Entre balones y patines

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Dió un torpe salto intentando hacer un giro, pero aterrizó mal y cayó al suelo sobre sus rodillas, se rió de sí y se volvió a levantar yendo hacia el borde de la pista. En eso, un pequeño grupo encabezado por un chico de su edad entró al lugar

-¡Creí que estaría vacío! ¡Mario! Arregla esto -le apuntó en cuanto le vió

-oh, eh... no se preocupen, yo ya me iba -trató de aliviar el, al parecer, mal humor del chico, aunque luego se dio cuenta de lo que hacía y su semblante cambió

-pues vete ya, si no quieres que te saque a patadas -avisó el otro, haciéndolor enojar

-¿Quién te crees que eres para hablarme así? -lo enfrentó sentándose a sacarse los patines

-mejor decir ¿Quién te crees tú? Alguien que se cae con algo tan simple no debería estar aquí -el chico se hinchó tratando de parecer más, grande, pero eso solo le sacó una sonrisa.

Aparentemente tenían la misma altura, pero era más delgado y estilizado, al parecer era un patinador profesional, pero que los humos se le habían subido a la cabeza, sus facciones finas le daban un aspecto afeminado, sus ojos celestes brillaban con rabia y su pelo negro algo largo, estaba atado en una coleta.

-Al parecer eres un profesional, sin embargo, te haz olvidado de tus primeros pasos, bájale a tu ego -le dijo terminando de acomodarse los zapatos deportivos

-¿Y eso en qué te afecta? Ya vete -insistió

-a mi en nada, pero a la larga puede que te afecte a ti -se colgó los patines al hombro y se fue dejando al contrario hirviendo de rabia.

Una nueva anotación, se había ido a la cancha del parque ni bien había terminado su entrenamiento, pese a que su entrenadora le ordenó que descansara, la caída de esa mañana había causado que su tobillo se hinchara, aún así, incluso con el dolor, sentía que no podía dejar de moverse, así que fue a practicar tiros

-¿Tú de nuevo? -una voz enfadada interrumpió sus pensamientos y desvió la mirada de la pelota que terminó entrando al aro

-¿Qué? ¿Ahora me vas a echar de un lugar público? -recordó como le había tratado

-lo que hagas o dejes de hacer fuera de la pista no es mi problema -contestó con indiferencia

Fue a sentarse en una banca pensado en que no estaría mal socializar un poco con alguien fuera de su mundo, después de todo, entrenar para ser medallista era lo único a lo que dedicaba tiempo

-tu tobillo -apuntó el chico luego de un rato -deberías dejarlo reposar -sugurió

-ah, ya me lo dijeron varias veces, pero, no es problema, aunque duela un poco, tengo energía que gastar -removió un poco el miembro en círculos y luego dio la vuelta yendo a buscar la pelota

-oye... -el sonido del aro se volvió a escuchar, pero esta vez no fue tan delicado como los anteriores, más bien parecía un tiro que apenas entró, pero, lo que sorprendió al chico fue que había sido anotado desde atrás del aro

-¿Qué quieres? -le preguntó con brusquedad sin darse cuenta -ups -el otro sonrió

-ese fue un buen tiro -felicitó -al parecer eres genial para el basquet...

-pero un desastre para el patinaje, lo sé, solo lo hago de hobby, mi verdadera pasión es este deporte -contó, aunque luego recordó que era un extraño -olvida eso -pidió

-¿Qué posición juegas? -preguntó interesado

-¿Te las sabes? -lo miró con curiosidad, pero el chico negó

-no, solo pregunto por curioso -se encogió de hombros, aquello le sacó una sonrisa

-juego de base, debo controlar el ritmo de juego -enseñó -¿Quieres... intentar? -con la pelota apuntó al aro

-¿Puedo?

-al menos no te trataré como tú a mi -lo "tranquilizó"

-sobre eso...

-no hace falta, tal parece que estabas de mal humor

-aún así no debí tratarte así, discúlpame -pidió bajando la cabeza, la pelota le llegó a los pies

-cállate e inténtalo -ordenó, a lo que él obedeció tratando de imitar la pose que le había visto hacer cuando iba a tirar, falló estrepitosamente, una risita se escuchó, a lo que frunció el ceño mirando hacia otro lado

-ya no quiero hacerlo -fue a sentarse a la banca como si fuera un niño caprichoso al que le negaron algo

-oye, no te preocupes, yo también fallo tiros -lo siguió, el chico le miró enarcando una ceja -bueno, ¿A veces...?

Dejó a la pelota descansar y revisó su celular, aún tenía tiempo, así que fue a sentarse en el suelo frente a él

-el suelo está frío -le advirtió, a lo que se encogió de hombros -no me culpes si te enfermas

-ni que nos fueramos a volver a ver -le respondió gruñendo, cosa que dejó boquiabierto al pelinegro

-dijiste que no te habías molestado -rebatió

-me mudo, lejos, a América -contó -me voy mañana, solo estuve aquí por un torneo

-¿Juegas profesionalmente? -el chico se sorprendió, no parecía una persona dedicada al deporte

-lo sé -se rió -increíble ¿Cierto?

Los años fueron pasando, los caminos se separaron, se recordaban el uno al otro, jamás siquiera pensaron en pedirse los contactos, mucho menos se preguntaron los nombres, dos desconocidos que solo se toparon en el andar una vez y que creían fervientemente que nunca se volverían a encontrar.

Pero aquello que está destinado a ser, ya sea una complicidad, una amistad, o un amor, siempre se vuelve a encontrar incluso en la lejanía.

-¿Quieres que te enseñe a patinar? -él fue el primero en acercarse a aquella persona que al instante pudo reconocer en aquél café donde de un millón de posibilidades se volvieron a ver

-¿Qué? -casi escupió su café al reconocer aquella voz y, sin tragarse del todo lo que él había dicho -¿Lo harás? ¿En serio?

-si quieres -miró hacia arriba evitando mostrar su sonrojo y mucho menos, ver la sonrisa que le estaba siendo regalada

-Acepto -le extendió la mano y él no la rechazó.

Historias De Un Solo CapítuloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora