|Cap ₁|Feliz cumpleaños, Estrella.

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[Leerán una narración en tercera persona únicamente en este capítulo, en ninguno más. Y es porque no puedo escribir en primera, ya que pasan demasiados detalles y sucesos que un niño no podría notar bien. ¿Se entiende? Sólo será así en este capítulo. Los próximos serán solamente desde la perspectiva de Jungkook 🦋]

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【 ᴹᵃʳᵃᵗᵒ́ᶰ ¹/² 】



Empecemos por el principio.

El inicio de todo.

Pero antes de eso, mejor hablemos de estrellas.

Hablemos de las estrellas que Jungkook llegó a ver de una forma distinta, después de aquella noche del treinta y uno de agosto, cuando sólo tenía nueve años de edad y estaba a horas de su cumpleaños.

Hablemos de cómo las estrellas lo llamaron. De cómo él buscó refugio en ellas después de implorar al misterioso cielo; una salida. Jungkook necesitaba una salida, una escapatoria que lo ayudase a vivir. Una razón para creer que hay algo bueno en el mundo.

Aquel treinta y uno de agosto, Jungkook bajó las escaleras de su casa, saltando una por una, riendo y cantando.

—¡Uno y dos! —salta por dos escalones—. ¡Dos y tres! —sonríe—. ¡Tres y cuatro, ya voy llegando!

El niño era feliz. De hecho sus padres y abuela siempre se preocuparon por mantenerlo así. De darle todo lo que quisiera, aunque su abuela no quería que se convirtiera en un joven malcriado, así que de vez en cuando le daba charlas de cómo ser una buena persona.

—¡Y... llegué! —corre por el salón—. ¡Mami! —llama.

Jungkook corre a la cocina, puesto que dentro de poco llegaría su padre a cenar, y aquel era el momento más esperado del día; cuando se sentaba junto a su padre a platicarle sobre todo lo que hizo en el colegio.

Pero el niño, definitivamente no se esperaba lo que vio al empujar la puerta. Jungkook no se esperaba ver a su mamá besando a un hombre, y es por eso que su sonrisa desciende, cuando nota que la boca que su madre besaba no era la de su padre, sino la de alguien más.

Algo muy confuso se esparce por todo el cuerpo del niño. Su débil pecho sube y baja con miedo, con un miedo diferente. Jungkook alguna vez había visto videos de terror junto a su mejor amigo Jimin, y sí, le causaba mucho miedo ver fantasmas. Sin embargo, no sabía cómo conllevar esto.

¿Tenía que cubrirse sus ojitos para no seguir viendo?

¿Tenía que gritar?

¿Qué debía hacer? Jungkook no sabía.

Jungkook se había quedado en una incómoda inquietud, que lo obligó a salir de ahí y arrodillarse en un rincón de la sala para esconder su cabeza entre sus piernas.

Sí, era sólo un niño. Pero no tan pequeño como para saber que su madre estaba haciendo algo malo.

Él no contó los segundos, menos los minutos. En ese momento, él no tenía noción del tiempo ni de lo que estaba ocurriendo justo ahora en la cocina de su hogar.

—¿Jungkook? —la voz de su abuela Jiyu retumba en su desesperación.

La anciana se agacha a su lado y acaricia su cabeza, preocupada por la posición en que estaba su nieto.

—¿Por qué lloras, cariño? —inquiere.

—M-Mamá —musita él.

—¿Qué sucede con tu madre?

Luminisencia | JJK [+21] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora