El Encargo Lunar

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— Ya veo, usaste el hechizo de "Purificación de los Cerezos", un hechizo que solo las Mikos pueden utilizar — Comentó Jihyo detrás nuestra

— ¿Purificación de los Cerezos?, Señorita Jihyo, ¿De que están hablando? — Pregunté

Cada día que paso en este mundo entiendo menos las cosas que suceden aquí

¿Por qué no puedo tener una vida normal como cualquier otra persona?

— Verás, esas flores que tiene por ojos, son contenedores de poder divino de los dioses de Munkata, el hechizo de "Purificación de los Cerezos" funciona para limpiar la Flor de toda corrupción acumulada en ella por el paso de los años — Nos explicó Jihyo

— Me sorprende que una Maga como tú conozca ese hechizo — Comentó Tzuyu — Pero bueno, los dioses pasan tanto tiempo cuidando de los humanos y la tierra pero nadie los cuida a ellos, los sentimientos negativos, el paso del tiempo, la soledad y ver cómo muchos de sus compañeros o amigos murieron en las diferentes guerras de Munkata, hace que dentro de ellos se acumule una corrosión que los mata o en su defecto los pone en contra de todos, muchos logran sobrevivir a la corrosión pero muchos otros... No lo hacen — Contó Tzuyu

— Ni siquiera los dioses son perfectos, los humanos al ver a alguien superior que ellos, deciden llamarlos dioses o seres perfectos, pero en realidad incluso ellos tienen sus propios problemas — Está vez fue Mina quien habló

— Pero y entonces... ¿Cómo es que aún con esa corrosión siguen cuidando de los humanos y las criaturas de estas tierras? — Cuestioné asombrado

— Es simple... Es su deber y morirán cumpliendo su deber — Hablo Tzuyu

Creí que, los dioses al ser las entidades más poderosas de Munkata, serían seres libres, vagando y disfrutando de su vida en estas tierras

— Tzuyu... Tus diosas... ¿Cuál es su deber? — Pregunto Kaede

— Mis diosas... Son las encargadas de cuidar la frontera entre Munkata y la Tierra de los humanos — Respondió Tzuyu

Di un suspiro y mire a Tzuyu a los ojos

— Mira, no quiero ofenderte pero no me interesa el trabajo de tus diosas, ¿yo solo quiero saber por mi ojo y el de mi hermana ahora son rojos y tienen números romanos y manecillas con si fuera un reloj real? — Pregunté seriamente

— T/N tranquilizate — Fue lo único que dijo Mina

— Pero Señorita... *Suspiro*, Esta bien, siento mucho el haberme exaltado, no volverá a suceder — Comenté junto a una reverencia

— Ahora, Tzuyu quiero que me digas exactamente lo que le hicistes a mis subordinados — Dijo Mina con una mirada fulminante hacia Tzuyu

— Joven vampira no se preocupe, no les hice nada malo, solo les ayude con sus poderes, ahora ellos con sus ojos podrán detener el tiempo a su antojo durante el tiempo que quieran sin limitaciones —

— ¿Detener... El tiempo? — Susurré lo más bajo posible

Tomé la mano de mi hermana y nos alejamos un poco

— Kaede, a la cuenta de tres, chasquea los dedos junto a mi, ¿esta bien? — Le dije con tono bajo para que no nos pudieran escuchar

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