Padfoot y su maestro de pociones

6.- Un castigo y una broma

Canuto yacía junto al fuego sobre una manta de piel negra, estaba lleno de un gran desayuno y estaba pensando en lo que había visto el día anterior. Severus Snape estaba consolando a un Gryffindor, Neville Longbottom que se había peleado con Draco Malfoy quien había insultado a sus padres y declarado cruelmente que merecían lo que les había pasado. Draco había pasado la noche en la enfermería después de que Neville terminara con él y ambos chicos recibieron cuatro detenciones con los cuatro jefes de casa. Sin embargo, eso no fue lo peor, Canuto se despertó cuando el fuego se encendió en verde y Narcissa atravesó el fuego y se quedó esperando. Muy pronto su hijo muy pálido de cabello pálido fue conducido por Severus y el chico se puso aún más pálido. Canuto estaba completamente despierto ahora, conocía el temperamento de Narcissa y Draco estaba listo ahora.

– Estás en desgracia Draco – Narcissa dijo fríamente. – ¡Cómo te atreves a insultar al heredero de la noble casa Longbottom! –

– Él no es más que un sucio traidor de sangre y squib, consiguió lo que se merecía, me rompió la nariz, ¿dónde está papá? – Preguntó Draco.

– ¡No viene, es demasiado blando contigo y este asunto está más allá de él! – Narcissa dijo conjurando una silla, agarrando a su hijo por la oreja y sentándose y arrojando al adolescente sobre su regazo. – ¡Pagarás por esto y parece que aún lo necesitas mucho! –

– ¡Soy demasiado mayor para esta madre! – Draco dijo presa del pánico. – ¡Se lo diré a papá! –

– Olvidas quién soy, Severus la regla, por favor – Respondió Narcissa.

Padfoot fue y se escondió detrás del sofá mientras Narcissa se ponía a trabajar en el trasero vestido del niño. Draco aulló y trató de luchar para liberarse, pero su madre no lo dejaba ir. Ella lo regañó mientras lo azotaba y finalmente todo lo que se pudo escuchar fueron los gemidos del chico. Una vez que terminó, Draco se bajó del regazo de su madre y las lágrimas corrieron por su rostro. ¡Era demasiado mayor para esto! Él era realmente lo era, ¿no? La regla dolía y era la primera vez que se usaba con él y se dio cuenta de lo enojada que estaba su madre, al igual que Canuto. Por supuesto que Narcissa estaba mostrando moderación ya que no había hecho lo que su propia madre haría, por supuesto que su propia madre lo habría elogiado por el mismo tipo de acciones que Draco había hecho.

– ¡Si deseas quedarte en Hogwarts, te disculparás públicamente con el Sr. Longbottom mañana o serás expulsado de esta escuela! – Narcissa dijo. – ¡Y tu padre no tiene nada que decir en esto! –

– No te das cuenta de lo lejos que has pasado de la línea – Severus dijo, se había acercado al chico insultando al chico Longbottom y había ayudado a detener la pelea, pero al final no estaba feliz. – El Sr. Longbottom podría exigirle un pago a usted, a su madre y a su padre por lo que hizo su tía, ¿De acuerdo? ¿Entiendes? ¡Tu tía torturó a los padres de ese chico hasta el estado en que están ahora, tus acciones te ponen a ti en la misma luz que ella y ella no es más que una perra asesina cobarde! –

– No insultes a las perras Severus, ni siquiera es tan buena como una de esas – Narcissa dijo. – No tienes permitido ir a los dormitorios, te quedarás aquí, espero que el Sr. Longbottom acepte tu disculpa –

Con eso ella se fue y Severus se aseguró de que Draco no pudiera salir de sus habitaciones (tomando su varita también) y después de acariciar a Padfoot se fue a cenar. Draco se acurrucó en el sofá y sollozó, y Canuto se arrastró hasta el sofá y sacó una cabeza pesada sobre su pierna. Draco lo miró y Padfoot se acercó más y Draco lo abrazó y sollozó en su piel. Canuto podía sentir el remordimiento del niño y extendió la mano y lamió las lágrimas del niño. Su primo se había equivocado, pero él no era un caso perdido, no si podía sentirse tan mal por sus acciones (Canuto podía decir que sí) y dejó que el niño se acurrucara con él y pronto tanto el perro como el niño se durmieron profundamente.