IX. La Visita

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Una disculpa a todos. He intentado actualizar todas mis historias pero ha sido una locura. 


Mi trabajo me mantiene del pelo, mi computadora decidió que ya quería vacaciones permanentes y tuve que comprar una nueva. Gracias a Dios no perdí nada de mis cosas. Y luego pues...que difícil es ser adulta y que tu tiempo ya no sea de uno. 

Aquí estoy, en mi cocina a la media noche publicando esto para que nadie me interrumpa! Déjenme saber si les gusta o no este capitulo! Espero leer sus comentarios!


IX. La Visita

El día anterior había sido una locura, y este aparentaba ser bueno...o así lo quería ver el Capitán de América. Luego de un cuantioso y delicioso desayuno, habían salido a caminar a los alrededores de la cabaña.

El sol brillaba fuertemente, pero a pesar de esto se sentía un viento frio. Era evidente que el invierno se acercaba.

Aun así, un silencio amigable estaba entre ambos. Tony parecía estar completamente relajado, en realidad le recordaba de un pequeño cachorro, hiendo de un lado a otro cuando algo le llamaba la atención.

Hablaba constantemente, aunque Steve debía aceptar que no parecía estar hablando castellano o ningún otro idioma que pudiera entender. Admiraba la inteligencia de su hijo, pero también le intimidaba darse cuenta que estaba a años luz de poder mantener una conversación de algo que talvez pudieran ambos entenderse.

Por la tarde salieron a recuperar el auto que Tony había "prestado", con este ofreciendo una pobre disculpa pero que Steve decidió ver como un logro. Después de todo, Tony no era una persona muy fácil de llevar. El hecho de que, a pesar de la noche tan pesada que habían tenido, estuviera de tan buen humor era ya una grata sorpresa para el mayor.

"Tengo hambre." Dijo el muchacho, minutos antes de llegar a la cabaña. "Hubiéramos comido en el pueblo."

"Comimos el almuerzo en el pueblo, hijo." Le recordó Steve, tratando de no rodar sus propios ojos.

"Pero eso fue hace mucho." Le dijo con toda seriedad, obviando el hecho de que apenas habían pasado unas dos horas, tres a lo máximo.

Con una sonrisa mientras aparcaba el auto, el mayor respondió. "No te preocupes, solo dame una o dos horas y te hare algo de comida."

Como toda respuesta, Tony puso una mueca y soltó un muy elocuente, "Puuaaaj," mientras se desabrochaba su cinturón y bajaba del auto.

"¿Que tiene de malo mi comida?" Pregunto Steve bajando del auto sin perder la sonrisa en su rostro.

"Pues...¡que es muy sana!" Le dijo el menor como si fuera obvio. "La comida para que sea rica debe ser chatarra."

"Comes mucha comida chatarra." Le recalco Steve, "No es sano."

Tony puso sus ojos en blanco, pero antes de que el pudiera decir uno de sus tantos comentarios sarcásticos, una nueva voz los interrumpió a ambos, sorprendiéndoles por igual.

"Supongo que entonces no aprobaras de mi pequeño regalo."

La pelirroja, usando un simple pantalón de mezclilla, botas, y un abrigo negro estaba sentada cómodamente frente a la puerta de ellos, una bolsa de papel café sobre sus piernas con el famoso logo del rey de las hamburguesas.

"¿Esas son para mí?" Pregunto feliz el menor, casi trotando hasta donde estaba la mujer.

"Unas son para tu padre, y si no te importa, otra para mí. El resto son tuyas." Le dijo la mujer, tendiéndole la bolsa. "Aunque ya están frías."

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2022 ⏰

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