⊹ ָ࣪ capítulo once.

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Soobin salió de la ducha apenas con una toalla cubriéndole la parte baja del abdomen y piernas, después de todo, no es como si el Omega no hubiera visto nada desde anoche

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Soobin salió de la ducha apenas con una toalla cubriéndole la parte baja del abdomen y piernas, después de todo, no es como si el Omega no hubiera visto nada desde anoche.

Instintivamente sonrió de lado, dejando a su cabeza recordar lo bien que se había sentido estar con y dentro de Kai. No existía comparación alguna, eso no había sido simplemente sexo, o al menos no para él. Aquello iba más allá, dejando expuestos sus sentimientos a través de caricias y besos, de sus manos palpando la suave piel y su cuerpo fundiéndose en el calor con el que el omega lo recibió tan bien.

Mágico, él aprendió a amarlo de una nueva forma. Apresándolo entre sus brazos y siendo el receptor de tal melodía salaz que salía de los finos belfos adversos con su toque, únicamente por él.

Secó su cabellera con una toalla más pequeña, paseando por toda la habitación. De vez en cuando miraba a Kai, quien seguía dormitando plácidamente. Podía percibir sutiles ronroneos proviniendo del menudo cuerpo y su corazón latió con fuerza al darse cuenta que era gracias a que tenía el rostro muy cerca de la almohada que él usaba.

La naricita de botón se restregaba inconscientemente en la tela llena de su olor natural a café amargo. Soobin sonrió como el idiota enamorado que es.

Pasando los minutos y siendo consciente de que el tiempo apremia, sumando a que no deseaba recibir quejas o un mal humor del Omega, se vistió con agilidad. Aunque tuvo un par de percances, no pudo detener ciertos jadeos de dolor al sentir como la camisa lograba un escozor en su espalda al simple contacto, resulta que las marcas aún estaban frescas gracias a ciertas manitos y garritas de un felino.

La noche-madrugada había sido algo... Interesante.

Mas tampoco podía quejarse, ambos lo disfrutaron con soltura, en lo personal, Soobin pudo liberar todo lo que Kai le ocasionaba en tantas situaciones tensas.

Otra historia que se quedaba en sus pensamientos.

Cogió las llaves de la mesita de noche y se puso de cuclillas frente al castaño, acariciándole con ternura y retirando un par de mechones rebeldes que le estorbaban la pequeña frente. Sonrió otra vez y se acercó más a él hasta susurrarle un suave:

―Vuelvo pronto.

Y antes que el mayor se removiera, el Alfa le dejó un efímero beso. Intentando tomar energías de los dulces labios, estaba seguro que no necesitaba más.

Aspiró el aroma a vainilla de sus sedosos cabellos rizados y contempló el cuello lechoso que estaba al descubierto gracias a la posición de lado en la que dormía.

Sus encías picaban, deseaba tan mal haber dejado una marca ahí, solamente su marca. Esa que daría un inicio a un lazo mucho más allá de lo físico, en la que podría hacerle comprender todo el amor que desbordaba y del que quería darle a través del tiempo.

Crispó sus labios, dejando otro beso en su frente, más largo pero igual de puro. Sinceramente no quería salir, era capaz de quitarse los zapatos y subir nuevamente a la cama, abrazar fuertemente a Kai mientras se inundaba gloriosamente del contraste de ambos aromas. No obstante, había una parte de él que también quería consentirlo, cumplirle todos sus caprichos, así sean mínimas cosas.

深 𝗲𝗺𝗯𝗮𝗿𝗮𝘇𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝗺𝗶 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼  ─  sookai  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora