Lazos

VIII. La Mañana Siguiente

Perdon por la tardanza, y gracias por todos us lindos y hermosos comentarios!! 

Espero que lo disfruten! 

VIII. La Mañana Siguiente

Tony le había llamado papá. Papá, así, ni más ni menos. No había sido una variación, o una mofa, o con sarcasmo. Era un papá sentido, del corazón, y todo lo que el hombre pudo hacer fue abrazarle con aun mas fuerza, mecerle y besar su frente mientras lagrimas corrían por sus mejillas.

Siempre había pensado que el joven necesitaba una buena zurra, pero siempre había pensado que no había nadie con la autoridad para hacerlo. Ahora, sabiendo que era el padre del muchacho, y habiéndole quitado su habilidad para sentarse pro al menos unas horas se daba cuenta que lo que Tony necesitaba no era mas que amor, cariño, y paciencia...mucha paciencia.

"Ya, hijo...ya, mi sol." Le dijo, para tratar de acallar el llanto del menor, que lloraba como si no hubiera mañana. Steve sabía que el castigo había sido algo fuerte a pesar de que no había utilizado siquiera un cuarto de su fuerza. Podría decirse que en realidad trato de no utilizar su fuerza y asegurarse que el castigo fuera solo eso, un castigo.

Le meció, le sostuvo, le arrullo, beso su frente, cachetes, y cabello, le sobo su espalda, simplemente hizo lo que su madre había hecho con el muchas veces después de un castigo, y mientras lo hacia su corazón se rompía en mil pedazos. Cada sollozo e hipido era una daga a su corazón. Jamás imagino que aquel viejo dicho de "me duele mas a mi que a ti" fuera verdad. Para el esa era una mas de las tantas mentiras que los padres les dicen a sus vástagos, justo al lado de Papá Noel y la cigüeña.

Ahora inclusive dudaba acerca de si Papá Noel era real o no, porque ese dicho no era mas que la absoluta verdad. Pasaron varios minutos hasta que finalmente, después de mucho llanto Tony se fue calmando.

Su llanto disminuyo, pero no el agarre sobre su camisa. Este seguía siendo tan fuerte como al principio, sino es que aún más. Aun el mas ciego de todos podría ver que el muchacho no estaba listo para ser movido, y aunque su espalda ya dolía un poco, y una de sus piernas empezaba a mostrar un incómodo hormigueo, el soldado de acero hizo lo que todo soldado haría. Se quedo en su lugar no importando las incomodidades de su cuerpo.

Fueron alrededor de diez minutos después cuando Steve supo que Tony dormía. Fueron sutiles cambios como la respiración del niño, el flojo agarre de su camisa, pero sobre todo el peso muerto sobre él. Suspiro, viéndole nuevamente.

Tony se miraba aun mas joven de lo que ya era, o talvez era la inocencia que irradiaba al dormir. Estaba tranquilo, en realidad Steve no recordaba la última vez que había estado así. Le reacomodo en sus brazos y se encamino a la habitación. Tony no se movió más que para soltar un pequeño quejido para luego esconder su rostro en su pecho.

Papá. La palabra retumbaba en los oídos y mente del soldado. Tony le había llamado papá y había sido una de las experiencias que recordaría hasta dar su ultimo respiro. Tony era su hijo, y el era el papá de Tony.

Esos pensamientos le pesaban tanto en su mente que no se percató que había estado parado junto a la cama del menor sosteniéndole en brazos. Con la mayor de las suavidades, acostó a su hijo para luego taparle con la colcha. Después de todo, aunque la cabaña aquella tenía buena calefacción las noches eran frías.

Observo mesmerizado como Tony se acomodó un poco más, abrazando la almohada hacia él, su boca abriendo y cerrando como si fuera un pececito para luego dar pequeños y casi inaudibles ronquiditos.

Le reacomodo el cabello y luego le dio un beso en la frente. No recordaba haber hecho eso antes con nadie, pero se sintió tan bien en hacerlo con su hijo. Se prometió hacerlo todas las noches de ahora en adelante. Darle un beso en la frente para desearle dulces sueños, así como su madre había hecho con el durante toda su infancia y de ser posible guardar su sueño.