¿Es Usted La Señorita Evans?

Capítulo 7

Fleur de Lis

Una vez leí que el amor es una palabra de dos sílabas, dos consonantes, dos vocales y dos idiotas o tal vez tres. El regente del infierno y yo no podemos estas más de acuerdo...

Sabes que el tiempo vuela cuando no te das cuenta que ya estás en primavera. Era mayo, habían pasado 3 meses desde que había vuelto a hablar con Tyler, como prometió me dejó en paz, de cara para afuera me trataba como una conocida más, con total indiferencia, sin embargo, muchas veces lo caché observándome casi que acechandome, en su mirada se leía como me decía que me esperaba, era bastante inquietante.

Durante esos meses, Tyler agotado de la insistencia de una joven inexperta, había abandonado o como nosotros decíamos «Desechado» a Nataly, su excusa «la intensidad no le hace bien a nadie» lo cierto era que el rompecorazones se había interesado por una dos años más joven, y como buen cazador fue directo por ella. En cuanto a Nataly, bueno no se puede tener odio por alguien que llora desconsoladamente en el baño durante una hora, ¡pobre chica!.

La vida de zorro de Tyler no era la única novedad durante esos días. Como es natural, cuando llega la primavera las hormonas hacen acto de presencia y en este caso tuvo fuerte impacto en cierta dama que por fin había sucumbido en los encantos de un enérgico e insistente Henry. Era gracioso observar a una Arisa cabreada y sonrojada, detestaba que el tema se mencionara, pero la verdad era que el tema era una fuente inagotable de burla para Noah y para mí. Ambos fuimos testigos de un no muy discreto beso en una salida en grupo al cine, vaya si hasta casi los sacan, desde entonces están juntos y nadie se atreve a preguntar el cómo y sobre todo ¿qué ocurrió con su ex novio?.

En cuanto a Noah, había cumplido su palabra, no me presionaba, fluiamos juntos, como la corriente de un río calmo que sabe que no tiene que llegar a ningún lado. Sin embargo, las palabras de Tyler aún me rondaban por la cabeza «Noah no es un santo». Tal vez esa pequeña duda era lo que me impedía por fin decidir si realmente lo quería.

Mientras recordaba todo lo que había ocurrido en los últimos meses, siento los labios de Noah sobre mi cien — ¿Qué opinas? —lo observe como si le hubiera crecido un tercer ojo —¿de qué hablas? —comenté confundida. —¿Donde tienes la cabeza pequeña? Estábamos hablando de nuestro puesto, recuerda que en unos días es la presentación por puestos y debemos decorar el nuestro, te decía que quería colocar girasoles como decoración ¿Estas de acuerdo? —Dios mi mente estaba ida por completo. Recuperándome, contesté —Me encanta, amo los girasoles y combinarán perfectamente con el Azul. —Si, será como tener el sol, el mar y el amor en un solo lugar. —de inmediato me tensé, aunque trate de disimular lo más posible, no era la primera vez que hacía comentarios alucivos al amor y últimamente eran mas frecuentes y directos. Rayos! Era demasiado pronto, la palabra «amar» en mi mente era una palabrota que no debía ser usada. Como siguiendo el hilo de mis pensamientos Noah se echo a reír y se fue a la barra a pedir otra coca cola para mi. Estaba segura que él sabía sobre mis reservas sobre aquella mítica palabra.

Al volver, me entrega una Coca cola helada, Uff estaba muy enganchada con esa bebida, cafeína y azúcar unidas en un solo lugar, no podía pedir más. —Hey! Se que estas en tu nirvana personal, pero baja a la tierra. —dice Noah con una media sonrisa, le encantaba mi pequeño delirio de bebidas favoritas por cambio de estación, en verano, sería jugo de durazno. —Te decía que mañana no iré a decorar —mi sonrisa se esfumó. Este idiota me abandonaba para hacer quien sabe que y justo el día de mi cumpleaños, será gilipollas el amigo. —tengo unas cosas que hacer, prometo llegar temprano el viernes para la presentación.— dijo con voz despreocupada. En cambio yo estaba que trinaba, sin embargo, no iba a demostrar que estaba dolida. —Perfecto, pero no quiero quejas cuando lo veas todo listo, pierdes tu voto a decidir si no ayudas a decorar.