utilizado en algún momento y que no estaban ahí por mera decoración.
Sin duda alguna, Álex era mucho más de lo que yo creía, tenía mucha más historia, y algo diferente a lo común.
– ¿Desde cuándo Álex Miller utiliza un tocadiscos?
– ¿Vas a seguir haciéndome preguntas? –Se abrió la puerta del baño y pude descubrir un torso desnudo junto al vaho que salía desde el interior de aquella habitación. Solo llevaba una toalla liada alrededor de la cadera, y aquella situación hizo que inevitablemente se me acelerara el pulso a niveles superiores.
Me quedé inmovil.
Tenía la cabeza medio tapada con una toalla blanca porque se estaba secando los pelos, así que agradecí que en parte, no hubiera sido consciente de mi estúpida reacción. O eso creía, porque juraría que se me había cambiado la cara, y las manos inevitablemente se habían puesto a temblar.
– ¿Qué pasa que nunca habías visto un tío desnudo? –No, nunca había visto a un tío recién salido de la ducha, con unos abdominales en los que se podría lavar la ropa y que con el pelo mojado, parecía aún más sexy de lo que ya era de por sí. Por suerte no fue eso lo que le dije, y en cambio, le ofrecí el beneficio de la duda.
– ¿Ahora quién es el que pregunta?
–Tranquila tendrás tiempo para acostumbrarte a verme así, vamos a estar todo un fin de semana juntos, por desgracia. –Joder, que habilidad tenía siempre de cagarla. ¿Por desgracia? ¿Enserio?
– Pues bien que cambiaste de opinión cuando James dijo que podría cambiarse por tí. –Si el iba a atacar yo tenía las mejores cartas.
–No empieces pequeña, no tengo ganas de discutir hoy. – Para mi sorpresa ni siquiera me molestó que se dirigiera a mí con ese nuevo mote que a él parecía encantarle por el mero hecho de que a mi me fastidiase. Pero vi sinceridad en sus ojos, no tenía ganas de discutir, así que preferí callarme. Me levanté y dejé los vinilos sobre la mesa mientras él no me apartaba la mirada.
–Te falta Who is loving you de Michael Jackson
– Mi favorita es Who is loving you de Michael Jackson –Dijimos al unísono.
Nos miramos con cierto atisbo de sorpresa en nuestro rostro ante lo que acabamos de decir.
– No, no me falta. Está justo ahí. –Indicó señalando un vinilo que se encontraba debajo de la mesa de madera en la que se sostenía el tocadiscos y volviéndolo a colocar junto a los otros.
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Antídoto
RomanceValeria empieza la universidad huyendo de sus heridas. Álex se ve en la obligación de seguir arrastrando las cadenas de un pretérito que cada vez se hace más imperfecto. Lo que no saben es que cuando el pasado tiene tanto peso, hace que el futuro...