En el capítulo anterior.
Sentí como alguien me comenzó a zarandear y me preocupé, pero al ver quien era me aparté de él rápidamente.
Capítulo IX.
Sin más que decir, el muchacho era Sebastián, como traía los ojos llorosos no podía enfocar claramente quién estaba al frente mío pero sabiendo que era él me calmé un poco. Aún me sentía triste, verlo después de dos años y que haya reaccionado así fue muy doloroso. Tomé aire y él no decía nada, sólo se limitaba a mirarme y nada más, (cosa que me molestaba).
– Así que eres Tania, la chica que estuvo conmigo en un orfanato. – Habló el mayor, esperando respuesta alguna. Asentí a lo que dijo y mordí un poco mi labio inferior. El niño que traía ya no estaba con él.
– Pensé que ya no te importaba, Tania. Prometiste ir al orfanato y nunca te apareciste. – Lo que decía era cierto puesto que me dolía cada vez más. En pocas palabras le dije que parara de decir cosas hirientes. Odiaba eso de alguien. No podía ni hablar, estaba conmovida y ni siquiera sabía qué decirle. La noche había acontecido, las estrellas por doquier y una bella luna se apareció en el bello cielo azul.Toda la noche la pasé con Sebastián, hablando de todo lo que había pasado durante aquellos dos años atrás. En un momento, decidí quedarme callada y proseguí con una pregunta.
Sebastián, ¿quién era el niño que llevabas hoy? ¿Era tu hijo? –susurré con la mirada gacha, puesto que era una pregunta que tenía que hacerle sí o sí. Él sólo se limitaba a verme pero no respondía, al cabo de unos minutos contestó.
Es mi hermanastro, tiene tres años y se llama Diego. –me sonrió ampliamente hasta que solté un pequeño suspiro al escucharlo. Me aliviaba escuchar que era parte de su familia adoptiva y no era su hijo. El amanecer comenzó a ascender y en unos segundos, me acerqué al muchacho para verlo y posé mi mano en su mejilla para luego dejar un suave beso sobre los suyos hasta que él se apartó repentinamente. Sabía que algo andaba mal y quería que lo confirmara por sus propios labios.
No puedo, lo lamento. – murmuró apartándose de mí para luego, levantarse y entregarme un papel en mi mano. Lo agarré y seguido él se despidió de mí para ya irse.
Verlo irse me puso más triste de lo normal, al principio me sentí como una tonta, puesto que me rechazó.
Me dirigí hacía mí casa, pensaba que quizá estaban preocupados por mí y al recibir un mensaje de parte de Andrew confirmé lo que pensaba.New message.
Andrew.
Te extraño, ven a casa rápido.
4:00am.Andrew en parte era muy lindo pero nada que ver con la familia, no quería un incesto y menos con él. Al llegar a casa, abrí la puerta con sumo cuidado y la cerré de tal manera que no se dieran cuenta que ya había llegado. Subí a mi habitación y me desalojé de todo lo que traía puesto, quedando en ropa interior y seguido me coloqué un short y un buzo de Andrew el cual me quedaba como vestido.
Escuché que tocaron la puerta de mi habitación dos veces y pensé quién podría ser, ignoré mis dudas y abrí la puerta dejando ver al lindo muchacho en frente de ésta. Él entró a la habitación y seguido, se acostó en mi cama para luego, hacerme un espacio para acostarme a su lado. Rodé mis ojos y cerré la puerta para ir hasta la cama y acostarme en ésta dejando un espacio entre ambos cuerpos.
Esperaba que lo que faltaba del día de hoy fuera diferente.
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Compañeros de habitación.
Ficção AdolescenteTania Brooks, una chica tímida, poco amigable, de 15 años, su pasado la traumatizó desde pequeña, por lo que su presente revive las secuelas. Es una chica algo cortante, seca. Vive en un orfanato, pues sus padres fallecieron en un incendio. Sebasti...