La noche que había caído era realmente hermosa, estrellas luminosas por doquier, el frío, la gran luna, en fin. Era demasiado perfecta. Sebastián y yo estábamos hablando, era algo normal, pues somos amigos. Tenemos muchas cosas en común, nos gusta el chocolate, nos gusta leer, nuestros padres están muertos, y demás. Cómo los 10 de cada mes nos regalan un pequeño libro -lo sé, es raro pero es lo que amo de estar aquí.- lo quise leer para saber de que se trataba.
Sebastián tomó su libro y se lanzó hacía mi cama de boca arriba, me encontraba leyendo mi libro -era de frases.- es fascinante. Cuando Sebastián se acomodó a mi lado sonreí al verlo. En serio pasamos de ser enemigos a amigos, wow. Seguí leyendo y no sé porque aquella frase me pareció genial, decía así: 'Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.'
Sebastián me miró y se rió, yo le pegué en el brazo y le susurré un 'estúpido' y él me devolvió un 'estúpida.'A las 10:00pm debíamos de estar durmiendo pero rebelde siempre, solté una baja risita y decidí seguir leyendo aquellas frases que cada vez se colocaban más buenas. Sebastián se levantó de mi cama y se fue a la de él. Después de leer unas 50 frases mis ojos no dieron para más, comenzaron a colocarse pesados y fui cerrando lentamente mis ojos hasta caer en un profundo sueño.
Al día siguiente.
Narra Sebastián:
Me levanté más temprano que Tania -no era algo normal, por cierto.- entré al baño y solté un bostezo. Agarré mi cepillo de dientes y me cepillé, lo dejé en donde estaba anteriormente, me quité la camisa, el pantalón, y el bóxer. Entré a la ducha y abrí la llave, el agua estaba fría y tomé por decisión presionar el botón el cual la mantenía caliente. Esperé unos segundos y metí mi mano al agua, ahora sí estaba caliente. Metí todo mi cuerpo y suspiré.
Me enjaboné y luego volví a dejar que el agua recorriera por todo mi cuerpo, cerré la llave y tomé la toalla, sequé mi pecho, mis brazos y mis piernas. Tomé mi bóxer y metí una pierna por la abertura que tenía este y con la otra igual. Me puse mi jean negro y salí con el pecho descubierto, mientras que con mi mano derecha agarraba la toalla para secarme el cuello, la nuca y el cabello. Tiré la toalla en mi cama y fui hacía la cama de Tania, al verla una sonrisa se formó en mi rostro.¡Buenos días, Tania! -la tomé de los hombros y comencé a sacudirla hasta que abrió sus ojos.-
Hola, Sebastián -bostezó. Sonreí leve y me quité para que ella se pudiera parar.
Tania tenía la misma ropa y el mismo libro de ayer, me coloqué una camisa blanca y unos vans negros. Bajé para desayunar, pero Tania no bajó. -qué raro.- pensé. Nunca falta, cuando terminé de desayunar subí hasta la habitación y por culpa de los nervios abrí rápidamente la perilla de la puerta, ví una silueta de una chica y sonreí pero lo único que escuché de parte de ella fue un.. '¡Sebastián!'
Tania se estaba cambiando, oops. Reí y le pregunté:¿Puedo entrar? -levanté mi ceja.-
Espera -se volteó para poderse colocar la camiseta.- ahora sí. No mentía, esos short's le quedaban muy.. -.Espera, Sebastián, ¿qué te pasa?.- mordí mi labio inferior, y luego sonreí.Tania estaba realmente nerviosa al saber que yo la había visto cambiarse -.bueno, la ví colocarse la camiseta.- Escuchamos unos golpecitos a través de la puerta, abrieron la puerta y me llevé una gran sorpresa.
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Compañeros de habitación.
JugendliteraturTania Brooks, una chica tímida, poco amigable, de 15 años, su pasado la traumatizó desde pequeña, por lo que su presente revive las secuelas. Es una chica algo cortante, seca. Vive en un orfanato, pues sus padres fallecieron en un incendio. Sebasti...