VII. Pruebas

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Después del incidente del lago todo había cambiado, y Steve estaba a punto de amarrarse una piedra al cuello y tirarse en el medio de este. O talvez debería de buscar nuevamente congelarse otros 70+ años.

Tony estaba insoportable. Insoportable no-detestable. Cualquier otro ya se hubiera pegado un tiro como mínimo.

Pensaba que llevarlo a pescar había sido bueno, habían convivido en paz por unas cuantas horas, incluso el ir de compras había sido grato para él. Por primera vez pasaba tiempo con su hijo.

Había pasado tiempo con él, entrenando, o cuando los otros Vengadores estaban unidos, pero era la primera vez que pasaban tiempo solos los dos...en especial desde que sabían eran padre e hijo. Era un verdadero infierno.

Steve nuevamente se preguntaba porque un ser pensante querría convertirse en padre.

Tres días. Llevaba tres días de estar aguantando los berrinches y malas crianzas del joven.

Todo empezó con la sopa de tomate. Tony estaba envuelto en las colchas, sentado tranquilito y con el tazón de sopa frente suyo. Steve había ido a buscar algún termómetro, temeroso de que podría causarle una neumonía al niño. Después de todo, era su hijo y antes del cambio él había sido una persona sumamente enfermosa.

Al regresar Tony se miraba molesto, viendo la sopa como si fuera su peor enemigo. "¿Todo bien, campeón?" Pregunto con una leve sonrisa, pero esta desapareció con el golpe del tazón.

Tony había tirado el tazón de sopa al suelo...de hecho Tony le había lanzado el tazón de sopa a EL. Steve abrió y cerro la boca, perplejo y falto de palabras por el hecho en sí.

"¡ODIO la sopa!" Grito el niño, cruzándose de brazos. "¡Tráeme algo más!" le ordeno, y Steve frunció el ceño.
"¡¿Pero que te pasa?!" le reclamo.

"¡Es tu culpa!" Le dijo luego, "Si llego a enfermar es tu culpa. Mínimo podrías conseguirme algo rico para comer."

"No tenias porque tirar la sopa." Le volvió a recriminar, de pronto sintiéndose culpable.

"Nu tinias puque tirir li supia." Le imito burlescamente. "Y tu me tiraste a mi al agua. Estamos a mano."

Su tono denotaba no solo la molestia, pero también condescendiente con él. Steve quería gritar, tirarle el plato de vuelta, ponerlo a limpiar el piso con su propio cepillo de dientes, pero nada de eso seria productivo. Así que se limitó a levantar el plato y caminar a la cocina. De reojo pudo ver como Tony sonreía triunfante, pero solo puso el trasto aquel en el pequeño lavaplatos y tomo unas cuantas hojas de papel toalla.

"Vas a tener que limpiar eso." Le dijo, soltando sobre su regazo aquello y caminando hacia la habitación para prepararla para la noche.

Por supuesto que media hora mas tarde se dio cuenta que Tony no había limpiado nada, en realidad lo encontró sentado en el sofá con el paquete de galletas y un bote de helado. Se había comido todas las galletas y la mitad del helado, y estaba profundamente tranquilo viendo el techo.

El enojo de Steve incrementó, pero no quiso pelear. Simplemente tomo las hojas aquellas y se puso el mismo a limpiar. Cuando estaba por terminar Tony paso a su lado y se encerró en la habitación.

Steve suspiro. Lo mejor sería, pensó ilusamente, darle tiempo al muchacho para calmarse.

Esa noche tuvo que dormir en el sofá, Tony había trancado la puerta y por más que le exigió que le abriera cayo en oídos sordos.

El día siguiente fue similar a la noche anterior. Le pregunto a Tony, en un intento de encontrar paz, si quería ir a caminar por los alrededores, este le dijo que no. Cuando se sentó a su lado, Tony se levanto y le dijo que mejor iría solo a caminar.

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