Tú y yo

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Golpeó la puerta y esperó a ser atendida. Realmente no debía estar ahí, frente a la entrada de esa habitación de hotel. Estaba nerviosa, pero tenía que hacerlo. Su corazón latía con fuerza, sus manos le sudaban, su cuerpo comenzaba a tensarse con cada segundo que él tardaba en recibirla.

Al escuchar abrir la puerta, dió un respingo intentando no sonrojarse, pero fue inútil.

Él la tomó por su cintura y la sujetó contra él besándola, había esperado durante horas para poder hacerlo, y ahora que por fin la tenía en frente, no le permitiría irse. Caminó hacia atrás, con ella aferrada a su abdomen, cerró la puerta y la apoyó con delicadeza contra una de las paredes sin dejar de sentir sus labios y su lengua en su boca. En la primera oportunidad que vió, ella lo detuvo.

— Espera, por favor —sonó fría— Tenemos que hablar

— Hablaremos luego —volvió a besarla. Ella comenzó a apartarlo con sus manos puestas en su pecho, pero él con las suyas, las bajó poniéndolas sobre su bulto creciente sobre su pantalón

— Paul... —corrió su rostro a un costado— No lo entiendes, tenemos que hablar ahora, no luego, ni dentro de cinco minutos, ahora —exigió

Se detuvo fastidiado llevando sus manos a su cintura sin dejar de mirarla con cierto enojo.

— Está bien, maldición, ¿Qué es lo que quieres decirme?

Ella dudó en soltar todo lo que tanto había planeado decirle, la manera y el tacto con el que debía dirigirse a él. Escucharlo molesto le hizo temblar las piernas.

— No lo tomarás a bien, ya lo sé... —al oírla, Paul sólo pensó que no había ido para estar con él como lo había imaginado. Los nervios comenzaron a apoderarse de su cuerpo— Verás... no debo seguir más con esto

— ¿"Con esto"... qué? —preguntó sarcástico sabiendo bien a lo que la chica se refería

— Lo sabes... esto... esta aventura absurda que estamos teniendo. Nosotros... —suspiró— Lo siento... no puedo continuar

Se puso a pensar con detenimiento mientras le daba la espalda y miraba a través de la gran ventana de la habitación.

— Para ti es una absurda aventura... ¡Para mí es mucho más que eso y lo sabes! —se dió la vuelta repentinamente

— Bert...

— Dime Paul... sabes que me gusta cómo suena mi sobrenombre salir de tus labios... —se acercó a intentar besarla, pero lo esquivó— ¡Maldita sea, Charlotte, Maldita sea! —la miró con demasiada furia, una muy incontenible— ¿Y qué se supone que pasará conmigo?

— ¡Desde un principio sabías que lo nuestro no podría ser posible!

— Y eso a mí no me importó porque no tenía planeado enamorarme de ti! ¿Sabes? Para mí esto también era sólo una aventura, como lo es para ti, pero yo... ¡Maldición! Te amo, Charlotte... —la mujer abrió sus ojos en grande ante la confesión del músico— Te amo, y no puedo contener este sentimiento de mierda que me consume cuando no te veo, cuando no te siento, cuando no te toco... Charlotte, no me hagas esto —dudó en contestarle, no sabía exactamente qué responderle

— Bert... por favor... no lo hagas más difícil

— ¡No, tú no lo hagas más difícil! —reclamó— ¡Ven conmigo! Déjalo y ven conmigo —sugirió con cierta emoción— Te llevaré lejos, donde no pueda encontrarnos —dijo y la chica se sonrojó ante semejante propuesta, pero sabía que eso sería imposible

— ¡Estás loco! —dijo obvia

Se dió la vuelta para irse pero vió que la puerta no tenía la llave puesta. Al girarse, vió que Paul tenía las llaves colgando en sus manos haciéndolas tintinear.

🥀 Hotter Than Hell | Paul StanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora